La vuelta a la normalidad en Inglaterra tras el parón de selecciones llamó a primera hora a Liverpool y Watford. Dos equipos que pelean por situaciones muy distintas, pero necesarias y tres puntos vitales en la carrera por el título de liga y el descenso.

El Liverpool apostó por no arriesgar con Alexander-Arnold. Joe Gomez ocupó su lugar. Roberto Firmino y Diogo Jota se impusieron a Sadio Mané y Luis Díaz, mientras que en el centro del campo Curtis Jones acompañaba a Thiago y a un Henderson que hizo de Fabinho.

Sin Mané, pero con Sarr en el Watford, que dejó en el banquillo a Emmanuel Dennis para confiar en el buen estado de forma del Cucho y João Pedro. Roy Hodgson sacó toda su artillería bajo su clásico 4-1-4-1 para combatir contra todo un Goliat. 

Sarr y un Watford enchufados

Los hornets sorprendieron con su presión inicial. Con una línea muy adelantada, corrían en masa a por jugadores como Salah para impedir que el egipcio tuviese segundos para pensar. Se notó que los visitantes tenían ganas de morder, mientras que a los reds les costó entrar en sintonía tras volver de la jornada internacional.

Se extrañaba la intensidad propia de una jornada de Premier LeagueDe campo a campo, cada balón disputado parecía el último. La primera ocasión la tuvo Ismaïla Sarr en un desajuste entre Van Dijk y Robertson. El senegalés aprovechó el despiste para lanzar una volea que salió por encima del travesaño. Minutos después, lo intentó el Cucho a balón parado, precisamente  la especialidad del Liverpool gracias a Alexander-Arnold y compañía.

Roy Hodgson planteó el encuentro de forma sensacional. Con toda la banda derecha del 'Pool para Mo Salah, atacar por ese costado supone tener a Joe Gomez bien atento, por lo que Robertson acabaría más liberado gracias a la vigía de Van Dijk. Ahí estaría Sarr para atacar siempre que pudiera, experto en provocar disgustos en Anfield.

Sarr fue de lo mejor del Watford / Foto: Twitter @WatfordFC
Sarr fue de lo mejor del Watford / Foto: Twitter @WatfordFC

Diogo Jota al rescate

Pero cuando menos te lo esperas, el conjunto de Klopp te anestesia. Cuando mejor estás, te  condena. Y eso le pasó al Watford. Kucka falló un mano a mano ante Alisson para recordar que el Liverpool tiene un escudero que pone la calma en la guerra y, en la siguiente jugada, Diogo Jota puso el 1-0. Joe Gomez se vistió de Alexander-Arnold para poner un centro excelente que conectó el luso sin problemas.

El gol pesó muchísimo en ambos equipos. Sirvió para que el Liverpool se soltase, mientras que cambió la ruta de partido de un Watford que se estaba mereciendo más. Fue un punto de inflexión para los reds, que estuvieron cerca de doblegar la ventaja en el 37'. Forster salvó un rechace en un barullo en el área que le volvió a quedar a Jota, pero el guardameta inglés se hizo gigante para mantener vivas las esperanzas de los hornets

La avispa desinfla su propio globo

Ni los gambeteos de Salah ni la insistencia de un Liverpool con hambre sirvieron para sentenciar en la primera mitad. De menos a más, con un 70% de posesión y con un Thiago Alcántara magistral, fueron desinflando a su rival con el paso de los minutos. 

Nada más comenzar la segunda mitad, Joe Gomez intentó emular el único tanto del choque con otro gran centro que acabó en saque de esquina. Tanto el inglés con la profundidad que parecía que no iba a sumar como Thiago con su impecable lectura de juego fueron las claves del encuentro para Klopp

El guion del Watford parecía haberse borrado tras el gol, con muchos apuros en la salida de balón y en conectar con los puntas. El asedio común del 'Pool' llegó más tarde de lo esperado, pero una vez que se enciende mantiene la llama por mucho tiempo. Lo intentaba Diogo Jota por tierra y aire, Van Dijk o Salah, pero no fue la mejor tarde de los reds, sin fluidez y sin la puntería que acostumbran.

Joe Gomez asistió a Jota para el 1-0 / Foto: Twitter LFC
Joe Gomez asistió a Jota para el 1-0 / Foto: Twitter LFC

Fabinho ofrece clases sobre penaltis

A partir del 60' fue cuando Klopp empezó a mover el banquillo. Primero con Fabinho, que entró para oxigenar el centro del campo. Minutos después, el alemán tuvo un buen gesto. Sadio Mané por Mo Salah, dentro del posible pique por la final de la Copa África y por la reciente derrota por el boleto a Catar. El egipcio no tuvo su mejor día, pero Klopp demuestra que en una mala tarde puede permitirse cambiar a su mejor jugador con el fin de mantener la buena dinámica.

Ya en el minuto 87', con dos equipos sin muchas intenciones de jugar, Stuart Attwell pitó un polémico penalti en un agarrón de Kucka a Jota. Fabinho, desde los once metros, puso el 2-0 definitivo con un lanzamiento imposible para Foster y sentenció un encuentro que se le atascó.

Victoria sufrida para un Liverpool que sigue sin saber cerrar los partidos. A la espera de saber el resultado del Manchester City, los reds son los nuevos líderes de la Premier League con 72 puntos, mientras que los hornets siguen en la decimoctava posición a tres para salir del descenso.