Con sólo 26 años, John Degenkolb ha sido uno de los nombres propios de la temporada 2015 consiguiendo la Milan-San Remo y la París-Roubaix. A esto hay que sumarle una victoria de etapa en la Vuelta a España, dos etapas en la Bayern Rundfahrt y otra en Dubai.

Siempre a la sombra de los numerosos triunfos de su compatriota Kittel sus victorias eran minusvaloradas pero este año sin la presencia en carrera de su compañero Degenkolb ha dado un paso adelante y ha demostrado que no es un sólo un velocista. Su inteligencia y sus características encima de la bici le han llevado a encarar un nuevo objetivo: Las clásicas.

Inicio discreto

La temporada comenzó con el Dubai Tour dónde en la tercera etapa llegaría su primera victoria batiendo a Valverde y Lobato. Además terminaría segundo en la general. Tras correr en Murcia y Andalucía consiguiendo dos segundos puestos disputó su primera carrera World Tour, la París-Nice, en la que un tercer puesto en la segunda etapa fue su mejor resultado. Fue la última carrera antes de empezar el mejor mes de su carrera.

El 22 de Marzo John Degenkolb estrenaba su primavera con un gran triunfo en San Remo en el que volvió a demostrar su gran inteligencia encima de la bici esperando el momento justo para lanzar el sprint superando a Kristoff y Matthews. En una Milan-San Remo marcada por las caídas el alemán tuvo la suerte de poder evitarlas y después, a la hora de la verdad, se mantuvo agazapado a rueda de sus rivales si gastar más de lo necesario para aguantar en el grupo cabecero y en los metros finales protagonizar una gran remontada por el centro de la carretera aprovechando que Kristoff lanzó el sprint desde lejos. De esta manera el ciclista del Giant consiguió el primer monumento de su carrera dentro de una temporada que nunca olvidará.

Rey del infierno

Llegó el pavé y las sensaciones no eran buenas en Harelbeke. Finalizó vigesimoquinto y en la Gante-Wevelgem abandonó pues las impresiones no eran las mejores de cara a las grandes clásicas del pavé. En el Tour de Flandes no pudo meterse en los cortes buenos y encabezó el grupo perseguidor pero no tuvo opciones de luchar por la victoria.

John Degenkolb se convirtió en el primer alemán en ganar la París-Roubaix al ser el más fuerte de un grupo de siete. Tras ser segundo en 2014 el corredor del Giant encaraba la París-Roubaix con el objetivo de llevarse su segundo monumento en menos de un mes y volvió a hacer gala de su inteligencia y serenidad encima de la bici. A pesar de no partir entre los grandes favoritos para llevarse el triunfo final no se escondió y se mostró muy activo durante toda la prueba. Fue a falta de once kilómetros cuando, con la ayuda de un compañero, se acercó a los hombres de cabeza. Un último arreon le llevó junto al dúo de cabeza donde se vió sólo en los relevos y no pudo evitar que el grupo perseguidor les cazara. A partir de ahí, se tomó un descanso tenso sin entrar a los relevos pero atento en todo momento y así llegaron al velódromo. Degenkolb aprovechó su potencia en los últimos 100 metros para llevarse la carrera.

Conseguir dos monumentos en la misma temporada está al alcance de muy pocos ciclistas y Degenkolb lo ha conseguido en un año que podría haber sido dífícil para su equipo sin los resultados que todas las temporadas les ha dado Kittel. Las claves del éxito del alemán no son otras que conocer sus límites, colocación en carrera, ahorrar energía y potencia. Con estas características el futuro de John Degenkolb es ser uno de los referentes en las grandes clásicas del calendario mundial y ya ha demostrado de sobra que está capacitado para coger ese papel.