Que la marcha de Arsène Wenger haya provocado tantas y tantas noticias de última hora no es solo por lo que ha sido como entrenador del Arsenal, sino por el legado que deja en el deporte a nivel general y en el fútbol inglés en particular. Apostó por ir a las islas siendo extranjero cuando aquello no era algo cotidiano. Se abrochó el traje de mánager para ser más que ese hombre que dirige desde la zona técnica y desarrolló, en definitiva, una institución a su imagen y semejanza. Creó una estructura que tenía su base en la cantera, a través de la cual sacaba dos importantes beneficios, uno competitivo y otro económico.

Porque la economía ha sido su otro fuerte además de lo táctico. Sus conocimientos sobre la materia le han forjado a ojos de muchos como un auténtico gurú de un mundo tan alejado pero, a la vez, tan relacionado con el fútbol. No son pocas sus referencias a este tema en las comparecencias de prensa cuestionado, a propósito, por unos periodistas que recalan en el que tienen más acerca para saber hacia dónde va el mercado. Incómodo por el transcurso que ha cogido el mismo en los últimos años, ha levantado polémicas con sus declaraciones, en las que ha mostrado una idea diametralmente opuesta de la que prevalece alrededor del deporte rey.

Wenger ha sido mucho más que un entrenador en el Arsenal, y lo ha sido también por su especial relación con los jugadores y por su aportación al desarrollo del fútbol inglés. Lo que ahora se toma como algo normal ya lo hizo él a su llegada al club. Las dietas, los nutricionistas y el control de la alimentación llegaron de su mano a un país en el que se tenía poca o ninguna consideración en el ámbito deportivo por la alimentación. En definitiva, merece la pena desgranar la cara menos conocida del hombre que deja el club al que le dio vida. El club al que le dio su vida.

Wenger posa con Hihgbury de fondo | Fotografía: Arsenal
Wenger posa con Hihgbury de fondo | Fotografía: Arsenal

Un faro. Un guía

Se podría decir sin miedo al error que con Arsène Wenger se va el último vestigio del fútbol antiguo. Si con la marcha de Sir Alex Ferguson ya se fue una parte del balompié de antes, la despedida del francés va a dejar un hueco imposible de rellenar a día de hoy. Diferente, único e irrepetible, el alsaciano fue un auténtico faro para los que han venido después. Un guía, adelantado a su tiempo, que ha marcado el camino del fútbol en Inglaterra. Aterrizando en las islas en 1996, su llegada coincidió con los primeros años de la Premier League, lo que le dio la posibilidad de participar en el desarrollo de la que probablemente es la mejor liga del mundo en cuanto a gestión. Pronto se vio que era alguien más que un simple entrenador de un conjunto como el Arsenal. Pronto se dieron cuenta que con Wenger había llegado un mánager.

Y es que, en un fútbol resultadista como el actual es muy difícil entender una visión diametralmente opuesta. Una idea que no se basaba en un marcador para decidir si alguien valía o no. Una perspectiva que no vinculaba la continuidad de un técnico a lo que sucediera inmediatamente sobre el terreno de juego. Hoy se entiende el fútbol como un aquí y ahora. Si ganas, vales. Si no, te vas. Es la cruda realidad. Un experimento de acción-reacción que no deja más que proyectos de entrenador por el camino. La constancia, la dedicación, el esfuerzo o el trabajo son términos pasados de moda. De otro tiempo. Posiblemente, del de Wenger.

Cuando Wenger llegó a Inglaterra, el 62 % de los entrenadores eran ingleses. En su último año, el porcentaje se redujo al 35 %

Un tiempo aquel bastante raro. La llegada del francés a Inglaterra no fue algo bien recibido por los aficionados a un deporte que veían en los clubes a entrenadores locales. Solo hay que desarrollar una comparación entre los foráneos de la temporada 1996/1997 y los del curso 2017/2018 para ver cómo ha cambiado la concepción de este deporte y cuánto mérito ha tenido Wenger en formar parte de ese cambio. En su primer curso, el francés fue uno de los 29 entrenadores que en algún momento ocuparon uno de los banquillos de los 20 equipos de Premier League. De ellos, 18, fueron ingleses, lo que deja un porcentaje del 62 %. Además, a ellos hay que añadir un irlandés, otro norirlandés y seis escoceses, prueba de que todo quedaba en las islas. Apenas Wenger, de Francia, y Gullit, técnico del Chelsea y nacido en Holanda, eran de fuera. En la actualidad, ese porcentaje se reduce al 35 %, pues solo doce de los 34 técnicos de la campaña que ha finalizado han sido ingleses. Hasta doce nacionalidades se han barajado: españoles, portugueses, alemanes, argentinos, italianos, franceses, ingleses, holandeses, croatas, escoceses, galeses y jamaicanos. Esas son las procedencias de los que se han ido estrechando manos en un mundo mucho más globalizado.

En lo que al Arsenal se refiere, Arsène Wenger puede presumir de haber aportado también su granito de arena. Por muchos es considerado el entrenador más influyente del conjunto londinense y, desde luego, atributos no les faltan. Formó parte del desarrollo de London Colney, la ciudad deportiva Gunner y una de las más prestigiosas a nivel mundial. Sus instalaciones, envidiadas por muchos grandes clubes, han visto desarrollarse a grandes jugadores que han terminado formando parte del primer equipo. Además de un terreno de entrenamiento propio, el técnico formó parte del desarrollo del Emirates Stadium. El Arsenal dejaba atrás Highbury, partía su historia, dejando atrás unos años maravillosos para dar inicio a otros mucho más prósperos, y Wenger volvió a tener un peso importante. El francés consiguió hacer un club a su imagen y semejanza y, tal y como ha comentado en alguna que otra ocasión, sin esa libertad, no se hubiera quedado tanto tiempo en Londres.

Wenger en el Emirates Stadium tras su construcción | Fotografía: Arsenal
Wenger en el Emirates Stadium tras su construcción | Fotografía: Arsenal

Wenger, el economista

Nada de todo lo realizado por el Arsenal en estos 22 años hubiera sido posible sin un buen sustento económico. Los conocimientos de Wenger sobre la materia dieron ventaja a un equipo que ha logrado sobrevivir en un panorama marcado por las carteras. De hecho, el proyecto del Emirates Stadium iba encaminado en ese sentido, pues duplicar la cantidad de espectadores respecto al antiguo Highbury produciría, a la larga, un sustento económico que sería suficiente para el club. Además, ha estado muy presente la gestión de las arcas por parte del francés. Y es que, solo basta con mirar su balance en cuanto a los fichajes para darse cuenta que Wenger sabía por dónde andaba.

Rescatando las cinco ventas más caras del equipo Gunner, se puede ver perfectamente cuál ha sido la tónica durante estas más de dos décadas: comprar barato y vender caro. El rédito económico que ha sacado de sus jugadores no ha pasado desapercibido y esta gestión ha sido utilizada como ejemplo en innumerables ocasiones. Desde la quinta venta más cara, la de Robin van Persie al Manchester United en 2012, se puede comprobar esta teoría. El holandés fue adquirido del Feyenoord por cuatro millones y medio de euros ocho años antes, mientras que fue transferido por 30,7. En total, un beneficio de 26 millones, o lo que es lo mismo, un +582%. En cuarto lugar se sitúa Cesc Fábregas, que además de ser uno de sus hombres más importantes sobre el césped, se convirtió en uno de los movimientos económicos por excelencia. El catalán llego del FC Barcelona en categoría de juvenil previo pago de 3,20 millones de euros. De nuevo ocho años más tarde regresó a la Ciudad Condal aunque, en esta ocasión, los del Camp Nou tuvieron que desembolsarse de 34 millones. Más de treinta de beneficio para un club que volvía a revalorizar a un jugador (+962 %)

En el pódium de ventas más caras se sitúa, en tercer lugar, la de Nicolas Anelka, la cual guarda ciertos paralelismos con la de Cesc Fábregas pero, en esta ocasión, en mucho menos tiempo. El francés llegó al Arsenal del Paris Saint Germain en 1997 tras el desembolso de 760.000 €. Apenas dos años más tarde el conjunto Gunner rentabilizaba la operación y sacaba un beneficio que ascendía al 4.505%, pues se deshacía de una gran figura tras recibir 35 millones por parte del Real Madrid. Menos se lucraron por el traspaso de Oxlade-Chamberlain en el presente curso. El Liverpool le dio al Arsenal 38 millones por un jugador que había desembarcado en Londres con 18 años tras el pago de 13,80 millones al Southampton. Fueron 24 millones de beneficio en torno a un futbolista de presente y futuro. Finalmente, y en el puesto más alto, está Marc Overmars, el holandés que llegó previo pago de siete millones y medio al Ajax y que se marchó dejando 32,5 millones de beneficio solo tres años más tarde. El FC Barcelona se deshizo de 40 millones, lo que le da ese honor en las filas Gunner. Otro 433 % de beneficio para las arcas de un club en el que sobresalen otras dos transacciones.

Y es que, tanto Gaël Clichy como Kolo Touré comparten protagonismo, al menos, en lo que al ámbito económico se refiere. El francés, que llegó como otro de los tantos jóvenes al Arsenal procedente del Cannes, dejó 7,3 millones de beneficio en el club. Pero no es esa la cifra más redundante, pues el 1.966 % de ganancia es lo que más llama la atención de un futbolista por el que se pagó 375.000 euros para luego venderlo al Manchester City por 7,75 millones. Mismo club que se hizo con el defensor costamarfileño. Tras llegar con 21 años al conjunto londinense procedente de un desconocido ASEC Mimosas de su país natal, Wenger logró rentabilizar a un futbolista que, además, es su cuarto hombre más utilizado sobre el terreno de juego. Los 185.000 euros que provocaron su llegada se quedaron cortos respecto a los 18,7 millones que pagó el conjunto Citizen en 2009. Un fruto del 10.008 % y que dejó 18 millones y medio en la institución Gunner.

Jugador Compra Venta Diferencia
Equipo Precio Equipo Precio Nominal Porcentual
Robin van Persie Feyenoord 4,5 mill. € Man. United 30,7 mill. € 26,2 mill. € 582 %
Cesc Fábregas FC Barcelona 3,2 mill. € FC Barcelona 34 mill. € 30,8 mill. € 963 %
Nicolás Anelka PSG 760.000 € Real Madrid 35 mill. € 34,2 mill. € 4.505 %
Oxlade-Chamberlain Southampton 13,8 mill. € Liverpool 38 mill. € 24,2 mill. € 175 %
Marc Overmars Ajax 7,5 mill. € FC Barcelona 40 mill. € 32,5 mill. € 433 %
Total beneficio nominal y media porcentual 147,9 mill. € 1.967 %

El Arsenal es el sexto club con más ingresos en 2018 con un total de 487,6 millones de euros

Con esto no extraña que el Arsenal sea uno de los equipos que mejor ranking tiene en el estudio realizado por Deloitte año tras año denominado Football Money League. En el mismo se clasifican los conjuntos en función de sus ingresos y ahí el club Gunner se sitúa en el sexto puesto en 2018, con 487,6 millones, por delante de PSG y solo superado por Manchester United y Manchester City como clubes ingleses, Real Madrid y FC Barcelona en España y Bayern Múnich en Alemania. Conseguir un nivel de ingresos de este calibre sin títulos de por medio es un verdadero logro, pues hay que tener en cuenta que todos los equipos, salvo el conjunto Citizen, que están por delante sí resultaron ganadores en alguno de los torneos que disputaban la pasada temporada. En definitiva, Wenger sigue fiel a una filosofía económica que se basa en tres puntos principales: cantera, fichaje de jóvenes talentos de otros equipos y confianza en estrellas consolidadas que buscan una segunda oportunidad.

El padre que todo futbolista desea

Muchos son los entrenadores que han marcado a las grandes figuras del fútbol y Wenger, como no podía ser de otra manera, también ha resultado clave en muchos de los jugadores que ha gestionado. Sin embargo, su caso es singular. Tras el anuncio de su marcha, una palabra se ha venido repitiendo, sobre todo entre los más jóvenes. Padre. El francés ha sido denominado como el progenitor futbolístico de muchas futuras estrellas que agradecen la confianza del alsaciano en ellos cuando nadie les conocía. Apostó por ellos y no se equivocó. O, al menos, pocas veces lo hizo. Con una receta que da prioridad al compromiso y el esfuerzo frente a la inmediatez, Wenger ha sido uno de los técnicos que más paciencia ha demostrado tener con los jóvenes Gunners. Con él han sido innumerables los futbolistas que han llegado al primer equipo y muchos los que se han convertido en una pieza fundamental en este deporte.

Patrick Vieira es el jugador con más partidos bajo las órdenes de Wenger

Hay muchos ejemplos, pero algunos son los que más llaman la atención. El primero y, posiblemente, el más importante para él es el de Patrick Vieira, un futbolista que llegó del Milan con 20 años para convertirse en el sexto jugador con más partidos en la historia del club y el que más ha jugado bajo las órdenes de su compatriota. Desde 1996 hasta 2005, el centrocampista formó parte de los años más gloriosos de la etapa de Wenger, algo que no fue una simple coincidencia. Otro que también formó parte de esa etapa fue Freddie Ljungberg, el sueco que jugaba en el Halmstad y en el que depositó sus ojos un técnico que le rescató cuando apenas tenía 21 años. Con 18 llegó Anelka al Arsenal, aunque en esta ocasión se habla más de un buen movimiento económico que futbolístico. 26 goles en sus 76 partidos con los Gunners quedan eclipsados por el montante económico anteriormente mencionado.

Vieira posa con el título del Arsenal de Los Invencibles | Fotografía: Arsenal
Vieira posa con el título del Arsenal de Los Invencibles | Fotografía: Arsenal

Siguiendo con los delanteros hay otro movimiento que marcó un antes y un después. Otro francés, en este caso Thierry Henry, llegó de la Juventus con 21 primaveras, tras no cuajar en Italia. Wenger le ofreció una segunda oportunidad y el ariete no decepcionó. Siendo el segundo jugador con más partidos bajo las órdenes del alsaciano y el máximo goleador de la historia del club, anotó la friolera de 227 goles en 371 partidos. Robin van Persie tampoco decepciona con sus cifras, pues el holandés consiguió 132 tantos en 280 encuentros con los Gunners, conjunto al que llegó con apenas 21 años.

Desde las categorías inferiores también se han desarrollado joyas que un día vieron la luz con Arsène Wenger. Posiblemente, la más recordada es la de Cesc Fábregas, futbolista en el que el técnico depositó toda su confianza creando uno de los primeros centrocampistas llegadores. Llegó con 16 años en lo que fue un acierto tanto deportivo como económico. Theo Walcott es otro de los que tiene un nombre en el club londinense. Procedente del Southampton con apenas 17 años, se ha convertido en el cuarto jugador con más partidos en la historia del club, además de haber marcado 108 goles en sus 399 partidos. Aún en la disciplina Gunner están Aaron Ramsey, Jack Wilshere y Héctor Bellerín. El primero arribó con 18 años y se ha convertido en un símbolo del club. Prometedor es también el segundo, aunque las lesiones le han lastrado tanto como al galés. Finalmente, Bellerín es uno de los que más deseos está despertando en el mercado. Sus irrupciones por banda son tan repentinas como su llegada y aclimatación al primer equipo. Fundamental, no se imagina un Arsenal sin él.

Ramsey posa con la última FA Cup conseguida por el Arsenal | Fotografía: Arsenal
Ramsey posa con la última FA Cup conseguida por el Arsenal | Fotografía: Arsenal

Una de las aportaciones más importantes de Wenger al fútbol inglés fue el cambio en la alimentación de los futbolistas

No obstante, hay un último aspecto que pone, si cabe, más en valor el paso de Arsène Wenger por el fútbol en general. Su idea del deporte dista mucho de la que había cuando llegó, algo a lo que no dudó en enfrentarse. La dieta de los jugadores no era la idónea y, desde luego, el lastre que debían soportar los propios futbolistas era muy pesado. Una nutrición basada en comida basura y alcohol desapareció del conjunto Gunner con la llegada del francés. En Inglaterra se veía como algo típico beber cerveza tanto antes como después de los encuentros, daba igual si el resultado era positivo o negativo. El mero acto de jugar un partido iba vinculado a beber pintas. Fue llegar Wenger al banquillo y, con él, un cambio de 180 grados en la dieta. El alcohol, el chocolate y el típico fish and chips daban paso a la carne, el pescado y las verduras, eje sobre el que se fundamentó la nutrición de los futbolistas. Además, con él llegaron especialistas en estas lides que, a la postre, resultaron ser fundamentales para seguir consiguiendo éxitos deportivos.

Lo que hizo Guardiola años más tarde y que también generó revuelo en el FC Barcelona ya lo había realizado Wenger en el Arsenal a su llegada en 1996. Lo que venía gestando Ferguson en su Manchester United fue añadido a la disciplina de un técnico que tuvo el arrojo necesario para mantenerlo cuando el fútbol ya iba por otros derroteros. Lo que había aportado el propio Wenger se marcha con él. Su forma de entender un club, de desarrollar una institución. Su manera de detectar futuras estrellas y su capacidad para hacerles llegar al más alto nivel también se irán para siempre. Wenger nunca más volverá al Arsenal, pero el Arsenal tiene que asegurarse no perder lo que un día adquirió de Wenger.


A continuación el resto de apartados que componen este serial:

Homenaje a Wenger

Homenaje a Wenger: Arsène… ¿Quién?

Homenaje a Wenger: un lustro fastuoso, renovación y títulos

Homenaje a Wenger: un relevo en medio de la sequía

Homenaje a Wenger: un final con más sombras que luces

Homenaje a Wenger: la Premier League, una montaña de arena

Homenaje a Wenger: invencibles, únicos e irrepetibles

Homenaje a Wenger: un imborrable legado copero

Homenaje a Wenger: Europa, su asignatura pendiente

Homenaje a Wenger: lo que pudo ser y no fue en Europa

Homenaje a Wenger: el estilo no se negocia

Homenaje a Wenger: amor y odio con la afición Gunner