El 'huracán' deportivista borra del mapa a la Real

La Real cayó de forma estrepitosa ante un Deportivo de la Coruña enrabietado, que salió decidido a llevarse el triunfo desde el pitido inicial. Los de Garitano aprovecharon las carencias en defensa de la Real y pasaron por encima de los de Eusebio sin ton ni son.

El 'huracán' deportivista borra del mapa a la Real
Los jugadores de la Real se lamentan tras encajar el cuarto tanto. Foto: LaLiga
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Por Iñigo Hernández

El eterno debate sobre la necesidad de afrontar o no una segunda competición como es la copa se alargará, desgraciadamente, en el entorno de la Real Sociedad durante las próximas semanas. Todo ello a causa del accidental tropiezo de la Real ante el Deportivo de la Coruña por cinco goles a uno. Y porque Eusebio consideró capaces a los once jugadores -con razón o sin razón, pero con legitimidad- que en su mayoría salieron también de inicio el jueves ante el Valladolid, para afrontar el choque ante el conjunto de Garitano.

Eusebio no consideró que el esfuerzo realizado el jueves en el duelo copero pudiera reflejarse en el encuentro de liga, y optó por sacar su once de gala, con la única baja de Zurutuza por lesión. Quizás no tuvo cuenta que se enfrentaba a un guerrero herido, liderado por un general cuya continuidad se había puesto en cuestión semanas atrás, y que además de caer en liga de forma cruel, cayó también en el debut copero.  

El conjunto realista trató de amansar a la bestia herida a base de interpretar su habitual y majestuosa sinfonía, con la presencia sobre el escenario de toda la orquesta. Pero el conjunto de Garitano no fue tan condescendiente con su adversario, y puso todo sobre el tapete para destronar a uno de los conjuntos del momento. Peleaba ante el atento juicio de una grada como la de Riazor que acudió al estadio con su equipo en puestos de descenso para presenciar la batalla entre dos ejércitos decididos a pelear sobre el coliseo hasta el final. Pero las heridas del Dépor permanecían abiertas tras caer de forma injusta el pasado sábado en Málaga, y como suele suceder en numerosas ocasiones, la Real fue el perfecto sparring para un herido Dépor.

Duelo parejo en los primeros compases

La bestia deportivista se negó a conceder a su rival la posibilidad de llevar el partido a su terreno y aun arriesgándose a conceder espacios a su espalda, los de Garitano adelantaron líneas y acongojaron a una Real menos eléctrica que en las jornadas precedentes. La respuesta deportivista se tradujo en forma de tres mazazos en los primeros cuarenta y cinco minutos, algo que tumbó todas las posibilidades de una Real decidida a continuar con su buen estado de forma.

A pesar de ello, el comienzo de partido de los de Eusebio no presagiaba un resultado tan demoledor. Cuando los realistas buscaban las cosquillas a la defensa gallega encontraron espacios por el costado izquierdo de su ataque, primero en una falta ensayada que terminó en córner tras un centro de Prieto, y poco después, con un nuevo centro desde la banda izquierda de Oyarzabal, que no encontró rematador.

Sin embargo, como le sucedió al equipo de Eusebio en Valladolid, los problemas a la hora de recuperar en la medular hicieron estragos en una defensa que sufrió con los balones que buscaron la espalda de sus centrales. Andone fue capaz de descubrir el hándicap  y encontró la espalda de Raúl Navas una vez tras otra. En un primer mano a mano ante Rulli, el argentino se impuso, despejando el cuero a córner, y en el segundo, Carlos Martínez apareció in-extremis para evitar el disparo del rumano.

Sidnei abrió la fiesta deportivista

En esa misma acción, en el saque de esquina derivado de la misma acción, botado al primer palo, Sidnei recogió un balón suelto en el área pequeña tras el centro de Çolak y tras zafar a la oposición con un sutil recorte, cruzó el balón a contrapié de Rulli, quien no pudo hacer nada para evitar el primer tanto deportivista. Ambas acciones fueron reflejo de lo sucedido en Valladolid, sintomático de que lo que sucedió el jueves en copa no fue fruto de la casualidad.

La Real trató de reaccionar tras el gol gallego, y poco a poco trató de hacerse con el dominio del balón, ante un paso en falso hacia atrás de los de Garitano. En una de las pocas llegadas con relativo peligro al marco rival, Vela disparó muy desviado con el exterior de su pierna izquierda, tras una buena incursión en el área entre Fernando Navarro y Sidnei. Poco después, Canales no acertó con su disparo desde fuera del área, tras tirar la pared con Willian José en la medular del área de castigo.

Iñigo en propia y Andone pusieron la puntilla a la Real

Pero fue un espejismo, el partido estaba destinado para los de Garitano, que leyeron a la perfección las carencias de una zaga realista que ya sufrió en Valladolid. Las dos primeras acciones del Dépor fueron la premonición de lo que más adelante sería una pesadilla en forma de goles. Andone le ganó la partida a Navas en un magnífico balón a la espalda del sevillano, y su centro, sin aparente peligro, lo remató contra su portería y de forma fatídica Iñigo Martínez, estableciendo el dos a cero favorable al conjunto gallego.

Y pudieron ser más, dado que pasados los 35 minutos del encuentro, Andone volvió a plantarse en la meta de Rulli, pero el guardameta argentino sacó el pie derecho y repelió el zurdazo cruzado del rumano para evitar el tercero del Deportivo.

Pero Andone estaba culminando sus mejores minutos desde que viste la elástica gallega, y todo hacía intuir que su gol no tardaría en llegar. Y tal fue la energía del rumano y la de su propio equipo que en una acción similar al gol en propia puerta de Iñigo llegó el tercero del conjunto local. Juanfran le ganó la espalda a Yuri, puso un centro al punto de penalti, y Andone, con un toque poco ortodoxo pero eficaz, remató junto al palo izquierdo de la meta de Rulli tras ganarle la espalda a Navas por enésima vez.

Fue una de las últimas acciones del primer tiempo, un primer tiempo impronosticable en las apuestas de los aficionados realistas más pesimistas.

Andone avisó pero Yuri recortó distancias

Tras la reanudación, las tornas no variaron significativamente. La Real salió a tratar de recortar distancias con el balón en su dominio, pero el primero en avisar fue el conjunto de Garitano, por mediación de un incombustible Andone. Primero en el enésimo mano a mano ante Rulli, cuyo tanto evitó Illarramendi despejando el balón a córner en última instancia. En ese mismo saque de esquina, Andone se anticipó a los marcadores cabeceando completamente solo en el primer palo, pero Rulli bien situado despejó el peligro.

La reacción de la Real era de esperar y llegó en forma de cañonazo. Yuri, uno de los pocos salvables en Riazor, consagró su magnífica temporada hasta la fecha al sacarse un disparo sensacional tras recibir de espuela una asistencia con denominación de origen cántabro, de un desaparecido Canales hasta el momento. El gol le dio alas a la Real cuando el partido se encaminaba a la hora del encuentro, tanto fue así que Oyarzabal se plantó en el área y estuvo cerca de conectar un disparo que pudo cambiar el transcurrir del encuentro.

Canales, de nuevo, pudo convertirse en protagonista destacado del encuentro en un escenario en el que ninguno de sus compañeros superaba el papel de extra en el reparto. El cántabro cayó en el área obstaculizado por Borges sin el balón de por medio, pero el colegiado no vio acción punible alguna.

Babel y Andone sentenciaron a la Real

Algo que sí apreció en la acción posterior en el área contraria. Raúl Albentosa sufrió el agarrón tan claro como absurdo de Iñigo Martínez, negado en la noche del pasado lunes, y el colegiado no dudó en castigar la acción señalando el punto de penalti, si bien pudo señalar falta del propio Albentosa sobre Carlos Martínez, que merodeaba la posición del central valenciano. Babel se encargó de ejecutar la pena máxima, y si bien no lo hizo a las primeras de cambio tras detener Rulli el disparo, superó al guardameta argentino en el rechazo a placer.

El propio Babel, crecido tras el gol, pudo aumentar su cuenta goleadora y su chut buscando el ángulo del palo derecho de Rulli salió repelido por el propio guardameta. La reacción le duró apenas cinco minutos a los de Eusebio, que pasaron de un hipotético tres a dos a un sentencioso cuatro a uno, un mazazo irreversible al que no pudieron hacer frente. A pesar de todo, no tiene cabida alguna criticar la actuación arbitral en este panorama, si bien las decisiones que tomó o dejó de tomar pudieron cambiar el transcurso del encuentro. Solo hubo un equipo sobre el verde de Riazor, no se le puede poner un solo pero al conjunto de Garitano.  

Por si cuatro no eran suficientes, Andone consagró su estrellato y culminó su gran estado de forma aprovechando una asistencia de Yuri, en un intento de despejar del lateral zarauztarra. El disparo del rumano se coló junto al palo izquierdo de Rulli, completamente vendido en la acción.

Para colmo, un desafortunado Willian José contempló incrédulo cómo su remate tras centro desde la izquierda de Oyarzabal se estrelló en ambos palos, primero en el izquierdo y luego en el derecho, y salió escupido hacia fuera tras merodear prácticamente toda la línea de gol. Fue la prueba definitiva de que la pesadilla en Riazor estaba destinada a alargarse hasta el final.