Andrea Iannone tendrá que demostrar en este segundo año con Suzuki que se merece seguir en MotoGP. Dado que este año terminan la mayoría de los contratos pilotos-fábricas, el mercado de fichajes y renovaciones está muy vivo para no haber empezado todavía el mundial. Sin embargo, no se lo van a poner fácil al italiano, empezando por su propio compañero de equipo, Alex Rins.
Además de Rins, su moto tampoco está por colaborar, ya que las sensaciones durante los test han dejado mal sabor de boca a la parte del box del italiano respecto a la aerodinámica y el carenado. Otro factor añadido es el hecho de la subida de nivel por parte de toda la parrilla que hace que el mundial esté más caro que nunca y en el que cualquier error puede suponer una pérdida considerable de oportunidades.
Líder del equipo, por poco
Aunque era la primera temporada de Iannone en Suzuki, lo único que lo salvó de quedar por detrás de su compañero de equipo fue probablemente la lesión que Rins sufrió entrenando motocross antes del Gran Premio de Argentina, lo que le dejó fuera hasta Assen. Sin embargo, Iannone solo ha quedado en posiciones de puntos en nueve ocasiones frente a las siete de Rins con seis carreras menos. Ha hecho cuatro ceros en carrera y ha tenido cinco caídas, completando las otras nueve que le quedaban de las 18 de la temporada.
El italiano solo superó al español en una posición dentro del top10, siete frente a seis, teniendo ambos un cuarto puesto como mejor posición de la temporada. Al final, Iannone terminó imponiéndose por 11 puntos al español condicionado por la lesión.
Tocado y perdido en Tailandia
Los test pretemporada empezaron con enfermedades en ambas partes del box de Suzuki. El italiano sufría un virus estomacal que le obligaron a dejar la moto aparcada en el garaje hasta llegar a Jerez. Llegó a dominar en el circuito andaluz durante la primera jornada sin Honda ni Yamaha en la pista, pero Ducati tomó el relevo en los dos días siguientes.
Sepang fue un circuito en el que la mayoría de los equipos salieron satisfechos con los resultados y las sensaciones durante los tres días de test, en los que el italiano quedó decimotercero con un tiempo de 1:59:615 (a casi ocho décimas de Jorge Lorenzo) en la combinada de los tiempos. Sin embargo, al llegar a Tailandia dos semanas más tarde, el carenado era su mayor enemigo. Salió de Buriram decimoquinto a casi un segundo de Dani Pedrosa y sin ningún avance, solo con problemas de aerodinámica. Mientras que Iannone empeoraba, Rins escalaba una plaza hasta ser quinto.
No obstante, en Qatar se abría un claro entre el oscuro que dejó Buriram y el italiano consiguió meterse en la tercera posición el primer día y dominar al día siguiente por encima de Andrea Dovizioso y Marc Márquez. Aunque no pudo participar el último día por un virus estomacal, Iannone sale contento con el rendimiento de la Suzuki, contento para empezar con buen pie la temporada en un circuito que le viene bien y en el que el año pasado tuvo el mejor desempeño de toda la temporada.
Nunca hay que perder la fe
Aunque el piloto italiano ha recibido muchas críticas y algunos lo sitúan ya fuera del equipo, apostando ciegamente en el español, Iannone todavía sigue confiado en que puede volver la Suzuki ganadora que llevaba Maverick Viñales antes de su paso a Yamaha. Él asegura que no se rindió ni se va a rendir, que dará todo como el año pasado para encauzar la moto de alguna manera. El año pasado era el motor, lo cual Suzuki admitía haber tomado un camino equivocado al elegirlo; este año es el carenado que a uno le va bien, pero al otro, no.
Sin embargo, todo este empeño puede llevar a cometer fallos tontos que no se puede permitir. Estar siempre intentando dar más del 100% para llevar la moto al límite o intentar hacer buenos resultados con ella, pueden acabar con el piloto por los suelos y frustrar su intento de superar los números del año pasado y con ello, quedarse en el equipo, renovando el contrato por, al menos, dos años más.
Sin opciones claras, pero posibilidad de estar cerca
Aparte de tener que luchar contra un compañero de equipo que cada día va mejor con la montura a la que a él le da problemas, tiene que vérselas con el campeón del mundo, Marc Márquez y las Honda oficiales en general, ya que tanto como Dani Pedrosa como Cal Crutchlow están haciendo unos test increíbles y el sentimiento generalizado en la fábrica nipona del ala dorada es de satisfacción.
En el caso de Yamaha y Ducati, aunque por el momento estén también perdidas en cuanto al desarrollo de la moto, no hay que descartarlas de la lucha con Valentino Rossi y Maverick Viñales en el caso de la primera; con Jorge Lorenzo y Andrea Dovizioso, en el de la segunda. También hay que tener en cuenta a Johann Zarco. El francés, con la Tech3, está quedando por delante de las Yamaha oficiales y se cuela incluso entre las Honda de Pedrosa y Márquez.
Iannone no tiene, de momento, una oportunidad clara para competir con la cabeza, pero si algo se ha demostrado en este último año es que nunca se sabe lo que puede pasar a lo largo de la temporada y quién puede mejorar tanto como para luchar por el título. Otro factor añadido es que cada día hay más pilotos con opciones al título y eso abre el abanico de pilotos para pelear por posiciones importantes.