Un espejismo. Así se podría calificar el juego del Racing en los últimos partidos después de ver lo sucedido en esta jornada en El Madrigal. El equipo montañés acudía tierras valencianas con la necesidad de ganar para abandonar los puestos de descenso de la Liga Adelante, pero en ningún momento dió la sensación de poder llevarse los tres puntos de vuelta para tierras santanderinas.

Ante la ausencia de Martí Crespí, Alejandro Menéndez se decantó por Héctor Yuste para cubrir esa plaza y devolvió del doble pivote a Andreu y Marcos Gullón, que tuvieron una presencia testimonial en el juego ya que las intenciones ofensivas del Racing se basaron en los desplazamientos en largo de los centrales para Koné y Juanmi, la punta de lanza del equipo. Este sistema no funcionó en absoluto y los atacantes racinguistas se dedicaron a correr detrás del balón ante un espectante Juan Carlos en la portería local.

El Racing era un juguete en manos del Villarreal. Los de Marcelino, que volvía a enfrentarse al equipo en el que consiguió sus mayores éxitos como entrenador, tenían el control absoluto del partido y ya en la primera mitad de juego debieron adelantarse en el marcador, pero el árbitro señaló fuera de juego cuando Gerard se encontraba en una posición perfectamente legal habilitado por Bocanegra. De esta forma se llegaba al descanso.

En la reanudación, el Villarreal no quiso esperar para adelantarse en el marcador. Uche se coló en el área racinguista y tras recortar a Bocanegra y quedar el balón suelto en el área, Moi Gómez se encargó de batir a Mario con un duro disparo raso. Corría el minuto 46 y el Villarreal confirmaba su dominio en el marcador. El gol fue un auténtico jarro de agua fría para el Racing, que se mostró inoperante desde este momento. 

El Racing empató el encuentro, pero el colegiado anuló el gol, esta vez la decisión era correcta, que había transformado Koné a la salida de un córner. Gai pudo empatar el encuentro en el descuento, pero su disparo ante Juan Carlos se marchó desviado.