Juan Martín Del Potro ha llegado con ganas a Roland Garros. El argentino es una garantía en los grandes eventos, ya que, se encuentre bien o mal, siempre consigue sacar su garra y pundonor en los momentos importantes. Si en el torneo de Roma sufrió lo indecible ante Djokovic, en su primer encuentro en Roland Garros recuperó una gran versión para deshacerse de su compatriota Guido Pella, con un resultado de 6-2, 6-1 y 6-4.

Tras las dudas sembradas en el partido ante Novak Djokovic, "Delpo" necesitaba recuperar la solidez con su revés, sobre todo teniendo en cuenta que se enfrentaba a un jugador zurdo, y experto en la superficie de tierra batida, y lo logró. Juan jugó un partido muy sólido, mandando con su revés a dos manos y soltando latigazos con su derecha, que sigue siendo una de las más peligrosas del circuito.

Pella no dispuso de una sola bola de break

Tanta fue la solidez de Del Potro a lo largo del encuentro, que su rival ni siquiera llegó a disponer de una sola bola de rotura. El partido empezó de la mejor forma para el medallista olímpico, con un break tempranero y varias opciones de lograr una segunda rotura.  Juan se concentraba mucho en meter sus primeros saques, y su movilidad en los juegos al resto estaba siendo muy buena, lo que le permitía golpear la bola bien apoyado y tomar la iniciativa con su derecha. El dominio era absoluto, y se confirmó con una segunda rotura en el octavo juego que sentenció el primer set con un marcador de 6-2.

El segundo parcial siguió por los mismos derroteros que el primero. Del Potro dispuso de opciones de romper el saque de Pella en todos los juegos en los que sirvió el zurdo de Bahía Blanca, y no cedió apenas puntos con su propio servicio. Juan estaba enchufado, y Pella no hacía sino perseguir la bola por el fondo y tratar de apretar en vano el revés de su rival. La segunda manga terminó en un abrir y cerrar de ojos, con un 6-1 para la "Torre de Tandil".

El tercer y, a la postre, definitivo set comenzó de forma diferente a los anteriores. Del Potro levantó el pie del acelerador, y Pella supo aprovechar esta circunstancia para apretar en sus juegos de servicio y esperar una oportunidad. Sin embargo, y a pesar de haber bajado el ritmo, Juan tiró de experiencia para centrarse en su saque, y el parcial avanzó así hasta el 4-4. En este momento, en un set que podría haber firmado Federer, Del Potro se concentró al máximo y jugó un gran juego al resto, que le valió para lograr la rotura y cerrar el partido a continuación por 6-2, 6-1 y 6-4.

Juan Martín Del Potro ha despejado las dudas que sembró en Roma, y se medirá en la siguiente ronda al vencedor del duelo entre Marcos Baghdatis y Nico Almagro.