Noche de viernes y fútbol en el Sardinero. Público en las gradas, bocadillos y buen ambiente recordaban a tiempos mejores en la LFP. Sin embargo, aún se encuentran en el último escalón de aquella vanagloriada normalidad. Mascarillas y 1ª RFEF, un sí, pero todavía no. 

El partido comenzó con los mismos protagonistas que cayeron la semana pasada en Barreiro ante el Celta B. Pese al resultado, se jugaron los minutos más completos de la temporada, y el míster quiso mantener la confianza en los suyos: Mantilla formó junto a Pol, con Satrústegui en banda izquierda, mientras que Borja Domínguez acompañó a Íñigo en la sala de máquinas. El resto, lo habitual hasta ahora. 

Pese a ello, esta confianza no se tradujo en un dominio local sobre el terreno de juego, siendo los madrileños los encargados de llevar el peso del partido y las mejores ocasiones. Hasta 2 remates muy claros dispuso Barral -un viejo conocido racinguista- para inaugurar el marcador. La distancia entre líneas era insalvable y esto impedía conectar el centro del campo con las bandas o la delantera, pese a alguna conducción destacada de Pablo Torre o sobre todo Íñigo Sainz-Maza, así como varios "slalom" vertiginosos de Patrick Soko por banda derecha. Mucho que trabajar aún por parte de Guillermo Fernández Romo. 

Contra todo pronóstico, cuando el Racing ya daba por bueno el empate y casi encaraba el túnel de vestuarios, una falta peligrosa en la frontal provocada por, quién sino, Íñigo, permitía a Pablo poner un balón medido a la cabeza de Patrick Soko que de un testarazo potente subía el 1-0 al marcador. Poco fútbol, máxima eficacia

El guardameta Lucas Díaz repitió bajo palos, dando muestras de seguridad en las acciones que tuvo que intervenir. Imagen: RRC

Con el viento de cara se navega más rápido

La segunda parte comenzaba, pese a la alegría final, con ciertas dudas sobre qué versión veríamos del equipo. La falta de fútbol combinativo se había hecho palpable, pero no era menos preocupante la endeblez defensiva mostrada en la primera parte. 

En estos derroteros corrieron los minutos donde el conjunto santanderino se hizo poco a poco con el control del partido. Fausto Tienza entró por un Borja Domínguez ausente y otorgó cierto control defensivo liberando más si cabe a Íñigo. Por su parte, Sergio Marcos ocupó el espacio de Pablo Torre dejando sus mejores minutos de la temporada. Enorme la calidad del ex de la Cultural Leonesa, que aportó control, pausa, verticalidad y visión de juego en un momento donde el Dux buscaba apretar. A este nivel, gozará de muchos minutos a lo largo del año. 

En una buena jugada local en el minuto 80, Cedric (hoy más desapercibido aunque con buenos detalles y lucha en los pocos balones que pudo disputar) puso un balón en semi-tiro que Soko controló con música para mandar al fondo de las mallas con su pierna izquierda. 2-0 y todo un recital del extremo camerunés, que recientemente confesaba en Tiro al Arco FM su deseo de seguir creciendo en Santander. Ojalá sea así.

A partir de ahí, los pupilos de Romo controlaron bien los tempos del partido impidiendo cualquier atisbo de reacción. El canterano Jorrín debutó con el primer equipo en sustitución del MVP de la noche, Soko, como premio al buen nivel que está demostrando. Ceballos sigue esperando su oportunidad que esperemos le llegue pronto también. Fue uno de los baluartes de la temporada pasada y seguro que en breves podrá mostrar su calidad.

En resumen, el equipo dio muestras de seguir buscando su identidad, y de ello debe encargarse el míster, que tendrá que dar con la tecla para hacer un equipo todo lo competitivo y reconocible que el nivel de la plantilla merece. Aún así, queda mucha temporada por delante y siempre se trabaja mejor tras una victoria. Próxima parada, un viejo conocido: A Malata.

 

VAVEL Logo