El Real Betis llegaba al Sánchez Pizjuán envuelto en una de las mejores rachas de los últimos años. Con cuatro victorias consecutivas, los de Pellegrini se habían instalado en los puestos nobles de la tabla. Por su parte, el Sevilla acusaba un inicio de año cargado de minutos en las piernas y muchas decepciones en los últimos partidos. La eliminación copera y de Champions League de los de Lopetegui y las disputadísimas opciones de entrar en Europa League para los de Pellegrini ponían en valor la victoria en el derbi para ambos conjuntos.

Por ello, el partido se empezó a gestar en la libreta de los entrenadores de ambos equipos, que sorprendieron con sus onces iniciales. Pellegrini daba entrada a Víctor Ruiz, junto a Aissa Mandi, y a Borja Iglesias en punta de ataque entre sus elegidos, mientras que apostaba por Andrés Guardado en el doble pivote junto a Guido, para dejar a Canales en la media punta bien cerca del '9' bético. De esta forma, el Real Betis compareció con su habitual 4-2-3-1, con Fekir y Ruibal en las bandas, los habituales Emerson y Miranda en los laterales y con Joel Robles en portería. Por su parte, Lopetegui tuvo que esperar hasta última hora para conocer de qué hombres disponía para disputar el partido. Finalmente, pudo disponer de su once de gala y apostó por un 4-2-3-1 con Bono en portería, Koundé y Diego Carlos como pareja de centrales, Navas y Acuña en las bandas, Jordán y Fernando en el doble pivote, Suso y Ocampos en las bandas, En-Nesyri en punta de ataque y el Papu Gómez, como novedad, jugando en la media punta por primera vez desde su llegada a tierras sevillanas.

El transcurso del partido fue todo lo que se espera que sea un derbi. El valor de mercado, las aspiraciones ligueras y las dinámicas de ambos conjuntos quedaron relegadas a un segundo plano, mientras la garra y el coraje se postulaban como las mejores y únicas armas de ambos conjuntos. A partir de ahí, cada equipo se dedicó a hacer lo que mejor sabe: el Real Betis se hizo dueño del balón, tuvo mucha presencia en medio campo y se armó de paciencia para percutir entre la poblada defensa sevillista. Por su parte, los locales esperaban el error rival para lanzar una contra o un balón largo a espaldas de los centrales y alzarse así con la superioridad en el marcador. El guion fue ese mismo durante los noventa minutos que duró el encuentro. Pocas ocasiones, mucha igualdad y dos estilos enfrentados de tú a tú.

En un contexto como el descrito, suele decirse que el fútbol lo marcan los detalles, y eso fue lo que decantó el derbi sevillano. El primero estuvo en las manos, mejor, en el silbato, de Mateu Lahoz, que no sancionó como penalti una polémica jugada en el área sevillista poco después de comenzar el encuentro. Borja Iglesias, muy activo durante todo el partido, dispara con potencia desde fuera del área y Bono rechaza desde el verde el esférico, que queda suelto en el área. Canales, aprovechando el espacio abierto por el Panda al abandonar su posición, corre hacia el balón y mete la puntera antes de que Bono logre tocar el esférico, y después el meta derriba al cántabro en el área. Pero ni Mateu ni el VAR consideraron que la acción fuera suficiente para pitar la pena máxima.

En el área contraria si hubo mayor fortuna. El Sevilla esperaba un tropiezo de los verdiblancos para tener su ocasión y adelantarse en el marcador y así sucedió. En el minuto 27', Navas filtra un pase que se cuela entre la pareja de centrales béticos y posiciona a En-Nesyri frente a Joel Robles, que abandona su portería en busca del balón y permite así al marroquí regatear y disponer de espacio suficiente para disparar a portería con buen ángulo. 

El Real Betis siguió insistiendo y fue fiel a su plan inicial, aunque con menos fe en su juego, pues no conseguía inquietar la portería de Bono. La circulación de balón era lenta y el Sevilla, bien plantado en defensa, lograba desarticular cada intentona bética. Canales y Guardado cambiaron sus posiciones y el cántabro bajó a recibir el balón entre los centrales para tratar de mejorar la circulación del esférico pero el muro con el que se encontraban los atacantes béticos seguía siendo infranqueable. Por las bandas, ni Emerson y Miranda lograron encontrar el camino más allá de algún centro aislado que Fekir alcanzó a rematar en el área muy desviado de la portería contraria. La ayudas de Jordán y Fernando se tornaron fundamentales, mientras que Koundé ganaba una y otra vez la pelea en el área a Borja Iglesias, que tenía que bajar a recibir el balón fuera del área para lograr contactar con él.

La segunda parte siguió un guion parecido a la primera. A la poca inspiración de los hombres llamados a ser claves, se unió que, por primera vez tras muchos encuentros, el banquillo verdiblanco no estaba llamado a ser diferencial. Comenzó moviendo ficha Pellegrini en el 64', cuando retiró a Ruibal y a Guardado del terreno de juego para dar entrada a Juanmi y a Joaquín. Canales se situó definitivamente junto a Guido y Joaquín y Juanmi ocuparon ambas bandas y dejaron a Fekir en la posición del '10'. Pero las bandas seguían siendo terreno pantanoso para los verdiblancos y los recién ingresados no lograron percutir por ellas en todo el tiempo que estuvieron sobre el verde.

De hecho, la primera gran ocasión de la segunda mitad la generaron los locales, con la colaboración, de nuevo, de Joel Robles. En el 57', el meta bético erra en la salida de balón y regala el esférico al Papu Gómez, que la centra para Ocampos, que está solo esperando el balón en el costado opuesto, pero el atacante sevillista no logra cazar el esférico para el remate.

En el 67', justo después de que Rakitic y Oliver Torres entraran en el terreno de juego por un poco participativo Papu Gómez y un muy desgastado Suso, el Sevilla volvió a inquietar la meta de Joel. Rakitic arma el disparo en la primera ocasión que tiene con el balón en sus botas y el esférico sale lamiendo el poste de la portería bética.

A partir de ese momento, el Betis pareció venirse arriba y reencontrarse con el estilo de juego que le había permitido ganar encuentros anteriores, y encerró al Sevilla atrás. De hecho, logró materializar una de sus ocasiones por medio de Juanmi, pero el delantero se encontraba en posición antirreglamentaria en el momento en que recibe el balón.

Tras la entrada de Willian Carvalho y Álex Moreno en el terreno de juego por un fatigado Miranda y Guido Rodríguez, los verdiblancos fueron con todo arriba y dispusieron de las ocasiones más claras. La muralla sevillista seguía en pie y pese al cansancio y el paso de los minutos no vislumbraban los béticos los espacios. Por eso Fekir decidió probar fortuna desde fuera del área y logró así inquietar a Bono en el 77', que vio el balón marcharse desviado por muy poco.

En el 87', con todo el equipo volcado en ataque, Borja Iglesias dispone de una de las ocasiones más claras, cuando se planta frente a Bono tras un mal rechace de la zaga sevillista, pero su disparo lo rechaza Gudelj, provocando que rebote en el delantero bético y se marche hacia el fondo de la portería local. Diego Carlos, bien situado, despeja el balón cuando se disponía a sobrepasar la línea de meta.

Finalmente, cuando parecía que el partido iba a morir sin más sobresaltos para los locales, Fekir vuelve a cazar el balón cerca del área y sabedor de la complejidad de filtrar un balón para sus atacantes, se recorre la frontal en busca de un buen ángulo para el disparo y arma la pierna en cuanto lo visualiza, pero el balón se marcha desviado por muy poco, en la que sería la ocasión más clara para los visitantes del encuentro. Mateu Lahoz pita el final del encuentro una vez el balón sale del terreno de juego.

El conjunto verdiblanco abandonó el Pizjuán con el amargo sabor de la derrota, pero con la tranquilidad de haber jugado de tú a tú ante un rival superior en presupuesto y en la clasificación liguera. Los de Pellegrini no lograron sacarle partido a los últimos minutos del partido y los cambios, por primera vez en mucho tiempo, no mejoraron las prestaciones de los hombres titulares. Por su parte, los sevillistas volvieron a la senda de la victoria de la mejor manera, siendo fieles a su estilo. Un estilo rocoso, disciplinado y que no requiere grandes exhibiciones con el balón ni recurrentes ocasiones para hacer valer su superioridad en el marcador.

Tras el encuentro, el Real Betis se mantiene pese a la derrota en la 6º posición de la tabla, dos puntos por encima del Villarreal, que ganó su encuentro frente al Eibar, y a tres puntos de la Real Sociedad, que no logró imponerse al Granada en su campo. Por su parte, el Sevilla vuelve a la senda de la victoria y logra tres importantísimos puntos para consolidarse en la 4º posición y aventaja ya en seis puntos a la Real Sociedad, su principal perseguidor.