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Con coraje y corazón, Schwartzman eliminó a Thiem

El argentino dio la gran sorpresa de la jornada al eliminar en la segunda ronda del Másters 1000 de Montreal al número siete del mundo, el austríaco Dominic Thiem. En un partido colmado de emociones y mutaciones en el resultado, “El Peque” batalló como un campeón. Imponiendo un buen juego y una garra admirable, se quedó con el encuentro por 6-4, 6-7 (7) y 7-5.

Con coraje y corazón, Schwartzman eliminó a Thiem
El argentino golpeando un revés en un torneo previo. Foto: Zimbio.
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Por Agustín Cabreros

Bajando el telón de la segunda jornada en Canadá, Dominic Thiem y Diego Schwartzman se enfrentaron por cuarta vez en el circuito. El argentino que siempre supo complicar y exigir más de lo esperado al austríaco consiguió dar la campanada en la segunda ronda de Montreal y alcanzó así, su primera victoria ante un jugador top ten. En un encuentro muy intermitente que fue adoptando mucha tensión y alcanzó un dramatismo especial en los dos últimos parciales, el número treinta y seis del mundo sacó a relucir su corazón para quedarse con uno de los triunfos más resonantes de su carrera. Luego de dos horas y cincuenta y cuatro minutos, rescató cuatro pelotas de partido y venció al austríaco por 6-4, 6-7 (7) y 7-5.

La elegancia, los tiros ganadores y la profundidad que suelen alcanzar los disparos de Thiem desde el fondo de la cancha, no estuvieron del todo presente en la noche canadiense. La imprecisión, las elecciones incorrectas y la buena predisposición del argentino, hicieron que el austríaco no se sienta del todo cómodo en la pista y lo llevaron a realizar innumerables cantidad de errores no forzados. El joven europeo ocupa la tercera posición en la carrera a Londres, lo que demuestra el gran tenis que ha desarrollado a lo largo del año.

Sin embargo, todavía permanecen ciertas falencias en su juego como la impaciencia para trabajar más los puntos.  Evitar los ataques sin  criterio y buscar la obtención de mejores direcciones y aperturas sin recurrir constantemente a la potencia de sus golpes, le aseguraría a Thiem controlar y manejar de mejor forma los puntos, convirtiéndolo en un jugador más compacto y compensado.

El argentino compromete a Thiem

En el inicio del primer parcial, Dominic quebró el saque del argentino y se veía encendido para sacar ventaja en el encuentro. No obstante, su juego fue desapareciendo y con el correr de los minutos comenzó a fallar pelotas muy sencillas, principalmente con la intervención de su drive. Schwartzman fue de menos a más, encontró una muy buena regularidad y jugó mejor plantado desde el centro de la cancha.

A raíz de una derecha fuerte y concisa, y con una actitud admirable, el argentino fue superior a su rival, consiguiendo igualar el compromiso rápidamente. Sacando 4-5, Thiem profundizó aún más los garrafales errores que persistieron durante todo el partido y le permitió al argentino quedarse con el primer set por 6-4 luego de cuarenta minutos de juego.

Emociones, suspenso, cambios de resultados, enojos y alegrías caracterizaron y elevaron la calidad del partido. La garra y el coraje del argentino hicieron vibrar las gradas de Montreal, provocando la simpatía de los espectadores hacia el tenista nacido en Buenos Aires. El revés cruzado de Thiem fue un golpe inseguro, no pudo direccionar las pelotas a las líneas y esa desconfianza, llevó a que el austríaco utilice en gran medida el revés con slice, resignando como consecuencia, del juego ofensivo. "El Peque" aprovechó las inseguridades y la tensión reflejada en el rostro de su rival y jugó al tenis como un verdadero guerrero.

El esfuerzo de Schwartzman hace la diferencia

Schwartzman luchó cada pelota como si fuera la última, obligó siempre a jugar una pelota de más y se hizo fortísimo en los puntos largos, quedándose con la gran mayoría de ellos. El segundo parcial contó con un dramatismo espectacular, y parte de ello, se debió a la poca contundencia y efectividad en los servicios de ambos.  Además, los intercambios entretenidos con slice y algunas definiciones deliciosas, generaron el entusiasmo y la diversión de los espectadores.

Dos quiebres por lado desembocaron en la intervención del tie break, el cual llegó para sumar un condimento extra al partido: Thiem fue convincente, acertó algún que otro tiro ganador y logró asimilar el pleito al llevarse el set por 7-6 (7). Sin embargo, los pocos winners realizados en el set (cuatro) y los grotescos errores que fueron en aumento todo el tiempo, no contentaban ni tranquilizaban para nada al número siete del mundo.

La diferencia de ranking entre uno y otro y el roce de competencia que Thiem ha adoptado enfrentándose con los mejores del deporte en las fases finales de los torneos más prestigiosos, podían marcar la diferencia en el tramo final del encuentro. En el 3-2, el ganador de ocho títulos ATP -que se mostraba enfadado e impaciente por el desarrollo del juego- quebró una vez más el servicio de Schwartzman y lo confirmó sin problemas con su saque. Si bien el partido termina cuando se gana el último punto, nada hacía pensar que a Thiem se le escaparía la definición del compromiso.

Thiem cometió 67 errores no forzados

En el 2-5, el argentino dejó explicito en la cancha central de Montreal el gigantesco espíritu de lucha y el enorme corazón que tiene para pelear cada partido hasta las últimas circunstancias. Rescató un 0-40 y un total de cuatro match point y volvió a meterse en el partido luego de recuperar el quiebre. El austríaco falló como poco antes visto y Schwartzman no dudó para volver a tomar el saque de su adversario y alcanzar su primera victoria ante un tenista top ten. En casi tres horas de juego, Diego se adueñó del set por 7-5 y se metió en la tercera ronda del certamen canadiense. Su próximo contrincante será el estadounidense Jared Donaldson.