La falta de efectividad y varios despistes defensivos condenaron al Sporting en su encuentro ante el Levante (0-3), que confirmó su gran estado de forma de la mano de Rubi y su gusto por el buen futbol. Los granotas, por tanto, se llevan un importante tanto moral ante uno de esos equipos "de la misma liga", sumando nueve puntos y sintiéndose fuertes para revertir la mala situación en la que se encontraban al comienzo de la  temporada.

Con las novedades de Sanabria, Fraile y Canella el Sporting trató de saltar al terreno de juego mordiendo en campo contrario, obstaculizando la creación de juego de los valencianos desde su mismo origen. El Levante, fiel al estilo de su nuevo técnico, combatió el entusiasmo asturiano con pausa y cabeza, hilando transiciones de una banda a otra y concediendo muy pocos errores. Con el encuentro estabilizado y ya superada la fase de tanteo, el Levante se encargaría de darle una marcha más al encuentro para adelantarse en el luminoso. Tras una emborronada acción en el área asturiana y una magnífica intervención de Cuéllar a cabezazo de Navarro, Deyverson, sin apenas oposición, cazaba el rechace para poner por delante a los valencianos. Duro golpe para el Sporting que, una vez más, se veía obligado a remar contracorriente.

El Levante se lleva un importante tanto moral ante uno de esos equipos "de la misma liga"

Cases y Mascarell brillaron en todo momento por su ausencia, regalando la medular a tres estilistas especialmente inspirados bajo el plomizo cielo gijonés. Morales, Rubén y Camarasa firmaron un notable partido, haciendo suyo el balón y regulando la temperatura del choque a su antojo. Fue el primero el que fabricaría el segundo tanto de los valencianos, botando una falta a escasos metros de la frontal y colocando la pelota muy cerca de la escuadra izquierda de Cuéllar. No se lograría evitar el gol pese a la gran estirada del extremeño, que lograría desviar el balón de su trayectoria gracias a una meritoria estirada. Feddal, aprovechando la indecisión de la zaga, fusiló a bocajarro ante la impotencia asturiana.

Cuando el descanso parecía asomar a la vuelta de la esquina, el Levante volvería a agolpear para cerrar definitivamente el partido. Sería de nuevo Deyverson, tras un mal rechace a la salida de un córner, el encargado de enganchar el esférico y desahuciar al Sporting de cara a los 45 minutos que quedaban por delante.

Jony falla y el Sporting se desespera

Con la machada frente al Granada en la cabeza, los de Abelardo saltaron tras la reanudación con la intención de complicar las cosas por necesidad y orgullo. Sin embargo, el gol se resistió en todo momento, pese a la insistencia de Halilovic por banda derecha y las eventuales internadas de Jony por el flanco contrario. Rubén, asimismo, se mostraría muy seguro justo después de haber pasado por una semana difícil, en la que se llegó a especular sobre su continuidad como titular.

El punto de inflexión llegaría de la mano de Jony, que ensombrecería su actuación al errar un penalty cometido por Toño en una de las aproximaciones locales. El chut, fuerte y colocado a media altura, se encontró a un inspirado Rubén, que leyó el disparo a las mil maravillas. Ni siquiera el rechace, que habilitó a Carlos Castro inmejorablemente dentro del área, resulto provechoso. La portería se le hizo muy pequeña al Sporting, que no pudo encontrar en ninguno de los delanteros que saltó al campo —Guerrero, Castro y Sanabria coincidieron juntos sobre el terreno de juego por primera vez en la temporada— la solución ideal para perforar la meta de Rubén una sola vez.

La mala suerte, sin embargo, no fue excusa para un Sporting que vio como la falta de acierto, crónica durante todo el partido, chocaba a su vez con un Levante que supo gestionar inteligentemente su renta a lo largo de la segunda mitad. Los de Abelardo, además, tienen la gran cuenta pendiente de autoanalizarse para ver por qué su mejor cara aparece, paradójicamente, contra los rivales de mayor enjundia.