Arsène Wenger es historia y emblema del Arsenal. Un estandarte de la entidad británica, no solo por lo relacionado con lo que ocurre en el césped, sino en su máxima expresión. Porque 22 años en un club es una gran cantidad de tiempo como para empatizar con un equipo, una idea, una filosofía. Y cómo no, para ganarse el cariño de una afición, de un barrio, de una ciudad, de un país. De lo contrario, el tiempo hubiese sido mucho menos de 22 años. 

La prueba es fácil. Cuando escuchas Arsenal, posiblemente una de las tres imágenes que se te vengan a la cabeza sea la de Wenger en el banquillo. Porque ha hecho historia con los Gunners y merece ser bandera del club londinense. Aunque no todo el fútbol son glorias, sino que las penas a veces, tienen un peso mayor. Resulta más sencillo acordarse de los fracasos que de los éxitos. Y en el caso de Arsène Wenger este aspecto se acentúa porque más allá de los últimos años donde los trofeos nacionales salvaron la temporada, Europa fue un duro escollo para el entrenador francés.

Dos finales europeas dirigió Arsène Wenger en su prolongada etapa a cargo del Arsenal. Una de la Copa de la UEFA y otra de la Champions League, pero ambas con el mismo desenlace. Y es que Arsène Wenger se despedirá del club de su vida con una cuenta pendiente: Europa. Algo que si hubiese saldado dejaría un recuerdo más dulce del entrenador francés, momento en el que pudo convertir al Arsenal en uno de los mejores equipos de Europa.

La primera gran final

Wenger llegó al banquillo de Highbury en septiembre de 1996 tras pasar por Francia y Japón como entrenador. Tres temporadas después, aquella que marcó el cambio de siglo, la 99/00, Arsène Wenger se enfrentó a su primera final europea. Lo hizo en un contexto donde el 'nuevo Arsenal' había ganado una Premier League, dos FA Cups y dos Community Shields. Todo un éxito nacional que se ponía a prueba en el escenario europeo.

El Arsenal llegó a la Copa de la UEFA después de haber caído eliminado en la fase de grupos de la Champions League. En la máxima competición europea se enfrentó al Barcelona, Fiorentina y AIK Solna en el Grupo B. Los londineneses quedaron terceros, a un solo punto de la Fiorentina y por ende, pasaron a jugar la Copa de la UEFA.

Llegaban como favoritos a la competición y así lo demostraron. En los diecieseisavos se enfrentaron al Nantes, al que vencieron por 3-0 en la ida y propusieron un partido muy emocionante en la vuelta, con un 3-3 final. Superados los franceses, volvió a sentenciar la eliminatoria de octavos en la ida ante del Deportivo de La Coruña. Un 5-1 en Londres supuso el final del camino en Europa para los gallegos, que lo intentaron en la vuelta pero no pasaron del 1-2. 

Bergkamp en el partido de ida ante el Deportivo de La Coruña | Fuente: Getty Images
Bergkamp en el partido de ida ante el Deportivo de La Coruña | Fuente: Getty Images

Llegados los cuartos de final, el Arsenal era el rival a evitar. El Werder Bremen fue el desafortunado que emparejó el sorteo. Los alemanes no pudieron imponerse en ninguno de los partidos para acabar con un 6-2 global a favor del equipo de Wenger. El último escollo volvió a ser un equipo francés, el Lens, pero la superioridad de un Arsenal que ansiaba el título de campeón venció al equipo galo con un 1-0 en la ida y un 2-1 en la vuelta para los ingleses. El Arsenal regresaba a una final europea.

La final se disputó el 17 de mayo en el Parken Stadion de Copenhague, Dinamarca. Un Arsenal con la vitola de favorito se veía las caras con el Galatasaray -quien eliminó a Bologna, Borussia Dortmund, Mallorca y Leeds United-. Porque aquel Arsenal debía lograr la Copa de la UEFA para demostrar que sus éxitos no se limitaban al ámbito nacional y olvidar la previa eliminación en Champions. Por plantilla, el Arsenal también era muy superior.

Wenger con sus jugadores ante de la tanda de penaltis de la final | Fuente: UEFA
Wenger con sus jugadores ante de la tanda de penaltis de la final | Fuente: UEFA

Seaman; Keown, Dixon (c.), Sylvinho, Tony Adams; Overmars, Vieira, Parlour, Petit; Henry, Bergkamp fue el once que dispuso Wenger en la final

Pero el cuadro otomano optaba a un sueño hecho realidad. Después de 90 minutos sin conseguir un gol ambos equipos se marcharon a la prórroga. El Arsenal tenía la presión de conseguir el título y esto jugó en su contra.

La prórroga finalizó de igual forma que el tiempo reglamentario, con el 0-0 en el marcador. La lotería de los penaltis dictaría sentencia en Copenhague para proclamar un campeón de la noche. La sorpresa ante el favorito. Y la moneda cayó del lado turco. De los tres penaltis lanzados por el Arsenal, solo Ray Parlour anotó el suyo mientras que Davor Suker y Patrick Vieira erraron. El Galatasaray no falló ninguna pena máxima convirtiéndose así en el primer equipo turco en ganar una competición europea.

El Galatasaray se proclama campeón de la Copa de la UEFA en Copenhague | Fuente: UEFA
El Galatasaray se proclama campeón de la Copa de la UEFA en Copenhague | Fuente: UEFA

Un final agridulce para el Arsenal que acabaría acabando la temporada sin ningún trofeo, más que la Community Shield conseguida a principios de temporada. Arsène Wenger falló en su primera prueba de nivel. 

La oportunidad de tocar el cielo

Aunque la gran noche de Wenger no llegó hasta seis temporadas después. Una noche de campeones. Dos temporadas antes, el Arsenal y Arsène Wenger habían hecho historia en la Premier League al ganar un título liguero sin perder un solo partido. Ahora los Gunners buscaban consolidar su proyecto en Europa. Y el camino hasta la final fue complicado.

El destino volvió a poner al Arsenal en el Grupo B, aunque esta vez ante rivales más asequibles. Acabó la fase de grupos como líder sin perder ningún partido y 16 puntos en el casillero. El Ajax acompañó al cuadro londinense a la fase final mientras que el Thun se marchó a la Copa de la UEFA y el Sparta Praga finalizó su andadura en Europa. 

En los octavos de final la fortuna de quedar como primeros de grupo no funcionó y el sorteo emparejó al Arsenal con el Real Madrid. El equipo blanco quedó segundo de grupo por detrás del Olympique de Lyon y el primer gran duelo de la Champions ya estaba servido. La ida en el Santiago Bernabéu regaló una noche mágica al cuadro británico. Un tanto de Henry en el minuto 47 hizo valer la clasificación. Porque en la vuelta, el 0-0 no se movió y el Arsenal eliminaba a uno de los favoritos a levantar la 'orejona'.

Henry y Zidane en los octavos de la Champions | Fuente: Getty Images
Henry y Zidane en los octavos de la Champions | Fuente: Getty Images

Los cuartos de final no fueron menos exigente y la Juventus era el rival a batir. La Vecchia Signora quería destronar al Milan como 'Rey italiano' en la Champions y Highbury Park fue la primera parada. El equipo de Wenger venció en la ida por 2-0 con los tantos de un joven Cesc Fàbregas y la gran figura de esta plantilla, Henry, héroe del Bernabéu. La vuelta en el Stadio delle Alpi prometía ser muy sufrida pero la gran solidez del Arsenal se tradujo en el 0-0 final y el pase a las semifinales.

La solidez del Arsenal hizo que el equipo de Wenger no sufriese en las vueltas 

Fue aquí donde el Villarreal también hizo historia. Ambos equipos se citaron en unas semifinales históricas. Pero el duelo cayó del lado inglés. En la ida, disputada en Londres, un solitario tanto de Touré dio ventaja al Arsenal en una eliminatoria que no estaba sentenciada. Y la vuelta así lo demostró. Con El Madrigal viviendo el partido más importante de la historia del Villarreal, vio como su ídolo y líder del equipo, Riquelme, erraba un penalti ante Lehmann para que el submarino amarillo no pudiese hacer ningún gol. De nuevo, el Arsenal se abonó al 0-0 y esperaba ansioso la final.

Lehmann pasó de héroe a villano en la Champions | Fuente: Getty Images
Lehmann pasó de héroe a villano en la Champions | Fuente: Getty Images

Había muchos elementos a interpretar en aquella final. Se disputó el mismo día que aquella final de la Copa de la UEFA, un 17 de mayo, aunque esta vez fue en el Stade de Francia, Saint-Denis, y el Barcelona era el rival de aquella noche. Además, ni Barcelona ni Arsenal habían perdido en aquella edición de la Champions League, llegaban invictos al partido. 

Dicen que el amarillo trae mala suerte y así fue como jugó el Arsenal de Wenger. El azulgrana de Rijkaard ante un color que ya trajo mala fortuna hace unos años en Copenhague. Sí, aquel Arsenal también vistió de marillo.

Equipo titular del Arsenal en la final de Saint-Denis | Fuente: UEFA
Equipo titular del Arsenal en la final de Saint-Denis | Fuente: UEFA

Lehmann; Eboué, Touré, Campbell, Ashley Cole; Gilberto Silva, Cesc Fàbregas, Pirès, Hleb; Ljunberg y Henry fueron los hombres elegido por Wenger en aquella final 

Arsène volvía a su país, jugaba a unos 500 km de su casa, en definitiva, quería salir victorioso aquella noche y escribir la historia del Arsenal con letras de oro. Y el partido comenzó convulso para el cuadro londinense. Lehmann fue expulsado a los 18 minutos de partido por derribar a Eto'o cuando este se encontraba solo frente a la portería. Esto obligó a Wenger a sustituir a Pirès por Almunia y jugar más de 70 minutos con diez futbolistas.

Pero se repuso del golpe y encontró el gol en el minuto 37. Fue Sol Campbell quien hizo el primer tanto de la noche después de que Henry botase una falta lateral. El zaguero inglés se elevó imponiéndose a todos en el área para hacer soñar a la afición Gunner. Y pese a ir con un futbolista menos, el Arsenal tuvo argumentos para verse campeón.

Lehmann fue el primer portero expulsado en un final de Liga de Campeones

Porque hasta que restaban quince minutos, el cuadro de Wenger aguantó y frenó a un Barcelona que necesitaba empatar. Eto'o fue quien devolvió a los azulgranas al partido con un gol en el minuto 76. El delantero camerunés batió a Almunia para hacer más superior que nunca al Barcelona de Rijkaard. Y la conclusión llegó cinco minutos después cuando en el 81, Belletti hizo el 2-1 final y de rodillas sobre el césped del Stade de France supo que era su equipo quien tocó el cielo y no el Arsenal de Wenger.

Eboué pugna un balón con Ronaldinho | Fuente: Getty Images
Eboué pugna un balón con Ronaldinho | Fuente: Getty Images

Año tras año, el Arsenal ha buscado redimirse en Europa pero sin ningún logro. Este último curso se quedó a las puertas de la final de la Europa League ante el Atlético de Madrid y el resultado no fue otro que la eliminación. Un sueño que se le escapó a Wenger y que ha obligado a despedirse de su afición sin el logro de un título tan importante. Si hubiera conseguido alguno de ambos títulos, hablaríamos de uno de los mejores equipos de la historia del fútbol inglés, por juego y hazañas. No solo eso, sino que desbancaría a uno de los mejores Barcelona, pero en el fútbol, la cuestión no es solo jugar bien. Y es que Europa quizás le deba una a Wenger y a sus jugadores. Quién sabe si ahora algún futbolista del Arsenal tendría un balón de oro en sus vitrinas. La historia del fútbol es caprichosa.


A continuación el resto de apartados que componen este serial:

Homenaje a Wenger

Homenaje a Wenger: Arsène… ¿Quién?

Homenaje a Wenger: un lustro fastuoso, renovación y títulos

Homenaje a Wenger: un relevo en medio de la sequía

Homenaje a Wenger: un final con más sombras que luces

Homenaje a Wenger: la Premier League, una montaña de arena

Homenaje a Wenger: invencibles, únicos e irrepetibles

Homenaje a Wenger: un imborrable legado copero

Homenaje a Wenger: Europa, su asignatura pendiente

Homenaje a Wenger: el estilo no se negocia

Homenaje a Wenger: amor y odio con la afición Gunner

Homenaje a Wenger: mucho más que un entrenador