Durante toda su carrera, Grigor Dimitrov ha tenido que convivir con la presión. La presión de la eterna comparación con Federer, de tener que demostrar continuamente que puede llegar a lo más alto y ser campeón de un Grand Slam, algo que ya hizo de júnior. Pero hay algo en su cabeza que no termina de funcionar. Ha sido precisamente en Wimbledon, donde hace diez años se hizo con el título en categoría júnior, el escenario de una nueva decepción del actual campeón de la Copa de Maestros. En el último turno de la pista central, una versión más reconocida del gran Stan Wawrinka lo deja fuera de su Grand Slam preferido y a las primeras de cambio. En dos horas y 50 minutos, Wawrinka renació para mandar a la cuneta al sexto cabeza de serie del cuadro por un marcador de 1-6 7-6(3) 7-6(5) y 6-4 en un encuentro en el que el suizo demostró un mayor carácter competitivo y más fortaleza mental que su rival. 

No le servirá de consuelo, pero Dimitrov terminó con mejores números que Wawrinka: 44 golpes ganadores por 30 errores no forzados. El suizo realizó 35 y 31, respectivamenteY eso que el partido comenzó de la mejor manera para el búlgaro. Atenazado por las dudas generadas la semana pasada al caer con estrépito ante Andy Murray en Eastbourne, Wawrinka salió sin confianza a la pista, fallando sin parar y poniendo en bandeja el primer set a un Dimitrov al que le bastó con aprovechar los innumerables regalos del suizo. En 23 minutos, el búlgaro se llevaba el primer parcial por 6-1 pero esto sólo acababa de comenzar. 

Wawrinka era consciente de que si quería tener alguna opción de pelear por la victoria, eso pasaba por mantener su servicio en el inicio de la segunda manga. El simple hecho de que el helvético fuera ganando sus respectivos turnos de saque puso nervioso a Dimitrov, que comenzó a flaquear en el sexto juego, concediendo el primer 'break' del partido al suizo (4-2). Pese a que logró rehacerse, primero con un 'contrabreak' y más tarde salvando dos 'set points' con 6-5 en contra, Dimitrov ya daba muestras de ansiedad y ya no tenía el control del partido. Con el apoyo de la grada, Wawrinka supo leer el momento del partido y, ayudado por los errores de su rival, se llevó el desempate por 7-3. Un nuevo encuentro comenzaba en la central. 

Wawrinka impone su carácter ganador

El esfuerzo de empatar el choque pasó factura a Wawrinka en el inicio del tercero. El suizo sufrió un pequeño bajón mental, el cual Dimitrov aprovechó para ponerse 3-0 de entrada. Pero a diferencia del primer set, Wawrinka quiso reengancharse, no se rindió, consciente de que si hacía forzar a Dimitrov, éste volvería a tambalearse. Y eso fue lo que sucedió. Con 5-3 y el servicio para adjudicarse el parcial, el búlgaro notó nuevamente la presión y regaló su saque con cuatro errores de bulto. La ansiedad se había apoderado de Dimitrov, que marró otras dos opciones de hacerse con el set antes del segundo 'tiebreak' del partido, que finalmente también acabaría perdiendo por 7-5 tras ir por arriba durante el primer tramo del mismo. 

Dimitrov terminó con cuatro de 14 en bolas de break, Wawrinka, con tres de diez​La cercanía de una nueva derrota apresó al búlgaro, que continúo desperdiciando bolas de rotura que hubieran podido cambiar el rumbo del encuentro. Cada vez que tenía la opción, la ansiedad se hacía presente en la cabeza del sexto mejor jugador del mundo, continuamente estrellado ante sus propios miedos. Con 5-4 en contra y Wawrinka restando para ganar el partido, Dimitrov echó fuera una derecha a media pista en el primer punto. Una premonición de lo que pasaría un par de minutos después. Con bola de partido en contra, el de Haskovo se fue a la red sin excesiva convicción y se encontró con un 'passing shot' de revés marca de la casa de Wawrinka, que sacó toda su rabia contenida tras seis meses de auténtico calvario pero que, por lo menos hoy, ha vuelto a ver la luz. 

El suizo pasa a segunda ronda de Wimbledon, el mismo torneo en el que hace un año daba por finalizada su temporada tras caer ante el ruso Daniil Medvedev. Pero eso ya es historia. 'Stanimal' vuelve a rugir demostrando, con victorias como la de hoy, que todavía tiene mucho que dar al tenis. Su siguiente rival será el italiano Thomas Fabbiano, 133 del ránking ATP, y que derrotó al indio Yuki Bhambri también en cuatro sets. Dimitrov, por el contrario, se marcha para casa a las primeras de cambio y con muchas dudas a nivel mental. El búlgaro tiene ahora un mes por delante para recuperar la confianza en sí mismo antes de afrontar un exigente final de temporada con la defensa de Cincinnati y las Nitto ATP Finals