Hay aficiones que están acostumbradas a sufrir partido a partido, temporada a temporada. La del Real Betis es una de ellas y, sin lugar a dudas, lo que su equipo ha vivido en el año 2016 ha sido, tanto para el club como para sus aficionados, como una montaña rusa. Un año que empezó con dos derbis (se jugaron tres consecutivos teniendo en cuenta el último de diciembre de 2015); un año en el que el banquillo del Villamarín lo han ocupado hasta cuatro entrenadores; un año, en definitiva, de muchas emociones.

Derbi, sorpresa frente al Madrid y primer cambio de técnico

“Al Betis le pido que en mayo esté en Primera División”. Estas fueron las primeras palabras del todavía técnico del Real Betis Balompié, Pepe Mel, el 1 de enero de 2016. Aún no sabía que su equipo lo iba a lograr, pero no con él al mando, ya que sería sustituido en ese mismo mes. Pero empecemos por el principio.

El año no comenzó bien para los de La Palmera. Obligados a ganar en casa, cosa que llevaban sin hacer, en Liga, la friolera de cuatro meses. Sin embargo, la cosa no fue como los bélicos esperaban. Era el 3 de enero y el Eibar visitaba el Benito Villamarín. Un Villamarín que asaltaron y en el que se impusieron por 0-4. La primera prueba del año, que Joaquín y Van der Vaart se perdieron por enfermedad, no había sido superada, y venía algo peor.

Tan solo tres días después, en el día de la Epifanía del Señor –popularmente conocido como el día de los Reyes Magos-, sus divinas majestades de Oriente habían preparado un regalo especial a los sevillanos: un derbi en los octavos de final de la Copa del Rey. Un derbi en el que los verdiblancos volvieron a demostrar que no pasaban por su mejor momento. En la ida, disputada en el feudo bético, el Sevilla se imponía por 0-2, un resultado que podía haber sido diferente de no ser por el penalti que el ‘tiburón’ Castro falló a pocos minutos del final. Una semana después, en Nervión, la eliminatoria quedó más que sentenciada con un 4-0 a favor de los sevillistas.

Dani Giménez bloquea un balón en el encuentro de ida de Copa del Rey en el Villamarín | Foto: Juan Ignacio Lechuga (Vavel)
Dani Giménez bloquea un balón en el encuentro de ida de Copa del Rey en el Villamarín | Foto: Juan Ignacio Lechuga (Vavel)

Pero parémonos un poco antes. Tras la jornada liguera entre los dos derbis, en la que el Real Betis cayó frente al Getafe, llegaba una de las noticias más importantes del año para el club. Cuando todavía había gente con la que te cruzabas por la calle y te felicitaba el año nuevo, cuando apenas habían pasado diez días desde el cambio de año, Pepe Mel era destituido como técnico del club verdiblanco y Juan Merino era el elegido, una vez más, para sustituirlo.

Merino disputó su primer partido de Liga al frente del Betis en la jornada 20 de la competición y ocupando la decimoquinta posición de la tabla. El encuentro se disputaba en el feudo del Submarino Amarillo y el “nuevo Betis” lograba volver a Heliópolis con un punto más. Pero la verdadera sorpresa iba a llegar una jornada después. Segundo round liguero en casa en el nuevo año y el rival era, ni más ni menos, el Real Madrid.

La situación de ambos equipos, salvando todas las distancias, era similar. Tras una mala racha la dirección había decidido un cambio de técnico. El Betis seguía necesitando ganar en casa como necesita el campo la lluvia, pero no había buenos augurios para este encuentro después de que el nuevo Real Madrid de Zinedine Zidane hubiera anotado dos manitas en sus primeros partidos. Sin embargo, contra todo pronóstico, llegó la primera buena nueva del año, el Real Betis, concretamente Cejudo, anotaban en la primera mitad aprovechando el mal inicio merengue y dominaron el marcador durante, prácticamente todo el encuentro. Hasta que, hacia la mitad de la segunda parte, Benzema marcaba para sentenciar el empate. Fue un punto, solo un punto más, pero, por frente a quien se había conseguido, empezaba a haber esperanzas. El nuevo rumbo bético había llegado.

Los jugadores béticos celebran el gol de Cejudo frente al Real Madrid | Foto: Juan Ignacio Lechuga (Vavel)
Los jugadores béticos celebran el gol de Cejudo frente al Real Madrid | Foto: Juan Ignacio Lechuga (Vavel)

El camino hacia la permanencia

Acabado el primer mes del año con un relativo éxito –aunque quedaba mucho por hacer- nuevas caras seguían llegando a Heliópolis. No solo de la mano del mercado invernal, donde Charly Musonda y Martín Montoya fueron las llegadas más especiales, sino también en la dirección del club: el 4 de febrero Ángel Haro era elegido el nuevo presidente del Real Betis.

Así, con nuevo técnico, nuevos jugadores y nueva dirección, al club vediblanco solo le quedaba un objetivo, luchar con uñas y dientes por la permanencia. Y sí, la lograron.

Pasado el mes de enero, aún quedaban 16 partidos por disputarse, casi un mundo en esto del fútbol. Febrero –y la primera semana de marzo- se marcharon sin haber perdido ni un solo partido: tres empates y tres victorias que supusieron la mejor racha que los de La Palmera sumaron en toda la temporada.

El 1-0 frente al Valencia fue la primera victoria bética de 2016 | Foto: Juan Ignacio Lechuga (Vavel)
El 1-0 frente al Valencia fue la primera victoria bética de 2016 | Foto: Juan Ignacio Lechuga (Vavel)

A pesar de todo, volvieron a llegar las penas. Athletic de Bilbao, Málaga y Atleti lograron ganar, consecutivamente, al Betis, y las dudas llegaban de nuevo. Era la jornada 31 y el equipo verdiblanco ocupaba el puesto 14 de la tabla, no podía seguir fallando.

Los siete partidos restantes fueron, cada uno de ellos, auténticas pruebas de fuego que el equipo logró salvar errando solo frente al Sevilla y el Barcelona. Cuando llegaron estas derrotas faltaban solo dos jornadas para el final de La Liga y aún no había nada decidido. Eibar y Getafe eran los rivales que podían subir al Betis o hundirlo devolviéndolo a la categoría de plata. Y entonces llegó la mayor alegría de la temporada.

Ipurúa fue testigo de un empate a uno que valía al Real Betis Balompié para tener la permanencia matemática. Era el minuto 37 cuando, tras una jugada entre Joaquín y Portillo, Rubén Castro acababa batiendo a Irureta y adelantando al club verdiblanco en el marcador. Ya en la segunda mitad, a falta de algo más de 15 minutos para el final del encuentro, Enrich devolvía el empate al electrónico, pero no pasaba nada, el Betis seguía un año más en Primera División.

Permanencia que quedó más que sentenciada en la última jornada, en la que, frente a su afición, el Betis lograba ganar por 2-1 al Getafe y subir cuatro puestos en la clasificación para acabar la temporada 2015/2016 en la décima posición.

Gustavo Poyet y la búsqueda de un Betis diferente

Asegurado un año más en Primera División, era el momento de poner en marcha la nueva temporada. Un nuevo Betis estaba en camino. Un nuevo Betis que, al día siguiente de conseguir la permanencia, anunciaba un nuevo entrenador: Gustavo Poyet. El uruguayo llegaba de entrenar al Brighton & Hove Albion, al Sunderland y al AEK Atenas y ahora era el momento de intentar reeditar con el club verdiblanco los éxitos conseguidos en dichos equipos.

Y un nuevo Betis, sobre todo, por la cantidad de entradas y salidas que se produjeron durante el mercado estival. 19 salidas (Molinero, Vadillo, Damiao, Montoya, Van Wolfswinkel, Jorge Molina, Braian Rodríguez, Tarek, Kadir, Caro, Lolo Reyes, N’Diaye, Westermann, Dani Pacheco, Xavi Torres, Van der Vaart, Kadia, Portillo y Vargas) para dar paso a once nuevos jugadores que dieran vitalidad y fuerza al equipo. Once jugadores que llegaban para reforzar, prácticamente, todo el campo y bien podrían conformar un equipo titular al completo (Durmisi, Jonas Martin, Nahuel, Musonda, Felipe Gutiérrez, Mandi, Sanabria, Zozulya, Manu Herrera, Brasanac y Ryan Donk).

El nuevo Betis comenzó bien la pretemporada, casi excelente podría decirse. Sin embargo, en la segunda parte de la misma la montaña rusa empezó a descender. Un descenso que, iniciada ya la competición oficial, no tenía freno. Y que acabó, en noviembre, con la salida de Gustavo Poyet del banquillo verdiblanco.

Imagen del primer encuentro del Real Betis en casa en la temporada 2016/2017 frente al Deportivo | Foto: Rául Pajares (Vavel)
Imagen del primer encuentro del Real Betis en casa en la temporada 2016/2017 frente al Deportivo | Foto: Rául Pajares (Vavel)

Durante once jornadas de La Liga el uruguayo se mantuvo al frente del Real Betis. Once jornadas en las que los únicos defensores que tuvo fueron el director deportivo y el presidente del club. La afición nunca acabó de fiarse de él, quizá porque le costó seis partidos (y no volvió a hacerlo más) ganar un juego en el Benito Villamarín. Un sistema táctico que no acababa de convencer, jugadores decisivos temporadas anteriores que no aparecían sobre el terreno de juego y malos resultados (seis derrotas, dos empates y tres victorias) desembocaron en la cesión del entrenador.

La manada de Víctor Sánchez

Una cesión que ya estaba prácticamente oficializada, pero que no se hizo pública hasta que acabaron los arduos trabajos de búsqueda de un nuevo técnico. Hubo muchas especulaciones, jornadas maratonianas de entrevistas con posibles candidatos y, finalmente, en la noche del 11 de noviembre se hacía oficial la llegada de Víctor Sánchez del Amo.

El Real Betis iba a ser el tercer equipo que dirigía el técnico madrileño en 2016, después de haber salido al final de temporada del Deportivo de La Coruña y haber pasado, fugazmente, por el Olympiakos.

Víctor Sánchez del Amo llegó y cambió al Betis. Con un sistema táctico bien definido (5-3-2) y sabedor de que quería “once lobos” sobre el terreno de juego, comenzó un nuevo camino para la manada bética. Una manada que, desde que llegara el nuevo entrenador, no ha perdido en casa (tres victorias y un empate), ha marcado en seis de los siete partidos disputados. A pesar de todo, el Betis de Víctor aún tiene una cuenta pendiente. En el último partido del año (frente al Deportivo de La Coruña en la vuelta de dieciseisavos de la Copa del Rey), no lograba acabar con la mala racha de derrotas lejos del feudo heliopolitano.

Los jugadores celebran uno de los goles frente al Celta en el último partido de 2016 en casa | Foto: Raúl Pajares (Vavel)
Los jugadores celebran uno de los goles frente al Celta en el último partido de 2016 en casa | Foto: Raúl Pajares (Vavel)

En definitiva, un Real Betis que ha encontrado el camino correcto –un camino que debe terminar de pulir- y que, cual manada de lobos, trataran de atacar y dejar su huella, un año más, en la máxima categoría del fútbol español.

Anuario VAVEL Real Betis 2016: jugador a jugador

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Sobre el autor
Azahara Sanchez Perez
Graduada en Periodismo por la US y estudiante en el Máster de Periodismo Deportivo de la Cámara de Comercio de Sevilla.