Un arranque a contramano, una levantada que ilusionó, pero después de eso, ya en el complemento, un minuto de desconcierto absoluto para echar por la borda todo ese esfuerzo que Central había hecho para reponerse de ese golpe que sufrió de parte de Talleres a los 53 segundos de partido. Y así, las ilusiones de mantenerse en los puestos de arriba se hicieron añicos, justo ante los más de 10 mil canallas que poblaron la tribuna visitante del Kempes. Una noche que podía terminar en fiesta resultó todo lo contrario, con una derrota (1-3) que le puso freno a ese envión canalla en el torneo.
Peor no pudo arrancar la historia para Central en Córdoba, con un córner en el que todos durmieron, lo que posibilitó que Catalán la peinara y Santos apareciera solo en el segundo palo para fusilar a Broun. El canalla no había empezado a jugar el partido y ya lo perdía. Pero, más allá del gol, rápidamente se pudo ver un Central desorientado, sin capacidad de adaptación al partido, inconsistente y dando demasiadas ventajas, sobre todo por la banda de Coyote Rodríguez, a quien a los 7’ Sosa le comió la espalda y corrió de cara a Fatura, que puso el pie para desviar ese remate cruzado que terminó dando en el palo.
Ese momento pareció un quiebre en el partido, al menos el momento en que Central comenzó a hacer pie, con un Montoya manejando los tiempos, con Infantino un poco más participativo y con Giaccone más activo, aunque sin tanto desequilibrio. Infantino metió un tiro contra el palo izquierdo que Herrera mandó al córner, Giaccone un zurdazo que el arquero despejó contra el otro palo y minutos más tarde otra vez Infantino con un zurdazo que dio en el palo.
En el medio de todo eso, Talleres se mostraba mucho menos picante, sólo le alcanzó para una pifia de Sosa desde el borde del área, con el arco de frente. Pero Central ya tenía otro formato de equipo, al menos con mayor vocación ofensiva y algo más agresivo. Y llegó esa arremetida de Montoya, la falta en el borde del área y la sutileza de Coyote Rodríguez para ponerla en el ángulo superior izquierdo de Herrera. Golazo de un Central que se fue al vestuario con sensaciones totalmente opuestas a las de ese arranque desorientador.
Con el ingreso de Bustos, Talleres mostró mayores ambiciones en el inicio del complemento. Fue justamente el 10 quien metió las dos primeras aproximaciones de la T, primero con una corrida más veloz que Mallo y después con un cabezazo a las manos de Broun. Pero el gran problema de Central en ese segundo tiempo no fue, hasta ahí, el ingreso de Bustos, sino la salida de Montoya (a los 53’ recibió un fuerte golpe al cortar una contra de Garro). Es que de ahí en más al canalla le costó horrores tener la pelota y, mucho más, administrarla.
Ya en ese mayor desconcierto aparecieron las amarillas para Martínez y Mallo (una clara señal de que Talleres era más incisivo), hasta que llegó ese minuto fatídico que pudrió todo. A los 70’ Santos le metió un zurdazo tremendo desde afuera del área y segundos después el pase en cortada de Valoyes para Santos, que volvió a vencer la resistencia del arquero Broun.
Pareció el golpe final para un Central ya sin patrón de juego establecido, perdido en el ritmo que imponía Talleres. Ni siquiera los ingresos de Candia y Martínez Dupuy le dieron el peso necesario en la ofensiva como para intentar volver a meterse en partido.
Lo único que hubo que esperar fue que transcurrieran los minutos y llegara ese final que martilló las ambiciones de un Central que tuvo la capacidad necesaria para ponerse de pie después del golpazo inicial, pero que en esos sesenta segundos fatales del complemento echó todo a perder.