Un ocho de mayo de 2019, exactamente hace 366 días atrás, Londres iba a estar revolucionada. Si Liverpool había podido lograr una remontada histórica ante el Barcelona y había podido llegar a la final, ¿por qué el Tottenham no? Las esperanzas es lo último que se pierde, era lo que pensaban los Spurs.
Con un 1-0 en contra en el Tottenham Hotspurs Stadium, por el tanto de Donny van de Beek, los hinchas del equipo del norte de Londres viajaron más de 500 kilómetros hasta Holanda, pero con la fe en su equipo sea capaz de revertir el resultado.
Era difícil. Sí, pero eso no significa que era imposible. El Ajax era el equipo revelación de la UEFA Champions League y, al que muchos luego del resultado de ida, ya lo posicionaban en la final, al igual que el Barcelona.
Los de Pochettino ya sabían de hazañas. Eso mismo habían conseguido en cuartos de esta edición, cuando en un encuentro apasionante dejó fuera al Manchester City de Pep Guardiola, siendo avanzar en la Champions uno de los objetivos del conjunto citizens en cada una de las temporadas.
La importancia de retornar a una final de Champions para un conjunto como el holandés que significó tanto para construir su historia, era inimaginable para los aficionados del Ajax. Así lo demostraron 24 horas antes del partido, cuando tiraron fuegos artificiales donde el Tottenham se estaba alojando.
Pero todo este camino que había recorrido el equipo inglés debía quedar atrás en el momento del inicio del partido. Todo el enfoque tenía que estar en conseguir el resultado para llegar a la final.
Sin embargo, los del norte de Londres empezaron con el pie izquierdo. A los cuatro minutos de juego, Matthijs de Ligt marcó el primer gol para el conjunto local. Las cosas eran aún más complicadas cuando Hakim Ziyech marcó el 2-0.
Así se fueron al descanso. Tenían ventaja de dos goles, lo que obligaba a los de Pochettino a marcar en 45 minutos, cosa que no había hecho en los 135 minutos anteriores. Harry Kane, que no podía estar por lesión, entró al vestuario y habló con los futbolistas, junto con el entrenador argentino.
Por eso el segundo tiempo fue otro capítulo. La actitud cambió completamente. Una buena jugada de Danny Rose para habilitar a Dele Alli, que le dejó el camino a Lucas Moura cambió el partido gracias al primer gol de Tottenham.
Era el primero, faltaban dos. Pero la remontada era posible, el Tottenham estaba devuelta en el partido y tenía que demostrar que realmente quería estar en la final. Más aún, diez minutos más tarde, cuando nuevamente Moura anotaba para los ingleses.
Uno sólo, un gol más pedían los hinchas y Mauricio Pochettino. El equipo lo intentaba de todas maneras, la actitud era completamente otra, pero el equipo local tampoco se quedaba atrás y tenías sus oportunidades. El Amsterdam Arena era pura ansiedad y nerviosismo.
Los minutos pasaban. Eran 90 más los cuatro que el juez dio como añadido. Faltaban 30 segundos para que el Ajax volviera a una final, pero no pasó. Todo era silbidos para presionar, Dele Alli otra vez con Moura, que remató, y pasó lo que nadie creía que iba a pasar, gol de los Spurs.
La locura se desató. Todos los jugadores abrazados. Entre seis y siete jugadores del Ajax en el césped, menos Tagliafico, pero sin consuelo al fin. Esa era la imagen que representaba el partido, la tristeza de uno que estaba a un paso, del objetivo, ante la lucha de uno que nunca se rindió.
La carrera de Kane a pesar de la lesión, una vez finalizado el partido, la emoción de Moura, las lágrimas de Pochettino, el abrazo de todo un equipo que luchó hasta el último suspiro para, por primera vez en la historia, llegar a una final de UEFA Champions League.
Definitivamente, este es uno de los partidos que marcaron la historia de la máxima competición de equipos de Europa. Fue algo heroico y que vale la pena recordar.