21 de diciembre de 2011. Vuelta de dieciseisavos de final de la Copa del Rey. Los de Gregorio Manzano deben remontar el 2-1 de la ida para clasificarse ante un Segunda B, el Albacete Balompié. El escenario del encuentro es un desangelado Vicente Calderón, al que asisten poco más de 15.000 espectadores, 2.500 de ellos albaceteños. El técnico rojiblanco alinea un once prácticamente de gala, sabedor de que si no remonta la eliminatoria, puede tener los días contados al frente del banquillo atlético, pues el equipo también marcha en la 11ª posición en LaLiga, lejos de lo que deberían ser sus aspiraciones reales en la competición.

La derrota más dulce de la historia

Ambos equipos saltan al terreno de juego y el árbitro decreta el pitido inicial. Victor Curto, jugador del Albacete, recibe un balón de un compañero suyo y se saca un derechazo que se cuela por la base del palo de Sergio Asenjo. Sólo han pasado 20 segundos de encuentro y el Atlético de Madrid ya va por debajo en el marcador. Deberá anotar 2 goles para forzar la prórroga o si no quedará apeado de la competición del KO. Pasan los minutos, los locales no son capaces de asustar al Albacete, mientras que los manchegos las han tenido de todos los colores para ampliar el marcador.

Foto: Albacete Balompié
Foto: Albacete Balompié          

El ridículo se consuma. El Atlético de Madrid cae ante un 2ªB en los dieciseisavos de Copa del Rey, y parece que Gregorio Manzano tiene las horas contadas como entrenador del conjunto rojiblanco. Enrique Cerezo defiende al técnico jienense, pero lo destituye tras una mañana posterior de reuniones en el Vicente Calderón. El Atleti debe pegar un volantazo en otra dirección si quiere conseguir salvar la temporada a tiempo. Suenan varios perfiles de entrenadores, pero solo uno puede recobrar la ilusión en una parroquia que va totalmente a la deriva.

Un cambio de rumbo que cambió la historia rojiblanca

Durante el fatídico encuentro ante el Albacete, los escasos aficionados colchoneros que se encontraban en el Vicente Calderón comenzaron a corear aquel nombre que les era familiar y que veían como el posible salvador de ese barco a la deriva. Ese era el de Diego Pablo Simeone, viejo ídolo rojiblanco, campeón del mítico doblete de la 95/96, que había comenzado años atrás su carrera como técnico en su Argentina natal, habiendo conquistado títulos con Estudiantes o River, y teniendo una aventura por Italia. Así pues, el 23 de diciembre de 2011, el Atlético de Madrid anunciaba la llegada de Diego Simeone, en lo que sería el mejor fichaje de la historia del club rojiblanco. Sin haber tenido un éxito continuo como técnico, el "Cholo" era la última bala en la recámara de la directiva colchonera, pues apelarían a lo emocional, dado el pasado del argentino, y a aquello que la afición pedía, con la esperanza de salir adelante lo mejor posible.

Foto: Atlético de Madrid
Foto: Atlético de Madrid           

Diego se presentó en Madrid ante una papeleta ciertamente difícil, pero se mostró convencido y confiado ante el desafío: "Sé la exigencia que tiene el Atlético. No me asusta, me entusiasma como todas las situaciones que generan desafíos. Esta es una más. Aquí estamos para recuperar un poco de lo que siempre tuvimos". También, el argentino enfatizó en lo que quería plasmar en su Atleti: "Nos gusta un equipo agresivo, un equipo fuerte, aguerrido, contragolpeador. Lo que nos llevó a los atléticos a identificarnos con esta gloriosa camiseta". El primer encuentro para plasmar todo esto sería ante el Málaga, uno de los rivales directos. El resultado, un 0-0 que ponía una primera piedra sobre la que edificar un futuro para los madrileños. Desde aquella noche de enero en la ciudad andaluza, todos conocemos lo que sucede en esta preciosa historia, pues, como bien dice el dicho, "el que avisa no es traidor", y Diego Pablo Simeone comenzó a trazar todo aquello que dijo y prometió en aquella histórica rueda de prensa de presentación.

2 ligas, 1 Copa del Rey, 1 Supercopa de España, 2 Europa League, 3 Supercopas de Europa y 2 finales de Champions League le avalan como uno de los mejores entrenadores en la historia del fútbol mundial, capaz de levantar un club sumido en una depresión y devolverlo a aquel sitio en el que se merecía estar, todo por el cariño a unos colores de los que se enamoró en su etapa de jugador y a los que juró volver a servir una vez finalizada su carrera como jugador, en su despedida el 19 de enero de 2004

Jugador carismático e icónico

No obstante, el Diego Pablo Simeone jugador no tiene nada que envidiarle al entrenador, pues gozó de una extensa y exitosa carrera en diversos clubes del panorama argentino y europeo, además de en la Selección de Argentina. Diego comenzó su carrera en Vélez Sarfield, en el que rápidamente despuntó y por el que el Pisa italiano apostó para traérselo al fútbol europeo. Allí permaneció 2 temporadas, ya siendo internacional por Argentina. Este hecho hizo que Carlos Bilardo, entrenador del Sevilla en 1992, pidiera expresamente su fichaje por el club hispalense, en el que coincidiría con Diego Armando Maradona. Allí también permaneció 2 temporadas, en las que fue mejorando poco a poco sus números y es en aquella segunda temporada, bajo los mandos de Luis Aragonés, en la que recibe una oferta del Atlético de Madrid. Simeone trasladó al técnico madrileño sus dudas acerca de fichar por los de la ribera del Manzanares, ya que el argentino se sentía cómodo en Sevilla, a lo que, contundentemente, "Zapatones de Hortaleza" respondió: "¿Pero usted qué está esperando para irse para allá?". Fue ahí cuando un joven Diego de 24 años se dio cuenta del paso que iba a dar en su carrera“Entendí en su gesto y en su voz, en su mirada, que era un paso importantísimo el que yo iba a dar. Posiblemente, me empezó a generar lo que posteriormente me tocó vivir acá en el Atlético”.

Foto: Atlético de Madrid
Foto: Atlético de Madrid          

El Cholo llegó en el verano de 1994 al Atlético de Madrid, comenzando un idilio con la afición que permanecería más allá de su marcha en 1997. La primera campaña del argentino en la entidad madrileña sería un tanto discreta a nivel de club, pues el equipo lucharía en la parte media-baja de la tabla. La temporada 1995/1996 se afrontaría de una manera diferente en el club, contratando a un experimentado Radomir Antic para el banquillo. Fichajes como Lubo Penev, José Francisco Molina, Santi Denia y especialmente un desconocido Milinko Pantic, además de una inmaculada pretemporada con 6 victorias en 6 partidos, entusiasmaban a una afición carente de ilusión en las anteriores campañas. Las sensaciones se confirmaron rápidamente, iniciando una campaña para el recuerdo en la historia atlética, conquistando un doblete de liga y Copa del Rey en el que Diego Pablo Simeone iba a tener un papel protagonista.

El argentino fue autor de 12 goles en los 45 partidos que disputó, siendo, sobre todo, recordado el anotado ante el Albacete Balompié (ironías de la vida, una derrota ante el mismo club iba a hacer que llegase al banquillo rojiblanco) en la 42ª jornada de liga en el Vicente Calderón. Los colchoneros se concentraron en Los Ángeles de San Rafael en la previa al partido, y de ahí pusieron rumbo al coliseo rojiblanco, que en ese día estuvo más que nunca teñido de ambos colores. El Cholo cuenta como anécdota el mencionado trayecto en autobús, que resultó divertido para unos, como por ejemplo para Kiko Narváez, y tenso para otros, como para el propio Diego, que afirmó tras ver la increíble cantidad de hinchas congregados en las inmediaciones del Calderón que "o ganamos, o nos matan a todos". Felizmente para todos, el propio Simeone cabeceó a la red una falta lateral botada por Milinko Pantic, poniendo así el 1-0 en el marcador, que terminaría con el ansiado título de liga y el doblete histórico.

Foto: Atlético de Madrid
Foto: Atlético de Madrid            

El idilio rojiblanco con Simeone iba a ponerse en pausa en el verano de 1997, tras una temporada difícil, pues el argentino iba a poner rumbo a la Serie A, la mejor liga de la época, y en concreto al Inter de Milán. Allí, el Cholo conquistó una Copa de la UEFA y dos años después, fue una de las monedas de cambio para la llegada de Christian Vieri a los neroazzurros, llegando él a la Lazio. En el equipo romano iba a vivir su etapa más fructífera en Italia, conquistando una Serie A, una Coppa, una Supercoppa y una Supercopa de Europa, en un equipo inolvidable en la historia de la Lazio. Tras esto, Simeone sufrió alguna que otra lesión grave y concluyó su etapa en Italia poniendo rumbo de nuevo al Vicente Calderón, llegando de vuelta al Atlético de Madrid en la temporada del Centenario y en su vuelta a la Primera División.

Foto: Atlético de Madrid
Foto: Atlético de Madrid         

En su primera temporada, el Cholo fue titularísimo, pero fue perdiendo protagonismo y poco a poco fue viendo como su carrera llegaba al ocaso. Por ello, Diego decidió volver a su país, al club del que es hincha, Racing Club, para retirarse del fútbol profesional. Antes de partir, Diego Pablo Simeone fue despedido ante el Vicente Calderón, con Enrique Cerezo haciéndole entrega de una insignia de oro y brillantes por parte del club y con una parroquia rojiblanca entregada a uno de los ídolos más icónicos del feudo rojiblanco, que mostraba pancartas como "Cholo, único""Ojalá Dios te devuelva todo lo que nos has dado ..." o "Diego Pablo, el Calderón te ama".

"Mad, bad and dangerous"

Una de las muchas grandes cosas que el Diego Pablo Simeone entrenador ha brindado a la parroquia rojiblanca es la vuelta a las señas de identidad de toda la vida del club rojiblanco y el ascenso meteórico en el panorama europeo y nacional gracias a ellas. El Atlético de Madrid de Diego Pablo Simeone ha instaurado una filosofía per se, denominada "Cholismo", sepultando la leyenda de "Pupas" que le lastraba en el pasado.

Foto: Atlético de Madrid
Foto: Atlético de Madrid        

Una idea de juego basada en el compromiso, la pasión, la agresividad, la intensidad, el partido a partido, la defensa férrea y los contraataques rápidos. Esta filosofía que tanto ha ahondado en los hinchas rojiblancos y que tanto ha molestado y fastidiado a todos y cada uno de los enemigos a los que ha plantado cara. Ese vecino que era el saco de boxeo para todos y que, gracias a Diego Pablo, se ha podido levantar y plantar cara de tú a tú a equipos legendarios de la historia del fútbol como el Real Madrid de Cristiano Ronaldo o el FC Barcelona de Lionel Messi. Un Atleti acostumbrado a ser el hazmerreír que se convirtió en la envidia de todos, siempre desprestigiado por practicar, según algunos, el "antifútbol" o ganar sus encuentros mediante el "unocerismo"Gracias Diego Pablo por acostumbrarnos a una excelencia que todos anhelábamos, pero que veíamos tan lejos. Gracias Diego Pablo por hacernos creer que si se cree y se trabaja, se puede conseguir todo aquello que te propongas. Gracias por hacernos soñar durante estos casi 11 mágicos años.

Inevitable adiós

Y como todas las historias, esta también tendrá un final. Por el momento, nadie sabe cuando será dicho final, pero lo que está claro es que no será dentro de mucho. Todos conocemos las ambiciones de Diego Pablo, quien seguramente afronte el reto de dirigir a la Albiceleste o al Inter de Milán al salir del club rojiblanco, pero lo que está claro es que ya tiene un asiento reservado en el olimpo de los entrenadores de la historia del fútbol pase lo que pase.

Foto: Atlético de Madrid
Foto: Atlético de Madrid         

Estamos seguros de que su despedida no será un adiós, si no un hasta luego, como en aquella fría noche de enero de 2004 en la que juró volver, y que de alguna manera u otra, el apellido Simeone continuará ligado al club rojiblanco. Simplemente queda vivir el momento y disfrutar de cada partido en el que Diego Pablo sea el que ocupe el lugar en el banquillo rojiblanco, y no pensar en ese momento, que aunque sea esperado e inevitable, será uno de los días más tristes y a la vez felices en la historia del Atlético de Madrid. Ya saben, como bien dice el Cholo, partido a partido, pues no queremos que nos despierten de este sueño tan increíble que Diego nos está permitiendo vivir.