Ante un rival de la parte baja de la tabla, parecía ser el partido ideal para que los rossoneri cortaran su mala racha, sin embargo la poca idea futbolística mostrada y la expulsión tempranera de su capitán Leonardo Bonucci, le complicaron el trámite a los de Montella.

Son ya cuatro partidos consecutivos en Serie A en los que el AC Milán no ha podido sumar de a tres. Los malos resultados los alejan cada vez más de los primeros puestos. El proyecto de Montella se encuentra en su punto más crítico y necesitara  dar  resultados en los próximos juegos para seguir en pie. La sombra de Ancelotti empieza a cubrir a Vincenzo.

En un partido al que no le pasaba nada, el fichaje más caro del verano para los rojinegros, el capitán rossoneri y seleccionado nacional por la azzurra: Leonardo Bonucci, se volvió loco y en una jugada a balón parado, dejó a Rossi con un corte en la frente, luego de que le dió un codazo totalmente intencionado. Tras la revisión del VAR se decretó la expulsión del central italiano.

A partir de entonces el panorama se nubló para los locales. Si el equipo llegaba con la presión de ganar para sostener el proyecto, la expulsión del hombre experimentado del plantel los dejaba desubicados en la cancha. Montella tratando de componer en defensa hizo ingresar a Romagnoli sustituyendo a Cahalanoglu, quien era el que más lo había intentado hasta entonces.

Durante los primeros 45 minutos pasó poco o nada. Pese a que los de Vincenzo tuvieron la posesión la mayor parte del tiempo, poco pudieron hacer con el balón. Su principal línea de salida era Bonaventura quien hoy no andaba fino, sufrió demasiado el partido. Los repliegues del rival al momento de defender le complicaban la circulación al Milán que no encontró espacios. Claramente la salida del futbolista turco había sido un error. 

Aun con su poca claridad al frente y pese a tener un hombre menos, los locales lograron hacer tres disparos a portería, mientras que la visita solo tuvo una ocasión de peligro: un remate de cabeza de Rigoni que el arquero Donnarumma contuvo de buena manera.

En la segunda parte el Genoa parece se dio cuenta de que tenía en el campo un jugador más que el rival. Empezó a buscar con más ahínco la portería del joven Donnarumma. Esto rompió el partido, al menos por unos minutos, lo que también benefició al Milán que encontró ahora si los espacios para ser ofensivo. 

Los espacios estaban pero no el fútbol, los hombres de Montella estaban más que nublados. Kalinic se perdió una, cerca del final se encontró frente a Perín pero no hizo contacto con el balón. Del otro lado tampoco Lapadula pudo ser efectivo de cara a portería.

Termino siendo un partido infumable y aburrido en todos los sentidos. El Milán salió con más dudas que certezas y abucheado por su gente. 

La continuidad de Montella peligra más que nunca. Los puestos de arriba en la clasificación se empiezan a ver cada jornada más lejanos. Los malos resultados lo hacen tambalear y la necesidad de puntos apremia a los de San Siro. La figura del recién cesado Carlo Ancelotti se vislumbra como una opción interesante en caso de requerir un cambio de timón.

La próxima semana el calcio nos regala una fecha doble, los rojinegros enfrentaran a mitad de semana a el Chievo y el próximo domingo reciben a la Juventus, por su parte el Genoa se medirá al líder Napoli primero y después al SPAL.