Sin ruido y con una firmeza envidiable, Víctor Valdés lograba erguirse como el mito que es. Amamantado en las entrañas de La Masía desde su llegada en 1992, el cancerbero de l’Hospitalet consiguió ganarse el cariño y el respeto de una afición que acabó coreando su nombre. Convertido en un héroe inesperado en la final de la UEFA Champions League en París, su impecable y decisiva actuación en Saint-Denis permitía romper una sequía de 14 años sin alzarse con el prestigioso título. Quizás, sin saberlo, aquel 17 de mayo de 2006 el devenir de su historia acababa de comenzar. Resguardando la meta con un carácter propio, Víctor se encumbraba en la cima del Barça como el portero más laureado en la historia del club, alumbrando una estela imposible de alcanzar.

Valdés con el Barça. Foto: FC Barcelona

Escoltado por un inicio complicado tras su debut en 2002, Valdés se encargó de revertir la situación hasta convertirse en la columna vertebral del escuadrón ‘culé’. Lejos de acaparar focos y atención mediática, la figura del guardameta catalán comenzó a fraguarse en silencio y alejado de los ruidos que ensordecían su papel. El niño que no quería ser portero acabó convirtiéndose en el más grande, participando, casi sin quererlo, en una de las épocas más condecoradas para el Barça. De llorar por defender la portería a transformarse en el portero indiscutible del mejor equipo de la historia.

Marcado por un carácter aguerrido y honesto, a Víctor nunca le importó crearse enemigos si la verdad ondeaba por delante. Abanderando una integridad incuestionable, su enfrentamiento con Louis Van Gaal en sus comienzos a punto estuvo de costarle la expulsión del club que le abrigó con sólo 10 años. Y es que pese a su marcha unos meses después debido al traslado de su familia a Tenerife, Víctor retomaría su formación en La Masía tres años después, persistiendo en la ardua tarea de triunfar sobre el verde del Camp Nou.

Víctor llegaba por primera vez a La Masía en 1992 con 10 años

Distinguido con una personalidad destacada, su afán de superación le permitió aprender de sus errores, impregnando al equipo de la seguridad y confianza necesaria para llevar al equipo a lo más alto. Gigante en el uno contra uno y un muro indestructible a la salida de balón, el arquero del Barça supo rehacerse con elegancia del ‘run run’ que acechaba en la grada en los primeros compases de su trayectoria. Forjado con una pasta especial, nunca fue delineado con las directrices estereotipadas de un ídolo normal. Sin embargo, su facilidad para vencer en combate con fuego enemigo y su entrega de capitán vaticinaban los prolegómenos de una aventura con muchos capítulos por contar.

Valdés en su presentación. Foto: FC Barcelona

Superando a figuras de altura como Zubizarreta o Ramallets, Valdés se coronaba como esa estrella que nunca dejó de relumbrar. Equipado con un palmarés envidiable, un total de 21 títulos y 539 partidos abrazan la historia de la pantera de Gavà, incapaz de saciar una ambición incontestable. Además, sus cinco trofeos Zamora enaltecían la imagen de un portero curtido con puro ADN Barça.

Valdés abandonaba el Barça tras 12 años en el primer equipo, 539 partidos y 21 títulos

Ídolo sin quererlo, su adiós sacudió los cimientos de ‘Can Barça’. Decidido a no renovar su contrato con el club en 2014, Valdés se despedía de su afición sin ningún estruendo, acompañado de una dura rotura del ligamento cruzado que acabó con un sueño mantenido en el tiempo. Tras pasar de forma fugaz por Manchester United, Standard de Lieja y Middlesbrough, el guardameta anunciaba su retirada en 2018 para seguir viviendo el fútbol desde la banda.

Embellecido con una luz incapaz de extinguirse, las manos de Valdés salvaguardarán ahora el navío del FCB Juvenil A tras la marcha de Denis Silva. Después de estrenarse en el banquillo del equipo juvenil de la Escuela Deportiva Moratalaz en verano de 2018, Víctor ha logrado levantar con el escuadrón madrileño la ‘Madrid Youth Cup’, el título de Liga y la Copa Campeones autonómica tras superar al Real Madrid. Una carta de presentación encomiable para el mito que vuelve de nuevo a casa.