El fútbol hizo justicia con el rock and roll

Partido para el recuerdo el vivido en Anfield, con una victoria decidida en los últimos compases de partido entre dos serios candidatos a llevarse la Copa de Europa.

El fútbol hizo justicia con el rock and roll
Ganó en los últimos compases de encuentro el Liverpool. Fuente: Liverpool FC
franciscoarrieta
Por Francisco Arrieta Artigas

Había ganas de revancha en Anfield tras la derrota en la final de la UEFA Champions League el pasado curso, y el comienzo de la andadura Red en esta competición no podía empezar contra un rival de mayor entidad que la del que se le presentaba en la noche del martes. 

Reforzada a conciencia para iniciar un nuevo asalto al trofeo, la plantilla del Liverpool quería arrancar la Copa de Europa con una gran actuación contra uno de los ogros del torneo, el Paris Saint Germain de Neymar, Mbappé y Cavani

El once del conjunto local presentaba dos novedades llamativas a la par que incomprensibles, con la presencia en punta de ataque de Daniel Sturridge, el delantero inglés que no ha contado con demasiadas oportunidades ni fortuna en los últimos años, en detrimento del talentoso Firmino, que tan buen entendimiento ha demostrado con sus compañeros en el tridente de ataque Salah y Mané, pero que sufrió unas molestias en el choque contra el Tottenham del fin de semana.

Por otra parte, los dos fichajes del mercado estival llamados a fortalecer el centro del campo esperarían desde el banquillo, contando Klopp con Fabinho y Keita a su lado en el inicio de encuentro. 

Por parte de los parisinos, sorprendía la presencia de pivote defensivo del brasileño Marquinhos, cubriendo el hueco de Verratti

Y, por fin, daba comienzo el primer duelo entre serios candidatos a llevarse esta edición de la UEFA Champions League, en un escenario que se vestía de gala y entonaba el "You´ll never walk alone" a pleno pulmón, poniendo los pelos de punta a todo aficionado al deporte rey.

Arranca el show 

Balón en juego, el potencial de los dos equipos y la verticalidad de sus planteles comenzó a hacerse notar, con un PSG comandado por un Neymar que parecía enchufado, recibiendo lejos del área para crear él mismo la jugada en zona de creación, driblando contrarios a su antojo. 

Pero los locales no querían faltar a la gran cita, respondiendo a las virguerías del jugador carioca con centros a la zona de castigo, exigiendo a Areola desde el principio, mostrándose muy serio el portero galo.

El primer cuarto de hora fue un repaso de los pupilos de Klopp, que demostraron una mayor consistencia en sus ofensivas, obligando a la defensa francesa a mantener una concentración que les será necesaria si quieren llegar lejos en la Liga de Campeones. 

Cumplidos los 15 minutos, llegó la calma y un juego más pausado y compensado para ambos lados, con unos visitantes que jugaban su mejor baza en contras guiadas por Neymar y Mbappé, tratando de explotar su velocidad sin éxito. 

Mandaba calentar el míster germano a Alberto Moreno, Keita y Firmino, presumiblemente para anticipar su puesta a punto para una futura introducción de los mismos en el césped.

Salah y Mané intercambiaban posiciones para desconcertar a la defensa del PSG, buscando zafarse de sus marcas y encontrar nuevas asociaciones con los laterales de sus respectivos carriles.

Imprecisiones pero buenas intenciones en una primera media hora con un ritmo frenético, que desembocó en lo que parecía anunciado: la ruptura del empate. 

Centro que no conecta nadie desde la derecha, llega a la otra banda donde Robertson la cuelga al corazón del área donde Sturridge, el actor accidental del partido, remata al fondo de las mallas el primer tanto del encuentro. 

Neymar comenzó el encuentro con ganas. Fuente: Getty Images
Neymar comenzó el encuentro con ganas. Fuente: Getty Images

Inesperado protagonista que daba una estocada al equipo de la Ligue 1, que se veía obligado a remontar en su debut en esta edición de la Champions League en la que se les pedirá concluir con el trofeo entre sus manos. 

Y la vertiginosidad del Liverpool está creada para destrozar rivales, y Salah llegó con la idea de demostrar que su temporada pasada no fue una casualidad, de modo que tan solo cinco minutos después del gol Red, realizó una diagonal desde la derecha, introduciendo el balón en el área para un compañero, que fue derribado provocando un penalti para los locales. 

Milner, capitán y hombre de galones desde hace años, se encargaría de materializar el tanto con una definición de experto a la que Areola nada pudo hacer. 

Primera parte floja e indigna de un equipo con jugadores de la calidad de los del PSG, que se estaba viendo sometido por completo al rock and roll característico de Klopp, viendo como el bloque local entero imprimía una marcha más al juego ofensivo y transmitía una asombrosa seguridad ante las acometidas de los cracks del conjunto visitante. 

Con estos ingredientes, parecía llegarse al descanso, pero este guión no era suficientemente digno del partidazo que se estaba viviendo, con lo que, el PSG, recibió un regalo tras un centro desde la izquierda, en forma de rechace suave y manso de Robertson que cazó Meunier a la media vuelta, recortando distancias en el luminoso.

Indescriptible lo vivido en la primera mitad de uno de los partidos que más expectación había generado en esta primera jornada de Copa de Europa, con dos equipos peleando cada balón y aprovechando los fallos del contrario, buscando exprimir sus virtudes en cada minuto de juego, manteniendo una intensidad preciosa para el espectador. 

Digno de una final de Liga de Campeones, los primeros 45 minutos supusieron un constante vendaval ofensivo del Liverpool, contrarrestado por la calidad individual de los hombres de Tuchel, que ganaron credenciales para la segunda mitad con un despiste de los locales. 

Todo por decidir

La segunda parte traería un escenario con una presión más alta del equipo que iba detrás en el marcador, como era previsible, contestado con unas asociaciones más efectivas de los Reds, que no se amedrentaron pese a esta disposición de los parisinos. 

Llegaba el Liverpool a los aledaños del arco defendido por Areola, tanto que, en un disparo desde la frontal desviado por la defensa del PSG, le llegó el cuero en el área pequeña a Wijnaldum que chocó con el portero visitante y Salah introdujo dentro el balón repelido. 

Se anuló el tanto por falta del centrocampista del equipo de Klopp, pero vino a avisar de la mayor cercanía del 3-1 que del empate a dos. 

Desdibujado el vigente campeón francés que se veía sometido por el monólogo e intensidad imprimida por los ingleses que parecían contar con una marcha más en cada acción, en las que se imponían a los galos en cada esférico dividido, haciendo valer la diferencia de estado de forma entre los dos conjuntos.

Henderson completó un partido de mucho mérito. Fuente: Getty Images
Henderson completó un partido de mucho mérito. Fuente: Getty Images

Las bandas del equipo de Anfield, llamadas a tener una aciaga noche por la dificultad de sus pares en la marca (Neymar y Mbappé), decidieron saltarse el pretexto escrito, teniendo gran presencia en ataque, apurando línea de fondo sin tapujos y mostrando su personalidad tanto Alexander Arnold como Robertson.

Un desubicado centro del campo del PSG, favorecía la fácil recuperación del cuero por parte de los Reds, que buscaban hacer gala de sus potentes y rápidas transiciones tras robo de pelota, pisando área con pasmosa facilidad, vaticinando un tercer gol que se hacía de rogar.

Se le acababa el tiempo a un plano, espeso , falto de ideas, previsible y soporífero PSG, el cual estaba dejando mucho que desear y que mejorar si quiere afianzarse como un serio candidato al trono europeo. 

El fútbol, si algo tiene, es ese carácter imprevisible, esa magia de lo inesperado y, la UEFA Champions League, es la máxima exponencia de esas características únicas y especiales. 

No había cabida a lo normal y común en este vibrante choque que quedará en la retina de muchos, así que, como colofón a esta epopeya, apareció, quien si no, Kylian Mbappé, la próxima perla del fútbol mundial que es ya más presente que futuro, para introducir un balón que se coló en el área, con un disparo directo a la red para empatar contra todo pronóstico. 

Pero este desenlace, no ponía de manifiesto otra de las virtudes del deporte rey, como viene siendo la justicia que a veces imparte. 

Y este hecho llegaría, como no, en los minutos finales, convirtiendo al héroe parisino en villano, Mbappé, el cual perdió un balón cerca de su propio área por querer conducir, a lo que Roberto Firmino, suplente tras un golpe en su ojo, demostró que está para jugar al mejor nivel mediante su habitual pausa en el corazón del área, para cruzar un tiro al que Areola solo pudo estirare en balde. 

Victoria en el descuento de unos Reds que merecieron la victoria y protagonizaron unos 90 minutos completísimos y llenos de fútbol de alto voltaje, realizando su carta de presentación en un torneo que no quieren volver a dejar escapar. 

Destacaron los menos habituales, con unos Mané y Salah menos principales que de costumbre, imponiéndose Henderson y los laterales, teóricos puntos débiles del Subcampeón de Europa.

Los hombres de Tuchel demostraron que siguen necesitando tiempo de adaptación a los esquemas del técnico y que no pueden depender tanto de la producción ofensiva de su tridente, requiriendo una mayor presencia de un centro del campo que genera dudas acerca de sus capacidades para liderar el estilo de un equipo, carente de creadores de juego eficaces en la medular.