Llegados a unas semifinales de Champions League, a ninguno de los cuatro rivales que restan en la competición se les puede catalogar como fáciles, y menos cuando vienen de eliminar a todo un Fútbol Club Barcelona. Sin contar la final, tan solo un paso, dos partidos, separan a estos equipos de alcanzar la gloria.
Si el Liverpool de Jürgen Klopp quiere estar el próximo 26 de mayo en Kiev tendrá que batir a la Roma de Eusebio Di Francesco en la última eliminatoria de la máxima competición continental. El cuadro romano no será ni mucho menos un rival fácil, sobre todo si se tiene en cuenta el duro camino que han recorrido (y superado) para llegar hasta aquí.
El primero de los dos encuentros tendrá lugar el 24 de abril en Anfield, por lo que los romanos partirán con la ventaja de jugar la vuelta como locales. El enfrentamiento en el Olímpico de Roma está fechado para el 1 de mayo. Si bien los Reds necesitarán obtener un resultado favorable en la ida, tratándose de esta Roma nadie sabe lo que puede pasar.
Remontada histórica
La Roma de Di Franceso ha entrado en la historia de la Champions League a lo grande. No por el "simple" hecho de haberse clasificado para unas semifinales de la competición europea más importante, sino por cómo lo ha hecho. La mayoría daban a los romanos por muertos tras el contundente 4-1 que recibieron por parte de los culés en el conjunto de ida. Pero la loba, arropada por los suyos en un Olímpico a reventar y confiado en la remontada, demostró que en el fútbol nada es imposible. Dzeko, De Rossi y Manolas fueron los héroes en unos cuartos de final que quedarán grabados en la mente de todo aficionado de la Roma.
Pero el buen hacer del cuadro italiano en esta torneo arranca desde más atrás, desde la fase de grupos. Los de Di Franceso, a pesar de encontrarse en el denominado como "grupo de la muerte" de la presente edición, terminaron como primeros. El Chelsea, vigente campeón de la Premier League, y Atlético de Madrid, presente en dos finales de Champions en los últimos años, no fueron rivales para la Roma. El rival del Liverpool en semifinales empató con los colchoneros en su estadio y goleó 3-0 a los londinenses.
Un único precedente
La corta historia de los enfrentamientos entre Liverpool y Roma favorece, a priori, a los ingleses. Allá por la campaña 2001/2002, ya con el actual formato de Champions League, Reds y romanistas coincidieron en el mismo grupo. Tras empatar a cero en el encuentro de ida, que tuvo lugar en el Olímpico, el equipo entonces entrenado por Philip Thompson se impuso en Anfield con tantos de Heskey y Litmanen. Finalmente, el Liverpool sería eliminado esa edición por el Bayern Leverkusen en cuartos de final.
También en competición continental, pero por aquel entonces con la ya extinta edición de la Copa de Europa, los ingleses se impusieron en la final de 1984 a los romanos. El Olímpico de Roma presenció cómo el Liverpool se imponía a los anfitriones del torneo en la tanda de penaltis, tras haber empatado a un gol durante los 90 minutos reglamentarios. Allan Kennedy se convirtió en el héroe de un equipo capitaneado por jugadores como Ian Rush o Kenny Dalglish.
Final anticipada
Por el otro lado del cuadro esperan dos de los mejores equipos del mundo. Real Madrid y Bayern Münich se verán las caras en una apasionante eliminatoria de Champions League. Los blancos, en busca de su tercer título europea consecutivo, se enfrentarán a los alemanes, que se proclamaron campeones de la Bundesliga hace unos días y son por tanto el único equipo del continente que todavía opta al triplete. El curso pasado, aunque en esta ocasión fuera en cuartos de final, los bávaros se midieron al conjunto de Zinedine Zidane, encajando hasta seis tantos en el global de la eliminatoria.
El sorteo ha querido que los cruces de semifinales sean lo más igualado posibles. Dos de los equipos que, a priori, menos posibilidades tenían de alcanzar la final, como son Liverpool y Roma, se disputarán una plaza para la final de Kiev. Tal y como ya hiciera Jürgen Klopp en 2013 con el Borussia Dortmund o con el propio Liverpool en 2016, el técnico alemán vuelve a situar a su equipo a las puertas de una final europea.