Dos empates en la capital del Turia como precedentes

Los de Quique Setién visitarán, por tercera vez en menos de doce meses, uno de los estadios más emblemáticos del fútbol español en el que ya consiguieron resultados positivos la pasada campaña. Dos encuentros jugados en Mestalla, uno en Liga y otro en los cuartos de final de la Copa del Rey, y dos empates a un gol con los que los isleños lograron salir imbatidos de una plaza cuyo nombre ya inspira un respeto y una admiración considerables. Blanquinegros y amarillos pondrán el punto y final a la jornada inaugural el próximo lunes 22 de agosto, un partido con el que los chés querrán iniciar con buen pie una nueva etapa continuando la buena dinámica de finales de la temporada anterior, mientras que los canarios tratarán de, a la tercera, conseguir una victoria que refrende las buenas sensaciones emitidas en la recién finalizada pretemporada.

Dos empates en la capital del Turia como precedentes
Imagen del encuentro que se celebró en Mestalla en noviembre del pasado año / Fotografía: LFP
miguel-garcia
Por Miguel García

Trece era el número de temporadas en las que la Unión Deportiva había estado alejada de la categoría que por historia y afición le pertenecía. Trece largas temporadas en las que había estado vagando por los infiernos de la Segunda División B española e intentando cumplir ascensos que finalmente se verían frustrados por circunstancias de diferente índole. Y trece largas temporadas en las que no había podido visitar uno de los recintos con más solera y nombre de este deporte en el panorama nacional: Mestalla. El último encuentro que la UD había disputado en la casa de uno de los conjuntos más laureados del balompié español tuvo lugar un 16 de septiembre del año 2001, tercera jornada de aquella edición de la Primera División y saldado con una derrota por un gol a cero.

Y, como si de una decisión del destino se tratase como compensación a tantos años sin jugar en un campo de tales características y dimensiones, la campaña en la que los insulares regresaron a La Liga se vieron obligados a visitar hasta en dos veces la casa del club valencianista. Dos partidos que recuerdan sensaciones y conclusiones agridulces, tanto por el juego desplegado, los méritos que uno y otro equipo hicieron por llevarse el triunfo como por los resultados que finalmente se reflejaron el marcador de ambos duelos. El primero de ellos, cita obligada, se produjo a finales de noviembre apenas un mes después de que Quique Setién arribara al banquillo insular tras la destitución del técnico artífice del ascenso, Paco Herrera.

Los amarillos llegaban a Mestalla tras conseguir la primera victoria con el cántabro al mando (2-0 a la Real Sociedad en el Gran Canaria, jornada 11), siendo la segunda de lo que se había disputado de campaña al momento e intentando, el conjunto grancanario, asimilar y adaptarse al estilo y a los conceptos que les intentaba transmitir el ex del Lugo en las primeras semanas de su estancia en Gran Canaria, las más difíciles de su etapa como entrenador de la UD, una etapa que se ha visto prolongada una campa más.  

Alcácer y sus compañeros festejan su gol en el duelo de liga ante Las Palmas
Alcácer y sus compañeros festejan su gol en el duelo de liga ante Las Palmas

Mientras que los pupilos dirigidos en aquel entonces por Nuno Espírito Santo también llegaban a la cita tras golear a una de las revelaciones de las últimas campañas, uno de los equipos que mejor fútbol practica de la Primera División, el Celta de Vigo (1-5). A pesar de ello, el técnico portugués estaba siendo criticado por un amplio sector de la afición valencianista desde hacía tiempo por la mala actuación que la escuadra ché estaba desempeñando en la fase de grupos de la Champions League, el sistema de juego establecido y las dudas que se generaban en torno a su relación con ciertos jugadores de la plantilla (véase el ejemplo de Álvaro Negredo, que con el luso como entrenador alternaba constantemente la grada y los terrenos de juego).

Las Palmas arribaba a Mestalla tras lograr la segunda victoria de la temporada y con toda la ambición del mundo por vencer al Valencia en su feudo

El resultado final fue de 1-1 (goles de Paco Alcácer a los ocho minutos y de Jonathan Viera a los 56 minutos) y se podría resumir como uno de los mejores partidos que se le ha visto a la Unión Deportiva con el santanderino como entrenador. Unos primeros minutos en los que los canarios se vieron acorralados por los murciélagos pero, en cuanto decidieron desquitarse de la presión y del agobio que produce la necesidad imperiosa de sumar puntos, dieron rienda suelta a ese juego que Setién quería implantar en su nuevo equipo.

Una gran cantidad de ocasiones de gol desperdiciadas y de combinaciones fantásticas que tuvieron como principal efecto jugadas que maravillaron a todos los espectadores, los que lo presenciaron en el estadio, los que lo siguieron por televisión y con independencia de si eran seguidores del Valencia, de Las Palmas o neutrales. Una circunstancia, eso sí, que también tuvo en algunas de sus causas la inestabilidad, la pérdida de confianza y la división en un conjunto blanquinegro que ya no mantenía la misma relación y el apego con el entrenador con el que lograron volver a la fase de grupos de una edición de Champions tras más de dos años sin jugar en ella.

Los jugadores de la UD Las Palmas celebran el tanto del empate logrado por Jonathan Viera tras culminar una gran jugada de combinación. Con su tanto, el exjudor del Valencia estableció el 1-1 final del encuentro liguero jugado en la capital del Turia
Los jugadores de la UD Las Palmas celebran el tanto del empate logrado por Jonathan Viera tras culminar una gran jugada de combinación. Con su tanto, el exjudor del Valencia estableció el 1-1 final del encuentro liguero jugado en la capital del Turia

En definitiva, un resultado que, para la UD y como bien dijo Jonathan Viera al término de dicho encuentro, suponía, más que sumar un punto, perder dos, y que, para el Valencia, al margen de suponer un alivio (pues el marcador podía haber reflejado perfectamente un 1-3 o un 1-4 final), inició una semana fatídica de tres citas sin conocer la victoria entre competición europea y liga (Zenit y Sevilla) que tuvo como consecuencia la destitución de Nuno.

La UD maravilló en Mestalla con su fútbol. Una exhibición de buen juego que no tuvo sus frutos en forma de victoria

Bien diferente fue el otro encuentro que tuvo lugar en Mestalla la pasada temporada entre valencianos y grancanarios. El sorteo de cuartos de final del Torneo del KO dirimió que ambos equipos se vieran las caras a finales del pasado mes de enero con el objetivo de llegar a las semifinales en las cuales podían esperarles uno de los dos reyes, nunca mejor dicho, de esta competición: el FC Barcelona y el Athletic Club. La ida se disputaría en la costa levantina con la obligación de rotar jugadores, a medias, ante la acumulación de partidos que producía esta eliminatoria.

Si en el duelo correspondiente a la jornada número 12 de liga el empate fue agridulce para los amarillos y una bendición para los chés ante lo que podía haber sido y no fue, el encuentro de Copa del Rey se podía considerar justo lo contrario, aunque el dominio del Valencia, ya con el inglés Gary Neville en el banquillo y que venía mostrando su mejor versión precisamente en el torneo copero (al contrario que en Liga) tras arrasar previamente en octavos al Granada, no fue tan claro y aplastante como el de Las Palmas en el pasado noviembre.

Las semanas previas al partido frente a los grancanarios habían sido difíciles para Nuno y el valencianismo en general

La primera mitad fue un auténtico suplicio para los pío-pío, especialmente en los primeros minutos en los que la presión asfixiante de los murciélagos sobre la salida de balón canaria puso en serios apuros a la zaga amarilla y al que fue el guardameta titular aquel día, Raúl Lizoain, que en más de una ocasión tuvo que emplearse a fondo para evitar lo que hubiese ido una primera parte catastrófica.

Roque Mesa y Paco Alcácer luchan por hacerse con los dominios del esférico en el partido de Copa del pasado mes de enero / Fotografía: Getty Images
Roque Mesa y Paco Alcácer luchan por hacerse con los dominios del esférico en el partido de Copa del pasado mes de enero / Fotografía: Getty Images

Y, sin embargo, cuando más se merecían los de Neville el gol, llegó el tanto isleño,  a la media hora de juego y merced a una falta desde el costado derecho botada por Momo que remató inintencionadamente hacia su propia portería el joven centrocampista procedente del filia valencianista Zahíbo. Una situación inesperada e inmerecida para el Valencia que les obligó a ir a remolque el resto del partido. Un calvario que parecía no tener fin, pues a la mala racha liguera se le unía el desacierto de cara a portería, incluso cuando más se merecían los goles y el triunfo los valencianos.

En la vuelta, una escuadra ché sólida y peligrosa al contragolpe venció en el global de la eliminatoria

Ya en el segundo tiempo las fuerzas se equilibraron y los amarillos dieron un paso hacia adelante ante un Valencia que no daba la espalda al partido pero al que se notaba afectado tras el varapalo del autogol. Finalmente, en un contraataque sería Alcácer, al igual que en Liga, el estableciera las tablas en el marcador y el que inició el último arreón ché para ganar la contienda.

Negredo la tuvo en la última jugada pero no logró anotar el gol que hubiera obligado a los de Setién ganar al menos por un tanto en el duelo de vuelta en la isla. Una eliminatoria que quedaba abierta y que, finalmente, se llevarían los pupilos de Neville gracias a una solitaria diana de Rodrigo Moreno en Siete Palmas. Posteriormente caerían eliminados en semifinales ante un imparable FC Barcelona que se aprovechó de la situación, otra vez, de inestabilidad de los valencianistas. 

En definitiva, dos empates a uno en Mestalla como precedentes al encuentro que se celebrará a partir de las 22:00 horas (21:00 en Canarias) entre un Valencia, dirigido por Pako Ayestarán, y una Unión Deportiva que tratarán de comenzar con buen pie una temporada que se presenta ambiciosa cuanto menos para ambos equipos: los chés con el objetivo de no repetir lo sucedido en la anterior campaña y lograr, al menos, estar en la lucha por los puestos que dan acceso a competiciones europeas; por su parte, los isleños no piensan más allá de una permanencia holgada y sin sobresaltos, prolongando la gran dinámica de la que disfrutaron en la segunda vuelta del pasado campeonato. El emblemático recinto valenciano será testigo de si, a la tercera, va la vencida, bien sea para los blanquinegros o, en el caso contrario, para los amarillos.