Análisis: Atlético Nacional, de una defensa que asusta, a un ataque que gusta

Atlético Nacional fue una 'montaña rusa' en emociones y juego frente a Millonarios, en uno de los clásicos más grandes del país, que terminó en un emocionante empate 1-1.

Análisis: Atlético Nacional, de una defensa
que asusta, a un ataque que gusta
Foto: Juan Restrepo (VAVEL Nacional)
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Por Carlos Palacio

Atlético Nacional versión Juan Carlos Osorio II, es un equipo diseñado siempre para ir al frente, para ser una vorágine ofensiva, por esto el planteamiento dado por el profe ubicó entre 6 a 7 jugadores en campo contrario. Así, los verdolagas, desde el vamos, dispuso de un esquema de 3-1-3-3: José F. Cuadrado; Andres Réyes, Cristian Mafla, Cristian Blanco; Baldomero Perlaza; Helibelton Palacios, Juan Pablo Ramirez, Neyder Moreno; Jarlan Barrera, Patricio Cucci, Yerson Candelo.

Por su parte, Millonarios, fiel al estilo de Jorge Luis Pinto, planteó de inicio un 4-2-3-1, con 2 volantes de marca muy típicos, un volante mixto, 2 extremos rápidos y un delantero 9 definidor: Jefferson Martínez; Andres Román, José Moreno, Deivy Balanta, Felipe Banguero; Felipe Jaramillo, Jhon Duque; Juan Perez, David M. Silva, Hansel Zapata, Juan Perez; José Ortiz

El equipo de Osorio, arrancó la contienda con alta intensidad y tan solo en el primer minuto, Jarlan Barrera hizo lucir al arquero visitante, con un balón al palo izquierdo del arco sur, que sacó de manera monumental Martínez. Posteriormente, el equipo local con múltiples combinaciones entre Ramírez, Moreno y Barrera, recostó a Millonarios sobre su arco, pero el equipo de Pinto armó una línea de 4 en el fondo y luego 5 jugadores en la mitad, en línea, como dibujo defensivo, y empezó a recurrir a faltas fuertes sobre los rivales para así cortar el juego y el ritmo. Es así como luego de 10 minutos, el visitante se tomó un respiro y salió del ahogo inicial.

Los equipos de Pinto, habitualmente son equipos con poca generación de fútbol elaborado, reactivos, pero son recios en marca, de líneas cortas, y con transiciones rápidas, explotando las bandas con jugadores como Zapata y Perez, quienes para esta ocasión, se ubicaron invertidos a como lo han hecho en partidos anteriores. Esto último, bien lo explicó el DT azul, había sido totalmente intencional, en búsqueda de atacar la espalda de Helibelton Palacios y enfrentar a un inexperto Andrés Reyes, con un rapidísimo y fuerte Zapata, lo cual le funcionó y mucho, sobretodo en el primer tiempo del partido.

Nacional, por la cantidad de jugadores que siempre ubica en campo contrario, queda demasiado expuesto en zona posterior, por lo que se hace muy importante hacer muy bien la salida, jugando la distribución del balón y sobretodo aplicar el concepto de que, ante la perdida del útil en campo contrario, inmediatamente se debe activar la recuperación y la presión sobre el rival para recuperar si es posible en el campo rival. Sin embargo, como como se vio contra Unión Magdalena, Deportes Tolima y Deportivo Cali, por citar algunos juegos, uno de los grandes problemas que presenta el equipo es que duda en salida, sobretodo cuando los centrales y el volante pivote son presionados.

Se entra en un estado casi que de pánico ante la posibilidad de errar y se terminan perdiendo balones en una zona del campo -tercio medio-bajo-  donde es casi un pecado capital perder la posesión, sea cual sea el sistema, y más intentando salir. Sobre lo anterior, Atlético Nacional falló y lo hizo repetidamente, a pesar de que Millonarios no fue un equipo tan asfixiante ni tan ordenado a la hora de presionar como lo fueron por ejemplo Cali y Tolima, pero al igual que los anteriores, el azul hizo equivocar constantemente al volante pivote, entendiendo que esa posición es fundamental para la salida verde, lo cual sumado a la terrible noche de Baldomero Perlaza, quien nunca se encontró cómodo en el campo, hizo que los extremos visitantes se tomaran confianza y explotaran los costados casi que a su voluntad.

El caos mostrado por los verdolagas, también tiene como factor importante, que de manera voluntaria, el posicionamiento delos defensores centrales es mas balanceado hacia la izquierda que hacia la derecha, por lo que, sin el regreso oportuno de Helibelton Palacios o alguno de los volantes interiores para formar una línea de 4,  las distancias a recorrer de Andrés Reyes, quien en esta ocasión ofició como central, fueron demasiado grandes.

El que esto sea voluntario, hace pensar que Osorio confía y mucho en la velocidad y precisión de dicho central, sea quien sea el que se pare allí, sin embargo, Reyes, quien es un central en proyección, aun es tosco e inexperto y toma malas decisiones, luce por momentos confuso con la ubicación en el campo, con desorden táctico, lo cual hizo que el, al igual que Baldomero fueran quienes más sufrieran en el desarrollo  del partido, por ende el equipo, en donde emergió otra gran figura de la noche, Cristian Mafla, jugador que prácticamente fue el bombero en la saga.

Fue tan repetida la mala salida del equipo loca y la pobre distribución del balón, que rápidamente llegó el gol visitante, en una jugada calcada similar a la del gol de Tolima, en mitad de semana, donde literalmente el equipo local se vio descuadernados atrás.

Sufrieron todos esta primera parte, José Fernando Cuadrado se conviertió en figura y sacó un par de mano a mano con los delanteros rivales; los volantes en ofensiva se volvieron espectadores puesto que el balón no les llegó y tampoco retrocedían lo necesario para ayudar a liberar las líneas de pase que pudieran auxiliar la saga. Confusión total en todos los actores y desde el banco no venía el mensaje para intentar algo distinto. Fue algo como morir con una sola solución, y de cuenta de esto, el marcador en el primer tiempo pudo ser bastante largo a favor de Millonarios, de no ser por la gran noche del ex arquero de Once Caldas, Cuadrado.

Nacional para la segunda mitad hizo un cambio que era un clamor unánime: La salida de Perlaza y el ingreso de Brayan Rovira, quien hoy está al menos dos escalones por encima de quienes le pelean la posición. Su solo ingreso le dio claridad a Nacional en la salida, fue más preciso en la entrega de ese primer pase y ahí el equipo se tomó confianza. Desafortunadamente, al igual que Perlaza, la noche no iba muy bien para el Indio Ramírez ni para Neyder Moreno, jugadores que aún están en deuda y su fútbol no es el que la los aficionados esperan.

Llegó el minuto 63, y los cambios de Moreno por Pablo Cepellini, y Vladimir Hernández por Ramirez. En cancha estaba lo mejor que tenía disponible el equipo local y el fútbol llegó, se reactivó Jarlan Barrera, quien está en un gran momento. Rápidamente el equipo volcó todo su potencial en ataque y ahora la figura en el arco era el del equipo visitante, pero faltó la definición. Los dirigidos por Pompilio Páez eran una maquina en ataque, con paredes y buena apertura de cancha. Lo anterior, hizo que desde el banco azul viniera la orden de frenar a Nacional a punta de faltas, juego rudo, invitarlo al juego de roce y así sacar de ritmo y de ese constante asedio sobre el arco rival. Millonarios se dedicó entonces a la perdida de tiempo y a la provocación, y los rivales por momentos cayeron en ella, producto de esto llegó la expulsión de Jhon Duque para el club visitante.

Desde entonces, Nacional persistió en su idea, a pesar de ser aún desordenado en el fondo y permitir jugadas en las que el visitante pudo aumentar la ventaja, que gracias a la gran noche de Cuadrado no le fue posible, fue un espectáculo arriba, pero un desastre atrás.

El poderío ofensivo, fase en la que el equipo ya está aceitado, llevó a que el partido se empatara gracias a Patricio Cucci, jugador que anda en racha y cada día demuestra porque valió la pena su contratación,  y el gran fútbol que se genera entre Vladimir, Jarlan, Cepellini, con todo lo anterior Atlético Nacional pudo irse arriba en el marcador, pero volvió a falló en la definición.

Partido de intercambio de golpes, con maneras distintas, que tranquilamente pudo quedar 8-7. Nacional sigue encantando del medio para adelante. Sin embargo, la manera de defender -entendiendo algunos atenuantes como la defensa inédita presentada en el partido contra Millonarios- puede generar angustia, pues permite que rivales que se muestran inferiores y a los que les puede pasar por encima, dejen de verse terrenales y lo pongan en aprietos.

Por ultimo, una lección que dejan estos 90 minutos: hay que entender y respetar la idea de rotación del profe Osorio, pero para los partidos frente a este tipo de rivales, el club debe y tiene varias maneras de poner lo mejor que tiene en este momento, y esto, frente a Millonarios solo se pudo observar desde el minuto 63. Ojalá vengan los correctivos.