El calvario de Wawrinka con su rodilla izquierda no cesa. Tras su operación en agosto de 2017, el suizo volvió a las pistas en el Abierto de Australia. Sin dejar buenas sensaciones, se deshizo de Berankis, para después caer estrepitosamente ante Sandgren. En Sofía ofreció una mejor imagen venciendo a Klizan y Troicki, pero acabaría siendo eliminado por el futuro vencedor, Mirza Basic. En Rotterdam sorprendió su temprana eliminación, ante el WC local, Tallon Griekspoor; y en Marsella se esperaba que volviera a ofrecer un buen nivel y tenía una gran oportunidad de avanzar rondas. Sin embargo, volvió a caer en el debut.
Su verdugo fue el bielorruso Ilya Ivashka, número 193 de la ATP, habituado a jugar torneos Challengers. Accedió al cuadro principal en Marsella superando la fase previa (venció a Oscar Otte y a Kenny de Schepper), y en primera ronda arrasó a Laslo Djere tras un 6-3 y 6-1.
Wawrinka apenas pudo competir en pista
Ivashka avisaba desde el primer juego que no iba a regalar nada y que estaba dispuesto a plantar cara a todo un Wawrinka. A pesar de conseguir el break en el tercer juego, Stan lo recuperó de inmediato. Sin embargo, todo cambió en el séptimo juego donde el suizo sufrió dolor en su rodilla izquierda y cedió su servicio. Este hecho provocaría poco después que Ivashka se hiciera con la primera manga por 6-4.
Las molestias continuaron, y con el 1-1 en el segundo parcial, Wawrinka se vio obligado a tirar la toalla y se retiró de la pista con lágrimas en los ojos. Sin duda, una situación bastante delicada para el tres veces campeón de Grand Slam, y habrá que esperar a ver como evoluciona su rodilla y si es capaz de disputar los torneos de Indian Wells y Miami.
Tras esto, Ivashka se encuentra en una situación única. Tras acceder a sus primeros cuartos de final a nivel ATP, se las verá con el francés Nicolas Mahut, que viene motivado al haber derrotado a dos duros rivales: Stefanos Tsitsipas y Gilles Muller, para conseguir un puesto en semifinales.