No cabe duda que el cuadro de Nervión ha sido uno de los grandes animadores del mercado estival. La pasada campaña cuajó un gran papel en los torneos eliminatorios, disputando la final de la Copa del Rey y alcanzando los cuartos de final de la Champions League tras haber tumbado al Manchester United en la ronda anterior. Sin embargo, no encontró esa estabilidad en el campeonato doméstico y hasta tres entrenadores se sentaron en el banquillo del Ramón Sánchez-Pizjuán a lo largo del ejercicio anterior.

Primero fue Berizzo, cesado en el último encuentro de 2017, en el que los nervionenses cayeron ante la Real Sociedad en Anoeta (3-1). Y luego sería Montella, que sin ser capaz de mejorar a su homólogo sería destituido a falta de cuatro jornadas después de la derrota frente al Levante en el Ciutat de València (2-1). Finalmente, Joaquín Caparrós enderezaría el rumbo al sumar 10 puntos de los últimos 12 y conseguiría una clasificación para la Europa League que peligraba sobremanera tras la racha de siete partidos sin ganar que provocó el despido del técnico italiano.

Renovación total

En lo que respecta al de Utrera, por todos es sabido que es un hombre de la casa. Por eso, se comprometió con el cuadro rojiblanco a desempeñar la función de director general una vez que concluyese el pasado curso. De esta forma, Caparrós se ha encargado de realizar una planificación deportiva que se ha dilucidado en una completa renovación y que se ha hecho extensible desde los jugadores hasta el entrenador.

Pablo Machín, tras una etapa muy fructífera al frente del Girona, ha sido el elegido para dirigir al equipo desde la banda. De la misma forma, han llegado hasta ocho nuevos futbolistas. Amadou, Vaclík, Sergi Gómez, Gnagnon, Aleix Vidal, Promes, André Silva y Gonalons han arribado en la capital hispalense para formar parte del nuevo proyecto, si bien es cierto que los dos últimos llegan en calidad de cedido y una vez finalice la actual temporada en principio regresarán al AC Milan y a la Roma, respectivamente. Asimismo, Juan Soriano ha subido desde el Sevilla Atlético para ocupar el puesto de segundo portero.

Solidez defensiva

Si por algo se ha caracterizado el equipo de Pablo Machín en este arranque de campaña es por dejar a cero prácticamente a todos sus rivales. Y es que en los nueve partidos oficiales que los nervionenses han disputado tan solo han encajado cuatro goles, algo que se traduce en haber dejado a sus rivales sin marcar hasta en seis ocasiones.

De entre los seis choques referentes a la fase previa de la Europa League, tan solo encajó un gol ante el Újpest en tierras húngaras (1-3). El resto de encuentros de esta competición los saldó sin recibir ningún tanto (4-0 contra el Újpest, 1-0 y 0-5 frente al Zalgiris y 0-1 y 3-0 ante el Sigma Olomouc). En Liga, por su parte, los de Nervión también 'secaron' al Villarreal, con el que firmaron un empate a cero. El Rayo Vallecano, en cambio, sí pudo batirle en una ocasión; eso sí, fue desde los once metros y solo significó el gol del honor, pues antes el Sevilla les había hecho cuatro dianas. No corrieron los hombres de Pablo Machín la misma suerte, no obstante, en la Supercopa de España contra el Barcelona, ante el que sucumbieron por 2-1.

Las razones que explican este éxito en la parcela defensiva, más allá de entrar a valorar el nivel de la mayoría de clubes a los que el Sevilla se ha medido en lo que va de temporada, radican principalmente en el esquema que utiliza el técnico soriano. Éste se caracteriza por el empleo de tres defensas centrales y dos carrileros, que otorgan mayor consistencia y empaque a la zaga. De la misma forma, el doble pivote en el centro del campo también tiene una alta incidencia en cuestiones defensivas, principalmente gracias a la labor de Roque Mesa o de Gonalons, ambos con amplias capacidades para recuperar el esférico. Por otra parte, cabe hacer alusión al acierto de Tomáš Vaclík bajo los palos, que en muy poco tiempo se ha hecho el dueño absoluto del arco nervionense merced a sus buenas actuaciones.

Éver Banega, el timón sevillista

Si el argentino es el '10' del equipo no es por casualidad. El de Rosario es, sin discusiones, el mejor futbolista que ha pasado por Nervión en los últimos cursos. Desde la campaña 2014/15, año de Sampaoli aparte, todo el fútbol de la entidad rojiblanca pasa por las botas de Banega.

Con una técnica exquisita, ha sido indiscutible para Emery, Berizzo, Caparrós y ahora también para Pablo Machín. Su capacidad para leer el juego está fuera de duda. Además, es muy preciso en el último pase y se posiciona muy bien sobre el rectángulo de juego.

En la última Copa Mundial, la selección argentina mejoró con el rosarino en el verde, aunque no le valiera para hacer algo grande en el torneo más importante a nivel de combinados nacionales. Suya fue la genial asistencia que permitió a Messi abrir la lata ante Nigeria en el decisivo encuentro que clasificó a la albiceleste a los octavos de final.

La explosión de Pablo Sarabia

Debutó en el fútbol profesional con el Real Madrid de la mano de Jose Mourinho en un choque de Champions League contra el Auxerre allá por diciembre de 2010, pero ya no volvió a jugar con el primer equipo merengue.

Tras abandonar el filial madridista, marchó a Getafe. Allí permaneció cinco temporadas en las que se hizo como futbolista, siendo muy utilizado a partir del tercer año. En su última campaña experimentó tal crecimiento que le valió para que el Sevilla se hiciese con sus servicios por tan solo un millón de euros.

La pasada temporada fue imprescindible para los tres entrenadores, situándose en el pódium de los jugadores más empleados, solo por detrás de Lenglet y por delante de Banega. Fue, al mismo tiempo, uno de los que mayor incidencia en ataque tuvo, pues hizo seis goles y cinco asistencias.

La llegada de André Silva, para erradicar déficit goleador

Los rojiblancos acusaron ser poco efectivos de cara a puerta en el último ciclo de competición doméstica. De hecho, fueron el séptimo peor equipo en estas cuestiones. Solo el Athletic, el Espanyol, el Leganés y los descendidos Deportivo, Las Palmas y Málaga alcanzaron un porcentaje goleador más bajo que los de Nervión.

El gol se confió principalmente a Ben Yedder y a Muriel, pero ninguno alcanzó las 10 dianas (nueve y siete goles, respectivamente). Nolito, que en Vigo siempre se acercó a los 15 goles, apenas hizo cuatro tantos. Y Sandro, que llegó en enero, no fue capaz de ver puerta.

Por ello, desde la dirección deportiva se tomó como obligación el fichaje de un delantero centro que asegurase gol. El punto de mira se puso en André Silva, avalado por su buen rendimiento en el Oporto en la temporada 2016/17 (dieciséis goles y seis asistencias en el campeonato liguero). No obstante, no se mostró igual de acertado en el AC Milan la pasada campaña, firmando solo dos goles en veinticuatro choques.

Esto sembró ciertas dudas sobre su fichaje, pero el joven delantero las ha borrado todas de un plumazo con su actuación en Vallecas en la jornada inaugural. Un hat-trick con el que ha presentado sus credenciales para ser la máxima referencia en ataque para Machín, siendo el actual Pichichi de Primera División junto con Morales, y que valió para que el Sevilla ocupase el liderato en la primera jornada (tras el empate contra el Villarreal ha caído a la tercera plaza).