La derrota de ayer por la tarde ante el Lanús de Jorge Almirón no fue una más. Fue la tercera en el Presbítero Bartolomé Grella, el estadio donde han llegado a caer equipos grandes, donde Patronato se fue haciendo respetar en todas las categorías, incluyendo la Primera División.

Los jugadores, cuerpo técnico e hinchas reconocen que Patronato ya no es el mismo hace varias fechas. La irregularidad llegó para quedarse. El buen trato con la pelota desapareció, el orden defensivo no aparece, un equipo de memoria o con suerte de una modificación ya no se ve. Todo esto son factores que a la larga suman para visualizar el contexto en el que ha caído Patronato en condición de local.

Uno está acostumbrado a escuchar que “¿Vas a jugar con Patronato en Paraná? Tengan cuidado con ese equipo que en su cancha se hace fuerte”. Hoy eso cambió rotundamente. El equipo ya no tiene la ideología futbolística de hace tiempo y eso hace pensar que ya es tiempo de renovar. Renovar en el sentido de que Rubén Darío Forestello deje la institución. Ayer la gente dio su veredicto y tanto el DT como los jugadores saben que no están haciendo bien las cosas y los simpatizantes del Patrón ya perdieron la paciencia.

Por eso, la dirigencia ya estaría planeando, en caso de mantener o no la categoría, buscar un nuevo técnico que ponga a Patronato en buen funcionamiento como lo hizo durante un momento del campeonato donde hilvanó grandes victorias y actuaciones.

De todas formas, hoy el problema principal pasa por recuperar la memoria y hacerle sentir a cada rival que visite el Grella la presión. Tiene que volver lo más pronto posible a ganar en su cancha para ganar puntos para el promedio, la tabla y lo más importante, recuperar el respeto de todos los clubes siempre que vengan al Grella.