Bajo el calor agobiante proveniente de una elevada temperatura que impidió que se respirara un aire agradable y tolerable,  se realizó una nueva jornada en Washington, capital de los Estados Unidos. Mientras que los hombres pusieron en marcha la definición de los octavos de final, en el cuadro femenino se llevaron a cabo los enfrentamientos correspondientes a los cuartos de final, instancia que tendría como protagonista a la actual número dos de la WTA, la rumana Simona Halep.

La frustración y el desaliento que le generaron a Simona las duras derrotas tanto en la final de Roland Garros como la más reciente en los cuartos de final de Wimbledon, parecían haber quedado de lado en el torneo norteamericano. Luego de superar con facilidad a Sloane Stephens en la primera ronda y con mayores complicaciones a Mariana Duque Mariño en la segunda parada, la tenista dos veces finalista en torneos de Grand Slam, arribó a los cuartos de final de Washington, fase que la enfrentaría con la número cincuenta y ocho del ranking, Ekaterina Makarova.

Sin embargo, las buenas sensaciones de los primeros encuentros comenzaron lentamente a diluirse. En un encuentro no del todo bueno y bastante opacado por la enorme cantidad de errores no forzados que se cometieron -sobre todo en el primer parcial- Halep y Makarova fueron las partícipes de un partido sin mucho que destacar. Luego de una hora y nueve minutos de juego, la rumana decidió abandonar el partido por un problema muscular cuando el mismo se encontraba 2-6, 6-3 y 1-0 a favor de la rusa.

Los errores caracterizan al partido

El inicio del primer set contó con una rumana encendida que parecía apropiarse de todas las facetas del juego y que daba la impresión de estar entera y firme. Halep quebró dos veces consecutivas el saque de su rival y se colocó 4-0. Por su parte, la rusa jugó un imperfecto primer parcial, impactó fuera de centro un gran número de pelotas y no pudo encontrar el timing necesario para meterse de llena en el partido. Los errores no forzados de ambas hicieron que el pleito sea desprolijo, cortado y que, el trámite de juego, no tenga muchos puntos claves que recalcar.

Simona falló menos y allí radicó el motivo por el cual pudo quedarse con el set por 6-2. No obstante, el horizonte cercano lucía más oscuro que iluminado ya que su juego decrecía a un ritmo llamativo. Fueron tres los tiros ganadores que convirtió a lo largo del parcial y su estrategia pareció estar basada en aprovechar las enormes carencias que su adversaria poseía. Un tenis muy estático y poco vistoso no hacía más que adelantar lo que sucedería minutos más tarde.

La rusa, que llegó al presente encuentro luego de dejar fuera de carrera a la medallista olímpica Mónica Puig, elevó el porcentaje de primeros servicios que la había tenido a maltraer en la primera etapa del partido.  El 61 porciento se transformó en 78 y, con esa mejora, encontró la manera de impedir que Halep apriete y golpee fuerte en las devoluciones. Además, sus golpes fueron más punzantes y menos erráticos lo que le permitió darle una mayor paridad el compromiso.

Halep se queda sin energía

La clave estuvo en el deterioro en el juego de la rumana: se quedó sin energía, cometió muchas dobles faltas y dejó infinidades de pelotas en la parte inferior de la red.  La nula movilidad y el escaso entusiasmo por pegar correctamente cada pelota, daban síntomas de que algo no andaba del todo bien. La mayor regularidad y la disminución de errores no forzados hicieron que el segundo set se alinee a Makarova por 6-3. El partido, rápidamente, se acercaba a su fin.

En el inicio del tercer parcial, la nacida en Moscow quebró el saque de Halep, se colocó 1-0 y desembocó, inmediatamente, en el retiro de la número dos del mundo. De esta forma imprevista e impensada, Makarova avanzó a la semifinal de Washington y se enfrentará con la vencedora del duelo entre la alemana Sabine Lisicki y la francesa Océane Dodin.