La UD Almería volvió a saborear las mieles del triunfo, y lo hizo a costa de un Nàstic de Tarragona que continúa sumido en su particular crisis tras no saber lo que es ganar en las once jornadas que llevan transcurridas del presente campeonato.
Fernando Soriano puso en liza un once altamente ofensivo, con jugadores como Pozo, Puertas, Fidel o Quique siendo alineados desde el inicio y, fruto de ello, los rojiblancos pronto iban a hacerse con el balón, aunque la lesión de Corona en el minuto diez de juego mitigó el buen inicio de los locales y el ritmo del partido se diluyó de manera progresiva.
No obstante, cuando se acercaba la media hora del choque, ahí estuvo Antonio Puertas para avivar la llama del mismo, rematando en el segundo palo una prolongación de Joaquín tras centro desde la banda derecha de Pozo, consiguiendo el almeriense el que sería su primer gol de la tarde.
Con un provisional 1-0 en el electrónico se llegó al descanso. Los locales habían estado más acertados que su rival, tanto en la circulación del esférico como en la definición de cara a la puerta contraria y así lo refrendaba el marcador, que bien pudo haber sido más abultado.
Después de los quince minutos de receso tendría lugar un hecho que cambiaría el devenir del choque. Y es que el Nàstic se quedaba en inferioridad numérica tras ver Gerard Valentín la segunda tarjeta amarilla por llegar tarde a la lucha por un balón y cometer falta sobre Fidel.
Pero, contra todo pronóstico, la expulsión pareció dar alas a los de Vicente Moreno, que durante un pequeño tramo del envite dominaron el cuero y, con ello, generaron murmullo y silbidos entre el graderío.
No obstante, el cansancio hizo mella en los catalanes y el Almería fue creciendo hasta aumentar la renta goleadora por medio de Antonio Puertas, de nuevo, que culminó una jugada individual definiendo con pierna izquierda desde el balcón del área.
El tanto del delantero almeriense dio la tranquilidad que tanto ansiaba el respetable y terminó con las esperanzas de puntuar de los visitantes, que, por si no fuera poco, en las postrimerías del encuentro asistieron al tercer gol rojiblanco de la jornada. Esta vez fue Quique González quien perforó las redes de la meta defendida por Dimitrievski y puso el broche a la segunda victoria unionista de la temporada.
