Roger Federer se ha alzado con el título del ATP 500 de Basilea después de derrotar a Juan Martín del Potro por un ajustado 6-7 6-4 6-3 en dos horas y 31 minutos de dura batalla para sumar su séptimo título en el torneo suizo y su séptimo de la temporada.

El partido daría comienzo con un Federer que parecía continuar la inercia de su partido de ayer ante David Goffin y empezaba arrasando, rompiendo el servicio del argentino nada más empezar. Sin embargo, se atisbaba que hoy no iba a ser un paseo militar y del Potro le recuperaría el break a continuación, tras un juego desastroso del suizo. Con el trascurso del set, Federer iba manteniendo con relativa comodidad sus juegos de saque y se le sucedían las oportunidades al resto sin poderlas aprovechar. En el noveno juego, finalmente acabaría rompiendo el saque del tandilense pero, extrañamente, Federer realizaría un juego muy malo con su saque para dar vida de nuevo a del Potro y permitirle igualar a cinco. El tie-break no iba a ser diferente al resto del set, de nuevo la locura iba a imperar junto a la falta de control de la situación. Federer comenzó arrasando para situarse con un cómodo 3-0, inexplicablemente se pasaría a un 3-6 para el argentino tras un increíble bajón del suizo. Roger tiraría de orgullo para ponerse 5-6 pero acabaría cediendo el set tras un gran servicio del argentino.

Federer, frustrado ante la incapacidad de convertir oportunidades

Tras perder el primer set, el helvético se mostraba muy expresivo e irritable. Algo muy extraño en él e incluso golpeado la red con su raqueta y quejándose en voz alta y con un rostro que denotaba mucha presión y tensión.

En este set fue del Potro el que tuvo una oportunidad de oro para llevarse el partido, y es que, dispuso de una bola de break para situarse con 4-2 y saque que conseguiría solventar el actual número dos del mundo, aunque cometiendo hasta tres dobles faltas en el mismo juego, algo que sin duda es muy difícil de recordar en el maestro suizo. 

En este contexto Federer conseguiría llega al 5-4, y de repente, todo cambió al instante. Roger se empezó a soltar más y a jugar con una mayor tranquilidad y el respetuoso público de Basilea, por primera vez metió presión a de Potro celebrando sus fallos y durante el saque. No fallaría el tenista de Basilea para aprovechar su segunda bola de set tras una impresionante recuperación que forzó un error de derecha del argentino para igualar a un set iguales el partido.

Cambio drástico en el tercer set

En el inicio del definitivo tercer set del Potro consiguió romper el saque de Federer nada más comenzar, pero este ya no era el Federer frustrado y tenso por jugar ante su público y que ya había cedido en 2012 y 2013 la final ante su mismo rival, era el mejor Federer. Inmediatamente recuperaría el servicio y rompería nuevamente a Delpo para situarse con 4-1 a su favor. El argentino parecía que empezaba a acusar la carga de partidos que había tenido en las últimas semanas y cada vez conseguía hacer menos daño con sus golpes a un Federer que por primera vez se encontraba cómodo en el partido. No habría contratiempos al servicio para ambos jugadores y se llegó al 5-3, momento en el que el suizo levantó un 0-30 para llevarse el partido y sumar así su octavo título en casa.