Un salto al vacío sin paracaídas. Así es como ambos jugadores afrontan un duelo que ha sido uno de los que más episodios ha tenido a lo largo del año. Andy Murray es consciente de que no hay margen de error si quiere terminar el año en la cúspide del ránking, por lo que una derrota supondría una tragedia como él similar a la de la no apertura del paracaídas en pleno descenso, cuando más se está divirtiendo. Por parte de Milos Raonic, la adrenalina que ostenta ante la perspectiva de dar un paso más en su carrera se asemeja a la de un saltador novel, ansioso por probar esas sensaciones nuevas pero a la vez con cierto vértigo.

Murray llega con mucho desgaste físico y mental tras su maratón ante Nishikori

Si algo está claro es que ambos jugadores requerirán de su mejor versión para lograr el triunfo pero no solo eso. En un encuentro de tanta tensión y entre dos estilos contrapuestos, la claridad de ideas se antojará decisiva en el devenir del encuentro, habiendo demostrado Andy su capacidad de recuperación en los encuentros precedentes. La vitola de favorito recae en el de Dunblane, sin remilgos a la hora de asumirla y actuar como tal, pero Raonic ya no es un mero aspirante sin nada que perder y mucho que ganar, sino que requiere de un triunfo de esta entidad para dar un golpe sobre la mesa. El espectáculo está servido.

Raonic y Murray en final de Wimbledon 2016. Foto: wimbledon.org
Raonic y Murray en final de Wimbledon 2016. Foto: wimbledon.org

Andy Murray: la gloria al alcance de su mano

Para entrar en el olimpo del tenis no se requieren tan solo victorias en Grand Slams, Copa Davis y Juegos Olímpicos, algo que el de Dunblane ya posee, sino también finalizar una temporada en la cima del ránking. Eso es lo que lleva tiempo buscando Andy Murray, siempre a la sombra del trío letal que han formado Federer, Nadal y Djokovic, pero con capacidad para vencer a todos ellos.

Ante el declive de los dos primeros y el morrocotudo despiste del serbio en la segunda mitad de año, Murray percibió la oportunidad de dar un golpe sobre la mesa y alcanzar su meta, y ha actuado como tal. Andy lleva tiempo comportándose como un auténtico número uno del mundo, teniendo la capacidad de ganar partidos en los que no le salen las cosas, volteando marcadores en contra y demostrando una solidez en pista cerca de lo sobrenatural.

Andy Murray en Copa de Maestros 2016. Foto: zimbio
Andy Murray en Copa de Maestros 2016. Foto: zimbio

Andy llega repleto de confianza y con el esquema de juego claro ante Raonic

En Londres no le ha podido la presión hasta el momento, donde se impuso con comodidad a Marin Cilic en el primer partido del torneo, cortando de raíz el buen inicio del croata. Ante Nishikori presentó sus credenciales para salir indemne del O2 Arena, después de tener que batallar durante más de tres horas ante la mejor versión del nipón, remontando una desventaja de un set en contra. Y apenas 48 horas después de esa paliza, sometió a Stan Wawrinka como si de un jugador de medio pelo se tratara.

Milos Raonic: en busca de la guinda al pastel

Sus números no son ya de un aspirante o miembro de la segunda fila, sino de toda una superestrella. El canadiense ganó 50 partido en 2016, perdiendo tan solo 15. Finalista en Wimbledon rompiendo sus límites, las sensaciones que ha transmitido han sido de crecimiento constante y una gran capacidad para hacer más cosas en pista de las que se podría pensar en un jugador de sus características.

El canadiense perdió en los cinco encuentros disputados con Murray en este 2016

Su idilio profesional con Carlos Moyá parece haberle conferido el aplomo necesario para saberse una estrella y actuar como tal. Sin embargo, a pesar de sus números, Raonic tiene la espinita de haber ganado tan solo un título en toda la temporada, lográndolo en la primera semana del año (Brisbane). Quiere acabar el 2016 tal y como lo empezó, es decir, levantando un título, algo para lo que habrá de superar sus propios miedos y vencer a su bestia negra.

Milos Raonic en Copa de Maestros 2016. Foto: zimbio
Milos Raonic en Copa de Maestros 2016. Foto: zimbio

Y es que el cara a cara entre Murray y Raonic es de 8-3 en favor del británico, pero los últimos siete encuentros han sido ganados por el escocés. Dato poco halagüeño para las esperanzas de un Milos con la obligación de, tarde o temprano, romper definitivamente el cascarón y asaltar los eventos más importantes del calendario tenístico.

Claves del partido

Milos Raonic requerirá de un buen inicio para ir creciendo en juego y confianza. El hecho de encadenar siete derrotas consecutivas ante el de Dunblane, obliga a Milos a construir el partido a partir de su servicio e ir entrando poco a poco en calor. Si el canadiense es capaz de jugar con primeros saques y estar metido en pista, puede tener muchas opciones, pero no ha de precipitarse a la hora de atacar y subir a la red, ante la innata capacidad de Murray para contraatacar.

Por su parte, el escocés es consciente de que tiene todas las de ganar pero la exigencia que se pone a él mismo y la frustración que le generan los errores puede ser un arma letal para sus intereses. Si Andy juega tranquilo pero sin perder pista y tirando profundo y con golpes paralelos, el encuentro se hará una montaña muy difícil de escalar para su rival.