Buscaba el joven noruego Casper Ruud, de 18 años y número 208 del ránking ATP, seguir adelante con su idilio en Rio y luchar mañana por el título, pero Pablo Carreño le despertó de su sueño en semifinales derrotándole por 2-6, 7-5 y 6-0 en casi dos horas de un partido que podría dividirse en dos partes: antes y después del match ball que tuvo Ruud.

Antes de ese punto de partido, el noruego jugaba mejor que el español y confiaba en sus posibilidades de colarse en la final. Carreño hacía lo que buenamente podía para contener el vendaval que le venía desde el otro lado de la pista; pero después del mencionado match ball, la estrella noruega fue apagándose poco a poco conforme avanzaba el encuentro.

El primer set empezaba con una pelota de break para Carreño en el game inicial, y con ella la oportunidad de empezar a poner nervioso al noruego rompiéndole el servicio en este primer juego, pero Ruud la salvó con un buen saque y el juego acabaría anotándoselo él. Tras igualar el español el marcador después con su saque, se sucedieron tres juegos en blanco, muestra de la solidez de ambos al servicio en estos primeros juegos.

Solidez que empezó a desaparecer a partir del siguiente juego, cuando el nacido en Oslo se puso con 0-40 y tres break points a su favor. El español tiró de oficio y logró neutralizarlas, pero aún así el noruego dispuso de otras dos, y a la segunda (quinta en total en este juego), pegó el primer puñetazo en la mesa y quebró el servicio a su rival para colocar el 4-2 en el marcador.

El noruego estaba jugando a placer y, tras consolidar el break, de nuevo disfrutó de tres oportunidades de rotura y, por lo tanto, de set. El español había empezado el juego con una doble falta y lo acabó con otra, la que le daría el primer parcial a Ruud en poco más de media hora de juego. El partido debía cambiar de tónica o Carreño se quedaría a las puertas de la final.

En el segundo acto, en el cual las oportunidades de break surgieron en ambos jugadores, también fue el joven de Oslo el primero en abrir brecha en el marcador: fue en el cuarto juego, cuando tuvo dos pelotas de rotura, y a la segunda un resto ganador de derecha le dio el break que le permitió ponerse con 3-1 arriba. Sin embargo, en el siguiente juego, llegaba por fin la primera oportunidad de break para el gijonés tras aquella que no pudo convertir en el lejano primer juego del partido; pero en esta ocasión, una doble falta de Casper le permitió hacer el contrabreak y acortar distancias (3-2).

El objetivo lógico del asturiano era consolidar la rotura para igualar a tres, pero de nuevo Ruud aprovechó la primera oportunidad de las dos que tuvo para, con un winner de derecha, anotarse el segundo break de esta segunda manga y colocarse con 4-2, a solo dos juegos de su primera final ATP; pero Carreño no estaba dispuesto a consentirlo: a la segunda oportunidad de rotura que tuvo, acortó distancias gracias a una caña de derecha de Ruud (4-3).

Unos instantes después, con 4-4 en el luminoso, llegó un largo juego, en el que se pasó hasta en nueve ocasiones por el deuce y el español disfrutó de dos break points que no pudo aprovechar. Ruud sería finalmente quien rompería ese empate para llegar al 5-4.

Y a todo esto llegó el décimo juego del segundo acto, el que cambiaría las tornas del partido y el que empezaría a hacer despertar a Ruud de su sueño. Carreño consiguió salvar este juego al servicio, pero antes tuvo que salvar un match point en contra. Debía poner dentro el primer saque, ya que el noruego le atacaría con toda seguridad el segundo con alguno de los sensacionales golpes con los que estaba deleitando al público; pero por fortuna el asturiano conectó un buen primer saque y Ruud envió su resto al pasillo de dobles. Carreño respiraba y el destino de este encuentro comenzaba a sonreírle. El marcador reflejaba un 5-5 y el gijonés seguía vivo.

El noruego comenzó a acusar el no haber aprovechado esa oportunidad de oro. En un abrir y cerrar de ojos, Carreño se puso con 0-40 y Ruud cometió una doble falta que permitía a Pablo romper el saque a su rival por tercera vez. 6-5 y a servir para igualar el encuentro a un set, cosa que hizo poco después en su segundo set point: 7-5 y el nombre del rival del austriaco Dominic Thiem en la final saldría del ganador del tercer y definitivo parcial.

Algo menos de media hora después, se supo que el español sería el otro finalista, ya que a Ruud se le veía sin fuerzas o ganas de seguir luchando tras desaprovechar aquel match point. Carreño mantuvo sus tres juegos de saque y rompió el del noruego en los otros tres suyos, por lo que le endosó un rosco y, con ello, el pase a la final del Rio Open 500.

A pesar de este bajón, Ruud dejó muy buenos golpes sobre la pista; prueba de ello son sus 35 golpes ganadores (Carreño hizo 38), a pesar de que les hicieron sombra los 44 errores no forzados (27 del asturiano) que cometió.

A Casper Ruud, que entre otros resultados este año, cayó en la tercera y última ronda de la qualy del Open de Australia y llegó hasta las semifinales del último torneo disputado, un Challenger en Budapest, habrá que tenerle en cuenta de ahora en adelante si sigue a este nivel. Tras su actuación en Rio, se le puede considerar miembro de pleno derecho de la NextGen.