Sensaciones distintas las previas al partido por parte de estos dos equipos. Por un lado los Eagles visitaban el estado de Georgia para tratar de mantenerse invictos y confirmar su progreso tras un inicio algo dubitativo en el partido inaugural. Por su parte, los locales querían dejar un buen sabor de boca a sus aficionados tras perder un partido muy bronco contra los Vikings y no perder comba en una división que, tras la lesión de Drew Brees, está más abierta que nunca.
Comenzó por delante Atlanta, dominando en el marcador y en cuanto a sensaciones, conectando bien en ataque y consiguiendo primeros downs con cierta fluidez. Basaron su esquema sobretodo en el juego de pase, como es habitual, pero involucrando en él a los running backs, con pases cortos que resultaron más efectivos que el juego de carrera para que Freeman consiguiera yardas. Los Falcons estaban consiguiendo ganar el partido donde habitualmente lo hacen los de Doug Pederson, en las trincheras. Matt Ryan sólo sufrió un sack en todo el encuentro, por lo demás tuvo mucho tiempo para lanzar gracias a su línea ofensiva, que llegaba con alguna duda tras la lesión de su Guard rookie.
Philadelphia, por su parte, no estuvo bien en la primera mitad, un juego de carrera inexistente y un Carson Wentz que no encontraba a sus receptores. Y no era para menos, hasta 10 jugadores de los Eagles estuvieron en algún momento siendo atendidos en la banda. Entre ellos el propio Wentz (que volvió al campo mientras todos los aficionados de Philly rezaban sus oraciones), pero no lo hicieron así ni Jeffrey, ni Jackson, ni Goedert, tres de sus principales armas.
Pese a ello con el segundo tiempo ya empezado, los visitantes comenzaron a poner en aprietos a los Falcons con un gran Wentz que encontró en Agolhor su principal aliado. Hasta el punto de colocarse con ventaja a falta de 2 minutos. Pero entonces, apareció el de siempre para salvar la papeleta de Atlanta. Julio Jones capturó un un pase en su propio campo que, tras dos grandes bloqueos de sus compañeros, se convirtió en una carrera de 100 metros lisos hasta la end zone. Los Eagles dispusieron de un último drive donde estuvieron a pulgadas de la machada, pero la recepción de Zach Ertz se quedó corta.
Respiran algo más aliviados unos Falcons que no tenían un inicio de temporada fácil en cuanto a calendario y que se ven igualados a victorias con sus rivales de división.