A la breve trayectoria en la NBA de Cameron Payne ya la atosigan los problemas físicos. Un verano gastado en rehabilitarse de una fractura del quinto metatarsiano del pie derecho le sirvió de poco al base de Oklahoma City Thunder. Este martes sufrió una lesión idéntica, producida por un golpe durante el entrenamiento. El entrenador Billy Donovan aún no sorteó el impacto de la salida de Kevin Durant, la estrella del equipo junto a Russell Westbrook, que ya deberá elucubrar sistemas para suplantar al MVP del All Star en sus minutos de descanso.

Para Payne y los médicos del Thunder, los tiempos de recuperación que demandará la fractura son inciertos y rondan entre seis y ocho semanas. Lo que describe una verdad y es que el joven de Memphis, quien desde que fue elegido en el Draft de 2015 ha jugado 67 partidos, se perderá el inicio de la temporada regular. Previamente a la elección de las franquicias, el guardia también se quebró. Esa vez fue el dedo anular de su mano izquierda, mientras disputaba un entrenamiento con la Universidad de Murray State frente a los Denver Nuggets, pero no le ocasionó mayores dificultades.

Sus 22 años proyectan un horizonte esperanzador. Pese a las turbulencias entendibles de un Rookie en el juego de su temporada pasada (promedió 5 puntos, 1,5 rebotes y 1,9 asistencias en 12,2 minutos por encuentro), fue seleccionado por su gracias al desempeño ascendente que logró en la Ohio Valley Conference, donde fue elegido como el baloncestista más valioso del año. En Oklahoma lo consideran pieza esencial del futuro del plantel que liderará Westbrook. Los más pesimistas esperan que este no sea otro caso en el que los daños corporales evitan la explosión de un talento. Una pronta y progresiva mejoría en el pie de Payne despejará todo tipo de dudas.