Manchester City y Everton disputaban su último encuentro del año en el Etihad Stadium. Pep Guardiola mantenía el mismo esquema que le funcionó ante el Leeds pero con tan solo un cambio, Bernardo Silva por Gündoğan. Un Frank Lampard al borde del abismo, salía al Etihad con una defensa de cinco, realizaba cuatro cambios respecto a la derrota en Goodison Park ante los Wolves. Debido al sistema defensivo, entraban en el once titular Coady y Godfrey, en la línea de cuatro entraba Gray en banda y arriba Calvert-Lewin, salían del once Gordon, Maupay, McNeil y Mina.

"Frankie" Lampard va a terminar el año siendo entrenador de los toffees. Aunque a priori el planteamiento del entrenador inglés pareciera conservador a pesar de jugar ante el vigente campeón, la propuesta resultaba efectiva, sacaba un punto en un campo muy complicado, ante un rival poderoso y en una situación en la que estaba pendiendo de un hilo. Pues ese hilo sería finalmente Demarai Gray.

El City comenzaba el partido apretando con la línea defensiva adelantada, como nos tiene acostumbrados. Jack Grealish se encontraba ante una de sus mejores versiones en los sky blues en cuanto a juego y confianza, y así lo reflejaban sus últimas titularidades designadas por Pep. Muy seguro con sus conducciones hacia el interior para librar espacios e incluso abrir balones a banda debido a la sólida defensa del Everton formada por Tarkowski, Coady y Godfrey.

En el minuto 23, tras una muy buena jugada iniciada justamente por Grealish, quién recibía un balón de De Bruyne, abría a Mahrez que superaba a dos jugadores con varias bicicletas y amagos, centraba un balón raso al centro del área y aparecía el noruego Erling Haaland para marcar su 21º gol de la temporada.

Tras el gol, el City seguía apretando por el segundo, pero los toffees se recomponían bien y tenían varios minutos de posesión tras la asfixiante posesión en el Etihad. Caben destacar las actuaciones de los de los defensas sky blues Akanji y Rico Lewis, el primero por su solidez defensiva ante los balones altos a Calvert-Lewin y al segundo por su continuidad tras el buen partido en Leeds y por sus constantes internadas al centro del campo para dejar espacio en banda. Antes de terminar la primera parte, una falta que sacaba De Bruyne y era rematada por John Stones al poste, evitaba el segundo del City.

Una segunda parte de locura 

Los locales saltaban al verde con la intención de conseguir el segundo gol cuanto antes y la segunda parte, un tanto atípica por un fallo en el sistema de sonido del linier, se caracterizaba por posesiones ofensivas del City y contras del Everton que no terminaban por finalizar bien hasta llegar su gol. 

Tras varias contras, el Everton lograba llegar al área con espacios, Demarai Gray conseguía deshacerse de Akanji, se resbalaba, pero nadie robaba el balón, y metía un zarpazo a la escuadra derecha que tocaba el larguero y entraba a gol directamente, un golpeo al que nos tiene muy acostumbrados.

A partir del gol, los toffees encontraban la forma de hacerle más daño al City y creían en obtener algo más del partido, con su línea de cinco. Entre la dificultad de que le llegaran balones a Haaland, las grandes paradas de Pickford y el preocupante estado del césped, los sky blues no llegaban a concretar las jugadas.

En el minuto 83, Pep sacaba toda la artillería con Foden, Gündoğan y el campeón del mundo Julián Álvarez para lograr desempatar el partido. Con la entrada del extremo inglés, el City conseguía llegar más y crear más huecos en la defensa del Everton. Tras un desajuste en el sistema de sonido de comunicación de un linier, el partido reclamaba 11 minutos de añadido, en los que los once del Everton se plantaban en la portería para evitar la derrota.

En el último minuto, en el 102', Rodri tendría el gol de la victoria en su cabeza, pero la enviaba a fuera, lo que significaba que ambos equipos cerraban el 2022 sin una victoria, pero a la vez sin ninguna derrota, lo que hacía respirar más a Lampard que a Guardiola.