Sábado de semifinales en el ATP 250 de Estambul, que se vestía de gala para acoger dos grandes partidos previos a la gran final. En el primer choque del día, se confirmó que el certamen otomano tendrá nuevo campeón, ya que Marin Cilic se encargó de eliminar al ganador en la edición del año pasado, Diego Schwartzman, por 6-1 y 7-6 (7).

En la segunda semifinal, un duelo de alto calibre entre dos tenistas mediáticos y con mucha historia en el circuito: Milos Raonic y Viktor Troicki. Raonic, número seis del mundo, viene mejorando sus prestaciones en tierra batida, una superficie que no le es muy beneficiosa de cara a su juego basado, primordialmente, en su poderoso servicio, al que se le unen una derecha plana muy potente y una agilidad impropia de tenistas de su envergadura. Por otro lado, el serbio Viktor Troicki, que buscaba hoy su primera final sobre arcilla. El número 38 del mundo, pese al paso de los años, sigue siendo un jugador difícil de superar, con una defensa muy férrea y una versatilidad muy difícil de leer por parte de los rivales.

Cinco partidos entre estos dos jugadores, con un bagaje muy de cara para el canadiense, que ganó cuatro de ellos. Su primer meeting tuvo lugar en el año 2012, y se saldó con el triunfo de Raonic, 6-3 y 6-4, en la segunda ronda del Masters de Toronto. No han pasado ni tres meses desde su última confrontación, cuando Milos pudo superar, también en dos sets (6-3 y 7-5), la segunda ronda del Masters de Miami.

Un infalible Raonic se lleva el primer set

El partido comenzó muy de cara para el primer cabeza de serie en este torneo. Raonic, controlando la situación, se defendió bien de los ataques desde el fondo de pista de su rival y, atacando continuamente al revés de Troicki, arañó su primer break del encuentro, en su primer turno al resto.

Si algo era destacable durante estos instantes iniciales, eso era el empeño de ambos tenistas en atacar al revés del contrario, un golpe menos efectivo en sendos casos, y que les obligaba a jugar incómodos, cometiendo numerosos errores. Los primeros problemas para el canadiense llegaron en el quinto juego. Las imprecisiones con la derecha y la intensidad de Troicki desde atrás provocaron que el serbio dispusiese de su primer punto de quiebre, que fue salvado por Raonic y su magistral servicio, sumado a sus grandes destellos de calidad, poniendo el 4-1.

Partido muy completo de Milos Raonic hasta el momento: su servicio y su derecha eran misiles, su revés era correcto, siempre utilizado desde la defensa y, a todo eso, había que sumarle la efectividad con el resto. En el octavo juego, y con 5-2 en el marcador, el nacido en Podgorica, Montenegro, remontó un 40-15 con cuatro devoluciones magistrales, que le sirvieron para anotarse el primer parcial por 6-2, en poco más de media hora de juego.

Un superior Raonic se mete en la final

El segundo asalto arrancó con un Troicki más mentalizado, que supo como contener los asaltos de Raonic con la derecha. Durante los primeros instantes, ambos jugadores se centraron, exclusivamente, en mantener intactos los servicios, sin embargo, era Troicki el que más amenazante se mostraba con el resto.

Pese a los intentos del serbio de acercarse en el marcador, fue Raonic el primero en adelantarse en este segundo parcial, dejando el partido casi sentenciado cuando, en el sexto juego, quebró por tercera vez en el día de hoy y puso el 4-2. Hasta el momento, las oportunidades del de Belgrado habían sido reducidas y, pese a no hacer un mal partido, el nivel de Raonic era muy superior. Esa superioridad, manifiesta de principio a fin, impidió cualquier chance de remontada al balcánico. Con un juego sólido, eficiente y muy completo, Milos Raonic, por 6-3 y 6-2 en poco más de una hora, selló su pase a la que será la final número veintiuno de su carrera.