Los grandes torneos crean grandes estrellas. Wimbledon hizo a Roger Federer, Roland Garros hizo a Nadal, el Open de Australia a Djokovic, y un largo etcétera después, nos encontramos con el posible punto de partida, tras una amplia e irregular introducción, del despegue de Borna Coric. Esto no quiere decir que Indian Wells vaya a ser el torneo fetiche del croata, pero sí puede significar un antes y un después en su vida, después de unos años llenos de optimismo, pero escasos resultados.

Todo se remonta al año 2014. En el ocaso de la temporada, el ATP 500 de Basilea, torneo dominado por Federer, reunía también al mejor jugador español de la historia, Rafael Nadal, que pasaba por un año de transición, que daría paso a una etapa llena de infortunios. En los cuartos de final de dicho certamen, Rafa coincidía con un joven y desconocido Borna Coric, que por entonces contaba con 17 años y que ya había derrotado, en tierras suizas, a Gulbis y Golubev; por su parte, Nadal venía de ceder únicamente seis juegos en todo el torneo, por lo que era ampliamente favorito. Sin embargo, el novato croata daría la sorpresa, batiendo al manacorí por 6-2 y 7-6 e instalándose en unas históricas semifinales que acabaría perdiendo ante David Goffin.

Aquel torneo de Basilea supuso la primera piedra en la carrera de Coric, uno de los grandes artífices de la clara apuesta de la ATP por la llamada Next Gen, aquel grupo de jugadores menores de 21 años, futuro de nuestro deporte. Tras ese magnífico despliegue, se auguraba un porvenir brillante para Borna, favorito en las quinielas para, en un plazo de diez años, reinar en el circuito. Sin embargo, y como ya sabemos, muy pocos a tan temprana edad son capaces de soportar semejante despliegue mediático, una quimera para Coric, todavía dando sus primeros pasos entre los "mayores".

Ingresando en el Top-100 una vez terminado Basilea, del que solo saldría en una ocasión, Coric inició una etapa de madurez, que le llevó a aguantar con mucha comodidad entre los cien mejores del planeta y seguir mostrando sus credenciales. Pese a ello, y con el transcurso de varios meses, Coric no daba señales de evolución, deambulando en el límite del Top-50 durante mucho tiempo, pero consiguiendo, en 2015, su career-high, el 33º lugar del ranking. Superado, tanto tenística como popularmente, por jugadores como Alexander Zverev o Dominic Thiem, ya instalados en el Top Ten, Borna Coric proseguía su lucha contra él mismo, pero con pocos atisbos de esperanza.

Involucionando notoriamente estos últimos meses, el de Zagreb afrontaba 2018 inmerso en un mar de dudas, sin saber cómo afrontar los partidos y consciente de que, a sus 21 años, era el momento de resurgir. Hasta el momento, 2018 está siendo muy rentable para el joven Coric, cuartofinalista en Doha y Dubai, donde fue eliminado por Rublev y Bautista, respectivamente, y logrando dos decisivas victorias para Croacia en esa eliminatoria de Copa Davis ante Canadá. No obstante, todavía se esperaba una gran actuación suya en un torneo importante, tras la decepcionante derrota en el Open de Australia, en la primera ronda, ante John Millman.

Con unos notables cuartos de final, tanto en Cincinnati, en 2016, como en Madrid, en 2017, como mejor resultado de su carrera, el residente en Dubai se preparaba para afrontar el primer Masters 1000 de la temporada: Indian Wells, donde nunca había pasado de tercera ronda. Después de una primera semana en la que asoló California como si de un huracán se tratase (6-0 y 6-2 a Young; 6-0 y 6-3 a Ramos; 6-1 y 6-3 a Bautista), su primer momento difícil llegó ante Taylor Fritz, un tenista en una situación parecida a la del europeo, al que logró batir por 6-2 6-7 y 6-4, alcanzando, por tercera vez en su corta trayectoria, los cuartos de un Masters. Ahí, remontó ante un experto en este tipo de superficies, Kevin Anderson, en un choque que finalizó 2-6 6-4 y 7-6; con ello, se citaba con Roger Federer en las semifinales. Con muy pocas opciones, Borna Coric jugó uno de los mejores partidos de su carrera, arrebatando al suizo el primer set, 7-5, encendiendo todas las alarmas. Sin embargo, y al final, la experiencia suiza se impuso al valor croata. Federer remontó (5-7 6-4 y 6-4) y se ganó un lugar en la final.

Dicen que hay derrotas que, a la larga, pueden acabar siendo victorias. Si eso es cierto, esa semifinal en Indian Wells es, sin lugar a dudas, una auténtica victoria para Borna Coric. Posiblemente, el croata de 21 años, campeón de un título ATP y tres veces finalista, afrontará el futuro con una cara diferente, convencido de sus posibilidades y más seguro de sí mismo. El objetivo, aunque lejano, es rotundo: acabar entre los 25 mejores del mundo este 2018 que, todavía casi recién iniciado, ya ha dejado resultados decisivos.