Todas las temporadas se producen altas y bajas en los equipos, es la esencia del fútbol. Aún más en el mercado veraniego, cuando se producen los mayores cambios en las plantillas. Algunos llegan con el cartel de fichajes ilusionantes, otros como jugadores de futuro, canteranos que suben, etc.  Pero cuando llegan unos, hay otros que se van: jugadores que llegaron como estrellas pero decepcionan, canteranos que se llevan los equipos grandes, jugadores que salen en busca de minutos... los aficionados están acostumbrados a ello y gracias a esto tienen tantas horas de tertulias y debates.

Pero esta vez es diferente, no es un movimiento más, se va un pedacito del Sporting, el canterano con mayúsculas, el ejemplo a seguir por tantos jóvenes que buscan su oportunidad en Mareo. Se va el niño que se hizo mayor, el jugador que representa los sueños de tantos chavales: empezar con siete años a dar tus primeras patadas a un balón en el equipo de tu ciudad y acabar jugando, ¡qué jugando!, siendo el capitán del primer equipo mientras representas a Gijón y Asturias por los campos de Primera División.

Y como no podía ser menos, esta vez sí, esta vez el Sporting de Gijón estuvo a la altura de las circunstancias no poniendo trabas a la salida de Nacho, permitiéndole rescindir el contrato y quedar libre para iniciar la persecución de su sueño. Y no sólo eso, en el día de su despedida el club le rindió un pequeño tributo en forma de video en el que varios de los compañeros que compartieron vestuario con él en los últimos (e intensos) años, como Carlos Castro, Carmona, Isma López, Jorge Meré, Canella o Alberto Lora, le dedicaban unas sinceras palabras de agradecimiento y despedida, destacando su valor humano y profesionalidad.

Se podría repasar su trayectoria en el primer equipo, desde su debut en Santander el 9 de enero de 2011 en un partido vital que cambió el rumbo del Sporting esa temporada, hasta el último e intrascendente partido ante el Betis en El Molinón el pasado 20 de mayo, pasando por esa asistencia a Miguel De las Cuevas en el Santiago Bernabéu el 2 de abril de 2011 que supuso una victoria histórica para el equipo rojiblanco. Son 183 partidos y 11 goles con tantos recuerdos y momentos importantes, pero eso sería caer en la rutina y en la frialdad de los números.

Lo realmente destacable es que, hoy en día, es muy difícil encontrar un pensamiento común entre los aficionados al fútbol. Pero el gijonés ha sido una de esas raras excepciones. Más allá de los debates sobre si está o no en su mejor momento, la afición sportinguista es unánime a la hora de agradecer a Nacho Cases sus 22 años como rojiblanco. Están agradecidos por cómo representa Mareo, Gijón y Asturias con su humildad, agradecidos por ser un ejemplo para los chavales que vienen detrás, agradecidos por dejarse la piel en cada partido, y agradecidos por disfrutar y sufrir como un aficionado más. El canterano rojiblanco puede estar seguro de que no le faltará un sitio en el estadio más antiguo del fútbol español.