Parece mentira que pasó un año desde que Patronato logró el ascenso a la Primera División tras ganarle a Santamarina de Tandil por penales en aquella recordada final del reducido.

¿Cómo olvidar aquel maravilloso tiro libre de Garrido que terminó en la apertura del marcador? ¿Cómo olvidar ese cabezazo formidable de Minetti para poner el empate en el global? La gente va a recordar toda su vida ese penal atajado por Bértoli que significó el ascenso a la máxima divisional del fútbol argentino.

Luego del penal atajado se produjo un microsegundo de silencio en el Grella, la final había terminado, Patronato era de Primera. Alcanza pelotas, ayudantes, jugadores, cuerpo técnico y, problablemente, algún hincha infiltrado corrieron toda la cancha para abrazar a Bértoli, el heroe de la noche.

La vuelta olimpica no se hizo esperar, mucho menos los fuegos artificiales que iluminaron la noche del 6 de diciembre.

Los hinchas rojinegros partieron a la plaza principal, lugar elegido para los festejos del plantel. El lugar estaba repleto de simpatizantes, no sólo fueron los hinchas de Patronato, sino también los hinchas del fútbol, aquellas personas que aman a la ciudad y desean desde lo más profundo que le vaya bien. Lágrimas de emoción inundaron las calles de la plaza principal. Más entrada la noche, el plantel se hizo presente en el lugar para festejar junto a sus hinchas y a los hinchas del fútbol.

Los festejos de esta hazaña del equipo paranaense duraron hasta altas horas de la madrugada. Todos esos hinchas volvieron a sus casas con una sonrisa en su rostro luego de lo que vivieron y sintieron esa noche.