Los años no pasan en valde, las grandes estrellas poco a poco van dejando su paso a las nuevas promesas, pero Garbiñe Muguruza, con constancia, tesón y buen trabajo ha conseguido llegar a la élite del tenis mundial para comparecer en las WTA Finals por segunda ocasión. El gran evento del año 2016 está a punto de empezar, las espadas están en todo lo alto y como no podía ser de otra manera, mejorar el resultado de la pasada campaña es el objetivo con el que comienza la hispano-venezolana el torneo, además de intentar resolver de la forma más satisfactoria los problemas físicos que ha venido arrastrando durante los últimos partidos que ha disputado. Singapur, tierra de oportunidades, y de dos posibles resultados para Muguruza: o bien fracasa, o bien logra un éxito inigualable.

Comienza el año muy por debajo de lo esperado

Las esperanzas eran máximas, y es que después de un fabuloso 2015 en el que Muguruza se dio a conocer en el tenis profesional, el año 2016 no ha sido ni mucho menos el esperado por parte de la hispano-venezolana, con más altibajos que resultados continuos. La campaña de Garbiñe arrancaba en Brisbane, donde en la segunda ronda sucumbía frente a Varvara Lepchenko para a continuación hacer acto de presencia en el Australian Open, donde se hacía con dos triunfos para caer en tercera ronda frente a Barbora Strycova. La gira australiana no terminaba con los resultados esperados, acudiendo Muguruza a la llamada de Conchita Martínez para comparecer en la Fed Cup, logrando dos triunfos en individuales que ayudaban al combinado nacional a doblegar a Serbia. Pero en Dubái la hispano-venezolana obtendría otro mal resultado, cayendo a las primeras de cambio frente a Elina Svitolina.

Parecía mejorar el año de Muguruza en Doha, donde llegaba a cuartos de final, pero durante la gira americana volvía a retroceder en su camino al número uno. En Indian Wells cerraba su participación en la segunda ronda, pereciendo a las primeras de cambio, para que en Miami corriera mejor suerte, pero tampoco en exceso, perdiendo en cuarta ronda, encontrando la Fed Cup como un bálsamo de aire al ganar sus dos partidos individuales frente a Italia. Con su caída en cuartos de final de Stuttgart Garbiñe dejaba atrás un mal inicio de año para llegar con ganas e ilusión a los torneos de tierra batida, su gran especialidad, y donde las alegrías llegarían en el último momento.

Roland Garros marca un antes y un después en su temporada sin levantar cabeza de ahí en adelante

Para comenzar a entrar en ritmo de competición sobre la arcilla, la hispano-venezolana sucumbía en la segunda ronda del Mutua Madrid Open, continuando con una buena semana en Roma, donde llegaba hasta ni más ni menos que las semifinales del torneo, continuando en Roland Garros con sus buenas sensaciones, completando unas primeras jornadas fabulosas hasta llegar a la final, donde se imponía a la todopoderosa Serena Williams para conseguir su primer gran trofeo. El hecho de obtener un gran trofeo hizo que Garbiñe diera un paso atrás en sus resultados, y es que la gira de hierba arrancaba con una caída a las primeras de cambio en Mallorca, secundada por una dolorosa derrota en la segunda ronda de Wimbledon, para así hacer acto de presencia en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, evento en el que Muguruza había depositado muchas esperanzas, cayendo de forma estrepitosa en tercera ronda, sucumbiendo también en el cuadro de dobles con Carla Suárez y no pudiendo disputar los dobles mixtos con Rafael Nadal por la alta carga de partidos del mallorquín en la cita olímpica.

Con una nueva gira americana por delante dejando atrás los Juegos Olímpicos, Muguruza recuperaba las sensaciones perdidas anteriormente en Cincinnati, donde llegaba hasta ni más ni menos que las semifinales, dando un paso atrás en el US Open, el siguiente gran evento del año, donde tan solo era capaz de disputar dos partidos, cayendo por ende en segunda ronda. Ya en sus últimos compromisos de la temporada Garbiñe ponía rumbo a Asia, donde empezaba una gira de torneos que le llevaban en primer lugar a Tokyo, donde caía en su segundo compromiso, prosiguiendo en Wuhan donde perecía en su primer partido, para cerrar su estancia en los países asiáticos en Beijing, perdiendo en tercera ronda antes de volver a Europa, donde en Linz llegaba hasta los cuartos de final, asegurándose su presencia en las WTA Finals por segundo año consecutivo. Un año claramente salvado por sus buenos resultados en Roma y Cincinnati además del título cosechado en Roland Garros.

En 2015 brilló en las WTA Finals

Como no podía ser de otra manera, Garbiñe Muguruza guarda buen recuerdo del torneo realizado en las WTA Finals 2015, y es que la hispano-venezolana se imponía en la fase de grupos a la checa Lucie Safarova por 6-3 y 7-6 (4), a la alemana Angelique Kerber por 6-4 y 6-4, cerrando sus primeros compromisos con una trabajada victoria contra la también checa Petra Kvitova por 6-4, 4-6 y 7-5, llegando así impoluta a semifinales, cruzándose en su camino la polaca Agnieszka Radwanska, quien planteaba un atrevido encuentro que le otorgaba el triunfo por 6-7 (5), 6-3 y 7-5), quedando así como semifinalista del cuadro de individuales.

En el cuadro de dobles las cosas no le irían nada mal a Muguruza, que junto a Carla Suárez brillaba por luz propia accediendo hasta ni más ni menos que la gran final del torneo, encontrándose al otro lado de la pista las números uno, Sania Mirza y Martina Hingis, quienes no les daban opción alguna a obtener la victoria doblegando a las españolas por 6-0 y 6-3.