España debutó en el Mundial de Rusia ante Portugal con un empate a tres y también debutaba Fernando Hierro en el banquillo de la Selección española tras la destitución de Julen Lopetegui dos días antes del debut. Hierro no varió mucho del esquema del vasco.

España salió de inicio con un 4-2-3-1 (aunque, en ocasiones, usaba un 4-5-1) con la novedad de Nacho Fernández, el jugador del Real Madrid en el lateral derecho. Por delante de la defensa, España dispuso un doble pivote con Sergio Busquets, el ancla de La Roja, acompañado de Koke, el centrocampista del Atlético de Madrid, donde ha desarrollado una gran capacidad de trabajo defensivo además de su técnica con el balón. 

En los tres cuartos de campo, España formó una línea de tres con Silva por la derecha, Isco en la izquierda y Andrés Iniesta en el centro, jugando por detrás del punta, Diego Costa. Contraste entre los jugadores de la mediapunta, con una enorme capacidad de asociación, y la fuerza física y la lucha del delantero hispano-brasileño.

Contraste de estilos

Mientras España no cambió su estilo de juego, de toque y más toque, adelantando la defensa hasta prácticamente jugar en campo contrario, Portugal se plantó en el campo intentando cerrarles las líneas de pase a los españoles ordenándose en un 4-4-2, con Cristiano Ronaldo y Gonçalo Guedes en la punta de ataque.

La principal amenaza de la Selección lusa fueron los contrataques que ocasionaron las pérdidas en zonas altas del campo por parte de España, que permitían que los portugueses saliesen a toda velocidad con sus dos delanteros y algunos de la segunda línea que apoyaban la ofensiva.

El conjunto de Fernando Santos también tuvo en el balón largo un gran recurso. De hecho, los dos primeros goles de los portugueses llegaron en jugadas comenzadas con pases largos hacia la frontal del área española. En el primero, un balón largo hacia Bruno Fernandes, quien se la da a Crsitiano Ronaldo para que encare a Nacho y este comete penalti. Y, en el segundo, otro balón largo hacia los atacantes lusos que aprovechó de nuevo Cristiano para sacar un disparo duro y seco hacia las manos de De Gea, a quien se le escapó.

La verticalidad, en busca y captura

España empezó el encuentro con algunas dudas en el juego, sobre todo después del tempranero gol de penalti del combinado luso. En cuanto se repuso, comenzó a encontrarse a sí mismo: toques, combinaciones y movilidad. Pero faltó algo, la verticalidad. Bastantes veces, el equipo de Hierro tocaba el balón en demasía en lugar de ir de una forma más directa a buscar el gol.

Cuando lograba llegar a la frontal del área de Portugal, los pases horizontales eran incontables y los lanzamientos a puerta apenas se vieron. España debe aprovechar más la calidad de jugadores como Silva, Isco, Koke o el propio Thiago Alcántara en el tiro lejano para sumar así diferentes estilos a su forma de buscar la victoria en este Mundial de Rusia 2018.

La opción del combo Lucas-Asensio

España confió en el día de ayer sus bandas a los laterales, Jordi Alba y Nacho Fernández, pero no fue suficiente para terminar de romper a la defensa lusa. Demasiado juego interior hizo que Portugal no se sintiese muy incómoda en algunas fases del encuentro, aunque no tuviesen el balón en su poder durante gran parte de la segunda mitad.

Fernando Hierro dio entrada en la segunda mitad al extremo del Real Madrid Lucas Vázquez para lograr algo más de apertura del campo y de más velocidad. En la segunda parte, Iago Aspas sustituyó al tanque Diego Costa, que en centros laterales puede y sabe lucirse en el área pequeña del rival. España, no lo hizo ayer, pero tiene para los partidos que le quedan popner a Lucas en una banda y a Marco Asensio en la otra y bombardear el área a centros para el 19 de La Roja. 

Esta opción al juego combinativo habitual puede desconcertar mucho a los rivales, además de hacer que la selección rival tenga que estar corriendo de una lado a otro, lo que puede provocar una desprotección de la zona central, la preferida de España para crear fútbol.