Gran Superclásico nos brindaron Boca Juniors y River Plate. Sin lugar a dudas, el mejor de la última década. Entre otras "deudas" cumplidas, cabe destacar el gran partido de jugadores como Carlos Tévez Rodrigo Bentancur, en la visita, y de Andrés D'Alessandro, en los dueños de casa, siendo protagonistas de episodios más bien negativos desde lo futbolístico en los últimos tiempos. 

El partido comenzó con ya una tendencia a la posesión por parte de Boca, que esperaba el apuro de River para asistir a sus delanteros, muy rápidos, con pases entre líneas. Con jugadores de buen pie como Bentancur, Pablo Pérez, y sobre todo Fernando Gago y Tévez, la velocidad de Cristian Pavón y la viveza de Walter Bou eran un peligro constante para el elenco local. De hecho, a los 13 minutos, ya ganaban 1-0 con gol de este último tras una gran jugada individual y excelente pase entre líneas del Apache. Antes de eso, un pase del mismo ex Juventus había dejado mano a mano a Pavón, pero Augusto Batalla le ahogó el grito. 

Antes del primer tanto del partido, el Millonario había amenazado con dos remates del Pity Gonzalo Martínez y Andrés D'Alessandro, y con un taco de Lucas Alario. El quiebre, justamente, fue ese gol, ya que River se fue quedando y Boca creció, con un Bentancur más seguro (previamente había cometido muchas infracciones) y con Pavón más cerca de los centrales para arrancar las jugadas.

Sin embargo, lo más claro de lo que quedaba del primer tiempo iba a ser para los del Muñeco Marcelo Gallardo: cuando parecía que todo estaba controlado para los dirigidos por los Mellizos Guillermo y Gustavo Barros Schelotto, que parecían estar más cerca del segundo que sus rivales del empate, un centro de D'Alessandro encontró mal parado a Gino Peruzzi, que despejó mal y de cabeza directo a la posición de Sebastián Driussi, que sacó una volea perfecta para decretar el 1-1 parcial. 

Como si esto fuera poco, luego de algunos contraataques desperdiciados por el Xeneize, River se despertó del todo: tras un gran centro, Lucas Alario conectó de cabeza para poner el 2-1 que le daba la victoria al conjunto de Gallardo. 

En el segundo tiempo, parecía mantenerse lo que se daba en el final de la primera etapa, con un local agresivo y Boca muy desordenado. Pasaban los minutos y parecía que no iba a cambiar la línea del encuentro, hasta que el Muñeco se equivocó: sacó a D'Alessandro para darle lugar a Iván Rossi, quitándole a su equipo el motor principal y dándole a Gago la libertad que no tenía en los primeros 45 minutos.

Para colmo de males, llegó el empate de Boca por otro error propio de River, pero esta vez de Batalla, que estaba teniendo una gran tarde. Sobre la hora de partido, una pelota muy alta quedó dividida y el arquero salió rápido a cortar, pero su despeje golpeó en el cuerpo de Tévez, que definió con el arco vacío.

A partir de ahí, el juego se hizo más friccionado, pero Boca fue creciendo, recuperó la confianza y, de la mano del Apache Tévez, fue recuperando su forma. De hecho, a los 81, fue él mismo quien le dio la victoria a su equipo: tras la entrada de Ricardo Centurión, que le dio mucho más desequlibrio al ataque xeneize, el ex Racing Club comenzó a apilar hombres por derecha y asistió a Pavón, quien, en lugar de rematar al arco, le cedió la posesión al '10', que definió de forma exquisita al palo más lejano del arquero, impactando la pelota en él y convirtiendo un auténtico golazo. 

Boca comenzó a replegarse más y más a partir de ahí, dejándole el manejo del balón a su rival, que no era preciso. El partido se definió en la última jugada, con un saque largo del debutante Axel Werner para Centurión, que le ganó la dividida a su marcador, enfrentó a Batalla, lo superó con una vaselina y, de cabeza, puso el 4-2 final.

Así, con una gran muestra de fútbol por parte de ambos equipos, el Superclásico fue para Boca Juniors. De yapa, el Xeneize ganó los tres clásicos que se le presentaron al hilo (2-1 a San Lorenzo en el Nuevo Gasómetro, 4-2 a Racing en la Bombonera y este 4-2 a River en el Monumental). Con este resultado, y esperando el resultado de Estudiantes de La Plata, el equipo de los Schelotto es puntero del torneo de Primera División y va cerrando el año de gran manera.

Por su parte, River pierde el primero de sus dos objetivos para esta semana, pero aún le queda el mayor: la final de la Copa Argentina ante Rosario Central, el jueves. De ganar, se clasificaría a la Copa Libertadores 2017 y, en cierto modo, "salvaría el año".