El 2016 acabó de manera poco ilusionante. El Submarino en aquel momento entrenado por Fran Escribá no lograba convencer a demasiada gente, ya que solamente tenía a su favor los resultados y no hay que olvidar que en el fútbol si las sensaciones no son buenas, tarde o temprano las cosas no acaban demasiado bien.
Irregular comienzo del año
Los primeros partidos del año 2017 no fueron lo esperado en el seno amarillo, cierto es que el primer encuentro fue un empate muy trabajado ante el Barça, que pudo ser una victoria si Messi no hubiera hecho el empate en una falta al final del encuentro. Lo cierto es que, tras este partido, el Submarino encadenó una racha de muchos empates y pocas victorias. El punto negro llegó con la humillante derrota ante la Roma en la Europa League por 0-4, un resultado que virtualmente dejaba fuera al conjunto amarillo del viejo continente a las primeras de cambio, este partido fue un punto de inflexión y a partir de este momento el Submarino fue a mejor.
Punto de inflexión
Tras la debacle en Europa, Escribá logró cambiar el rumbo logrando cuatro victorias en cinco partidos, algo que logró calmar un poco los ánimos. Desafortunadamente la racha acabó con dos duras derrotas en Gran Canaria y en casa ante el Eibar en un partido marcado claramente por una actuación de Ocón Arráiz que dejó mucho que desear.
Final de temporada para enmarcar
Los dos últimos meses del Villarreal fueron muy positivos, lo que justificó la renovación de Fran Escribá. El Submarino logró ganar cinco de los ocho partidos que disputó, consiguiendo además una victoria de prestigio en el Vicente Calderón o logrando imponerse en la última jornada en el derbi al Valencia. Gracias a este positivo final de liga, el conjunto amarillo consiguió certificar la sexta posición, algo que en algunos momentos de la temporada no se tenía tan claro.
Pretemporada nada ilusionante
El verano para el Villarreal no fue demasiado positivo, el Submarino no daba buenas sensaciones en los partidos y para colmo la seguridad defensiva, una de las señas de identidad del conjunto amarillo, tampoco parecía pasar por su mejor momento. Desde el entorno amarillo se insistía una y otra vez que el objetivo de estos partidos era que los jugadores cogieran el tono físico, pero realmente muy poca gente tenía confianza en estas palabras.
El comienzo de temporada sentencia a Escribá
El debut del Villarreal en el nuevo curso fue de todo menos esperanzador, el Submarino de manera estrepitosa en el derbi ante el Levante 1-0 en un partido en el que el conjunto amarillo estuvo totalmente ausente. Si decepcionante fue el primer encuentro, el siguiente en Anoeta se queda sin calificativos, el conjunto de Escribá cayó 3-0 en un encuentro que además significó la lesión de larga duración de Andrés Fernández. Todo el mundo pensaba que esa iba a ser la última vez que el técnico valenciano se sentara en el banquillo amarillo, pero la directiva decidió darle otra oportunidad en vistas que había un parón de selecciones de por medio.
Contra todo pronóstico el Villarreal reaccionó y logró encadenar tres victorias y un empate, pero esto fue un espejismo, ya que la derrota en Getafe por 4-0 significó el fin de la etapa de Escribá al frente del Submarino.
Llega el momento de Calleja
La directiva no dudó en absoluto de dar el timón del Submarino al técnico madrileño, hasta la fecha entrenador del filial. Lo cierto es que el cambio de rumbo del Villarreal fue total, Calleja además de obtener buenos resultados cambió el sistema de juego del conjunto amarillo, lo que otorgó un mayor nivel de juego y más control de los partidos.
Hasta el momento la etapa de Calleja se resume en dos partes, en la primera de ellas los números son incuestionables. Hasta la derrota liguera frente al Sevilla, el conjunto amarillo logró ganar seis encuentros, empatar cuatro y perder solamente uno. Posteriormente hubo una crisis tras el partido contra el conjunto hispalense en la que el Submarino tuvo pleno de derrotas en LaLiga Santander en el espacio de un mes, aunque sí que consiguió remontar la eliminatoria de Copa del Rey ante la Ponferradina. Afortunadamente, las dos victorias a domicilio por 0-1 en Balaídos y en Mestalla han hecho que la crisis se difumine y que el proyecto de Calleja siga adelante.