El Celta comenzó la temporada con un objetivo entre ceja y ceja, volver a disputar competición europea nueve años después. Llegados al mes de enero, al comienzo de este año 2016, ese objetivo parecía acercarse cada vez más. La afición veía que su sueño de volver a ver fútbol europeo en Balaídos se iba convirtiendo poco a poco en realidad. A medida que avanzaban las jornadas el Celta no bajaba el nivel y seguía firme en su deseo de lograr la ansiada clasificación. No importaba el rival ni el campo en el que se jugase, que los pupilos de Berizzo no abandonaban su estilo tan característico de presión y mimo del balón. Así hasta que se llegó al mes de mayo, en el que el equipo selló su pase a la Europa League. Un sueño cumplido para muchos, incluso jugadores de la casa que habían vivido de pequeños partidos históricos en Balaídos desde la grada y que ahora podrán vivirlos en primera persona. Además, mientras se peleaba por la clasificación a Europa, el Celta fue avanzando eliminatorias de la Copa del Rey, hasta llegar a la semifinal, dejando constancia de la seriedad de este equipo, que sorprendió a todos en un final de temporada digna de enmarcar.

Inicio de año trastabillado

Después de una primera vuelta fantástica, en la que el equipo llegó a estar incluso en puestos de Champions durante varias jornadas, el Celta empezó el año con algo de dudas y con el turrón pasando factura en los resultados, al menos en lo que a la liga se refiere. El típico bajón de rendimiento que el equipo suele tener a comienzos de año, en esta ocasión se alargó algo más. A los malos resultados, también acompañó un peor rendimiento, dado esta vez por la baja de Nolito, que se hizo notar y mucho en el equipo. Baja a la que se sumó la salida de Augusto Fernández, también clave en el bajón del equipo. Sin él, al Celta le costó hacerse con el dominio de los partidos y concedió más espacios atrás. Una salida que el equipo intentó resolver fichando a Marcelo Díaz. El jugador chileno que llegó del Hamburgo, vino lesionado y la parroquia celeste tardó algo más de un mes en verlo vestido con la zamarra celtiña. Una vez pudo disputar sus primeros minutos, se vio en él un gran jugador capaz de hacer olvidar a Augusto, pero le falló la regularidad. Mezcló excelentes partidos con otros en los que ni se le veía, por eso no terminó de asentarse como titular. Además en el mes de enero el Celta también incorporó a sus filas a Claudio Beauvue, a quien no se pudo ver mucho por la grave lesión que sufrió en el mes de abril ante el Betis.

En la Copa, sí

El Celta fue de menos a más en la primera mitad del 2016

Al mal inicio de año en la liga, le acompañó uno bueno en la Copa del Rey. El Celta solventó sin problemas la eliminatoria ante el Cádiz, y se plantó en los cuartos de final. Esperaba como rival el todopoderoso Atlético de Madrid del Cholo Simeone. Fue aquí cuando Berizzo decidió centrarse más en la competición copera viendo que en la liga el equipo guardaba cierta ventaja respecto al séptimo clasificado, que marcaba la zona de clasificación a Europa. Berizzo quiso regalar a la afición celeste la ilusión de poder llegar lejos en esta competición, en la que el equipo mostró su mejor cara. Una decisión que generó que le lloviera más de una crítica, sobre todo cuando cayó en Vallecas por tres goles a cero ante el Rayo, al sacar un equipo plagado de suplentes. Pero sacrificar un par de puntos el liga le sirvió para lograr la gesta ante los colchoneros, en una eliminatoria que el celtismo tardará en olvidar. Los hombres de Berizzo salieron al Calderón en el partido de vuelta con un cero a cero en la ida a morder. Sin importar el escenario ni el rival que tenían enfrente salieron a por todas desde el minuto uno. Y esa garra se reflejó en el resultado final. 1-3, y el Celta se colaba en las semifinales. Contra el Sevilla, en el último paso antes de la final, el equipo mostró la misma cara, pero en esta ocasión no pudo obrar la gesta. Aún así la afición agradeció el esfuerzo de todo el equipo y recordó aquellos años en los que el Celta siempre llegaba lejos en esta competición.

Los jugadores del Celta celebran el segundo gol ante el Atlético. Imagen: EFE.
Los jugadores del Celta celebran el segundo gol ante el Atlético. Imagen: EFE.

Un final de ensueño

Con Nolito recuperado y Wass en plan estelar, el equipo recuperó su mejor cara y cerró una temporada de ensueño que quedará grabada en la retina de los celtistas durante varios años. El Celta volvió a su mejor versión y los resultados acompañaron. Clave de ello fue el papel de Daniel Wass, al que Berizzo adelantó algo su posición, interviniendo así en labores defensivas, pero también de ataque. De esta forma, el equipo ganó en llegada al área rival. Cambio que hizo que el Tucu Hernández retrasara un poco su posición, donde también rindió a un gran nivel. Le costó a Berizzo encontrar una solución para la salida de Augusto, pero cuando lo hizo el equipo volvió a funcionar, y mejor que nunca. Una vez más el Toto Berizzo demostró saber sobreponerse a las bajas importantes, reinventándose sistemas de juego y readaptando a jugadores. El Celta con un buen final de temporada cumplió su objetivo y el sueño de muchos celtistas. El Celta volvería a pasearse por las principales plazas europeas y a lo grande.

Con Europa en el bolsillo

El final de temporada fue como una interminable fiesta de celebración épica. Como un éxtasis eufórico por conseguir un objetivo peleado durante diez años. Europa le debía algo al Celta, y el conjunto de Berizzo se cobró esa deuda sin intereses, pero con el disfrute de quien consigue algo inesperado, y merecido. Una dulce sorpresa, una fiesta mayúscula en la Plaza Camelias de Vigo (con rap improvisado de Bongonda y Guidetti) y una invitación a una plaza europea que haría las delicias de cada aficionado.

Los últimos partidos de la temporada transcurrieron entre guirnaldas y globos de colores. Una derrota inmerecida en San Mamés, como costumbre, una victoria sin chispa ante el Málaga y una imagen celeste ante el Atlético en casa de quien su cabeza pensaba más en la gloria conseguida que en disputar el partido. Nada reprochable, el club había conseguido más de lo que se esperaba de él, no solo por su clasificación en la liga (sexto en la tabla al término de la competición), sino por su juego desplegado durante toda la temporada, donde los periodistas y aficionados rivales se deshacían en elogios. Hubo que esperar a la final copera para saber cuándo se finalizaban las vacaciones, pero el Barcelona venció al Sevilla y el Celta entró directamente en la liguilla de la Europa League.

El Celta se clasificó para competiciones europeas diez años después

Con los deberes hechos, notas de sobresalientes y con la cabeza puesta en la siguiente temporada, los jugadores se fueron de vacaciones. No hubo días de asueto para los directivos, que veían como dos figuras clave de su desarrollo futbolístico abandonaban el club. El primero Nolito, jugador clave y mejor persona que partía rumbo a Manchester después de numerosos rumores, la mayoría infundados. Miguel Torrecilla abandonaba el frío Vigo hacia la cálida Sevilla, para convertirse en director deportivo del Betis. Con ello, la directiva tenía trabajo que hacer, y había que ponerse cuanto antes.

Los pupilos de Miñambres...y de Berizzo

No tardo mucho el Celta de Vigo en encontrar un sustituto idóneo al salmantino, ese fue Felipe Miñambres. Anterior director deportivo del Rayo Vallecano, decidió dar un salto a su carrera y aceptar el duro cargo (y la dura sombra) que había dejado durante cinco años Torrecilla. Su gestión empezó con división de opiniones, se buscaron grandes jugadores, de postín, y jóvenes figuras que se forjasen en el seno celeste, tanto en el primer equipo como en el filial. El primero en llegar fue José Naranjo, grandísimo jugador para Segunda División pero sin fuelle para Primera, como viene demostrando. El siguiente fue Álvaro Lemos, canterano deportivista que había deslumbrado como lateral en el Lugo durante media temporada. Fichajes no ilusionantes pero sí con proyección de futuro.

Pero Berizzo quería más. Necesitaba más. Algo que no pudo cumplir la directiva celeste y que causó (y causa) más de un dolor de cabeza al técnico argentino. Sonaron rumores en la portería, Berizzo exigió un portero, y no lo consiguió. Necesitaba un extremo para ocupar el hueco dejado por Nolito, y llegó Pione Sisto, anhelo de los celestes desde hace un par de temporadas y que por fin se firmó. Necesitaba un central y llegó Facundo Roncaglia, muy del gusto del míster. Necesitaba un número diez, un mediapunta total, ese jugador que te ofrece en bandeja el último pase, y sonaron mil nombres. Adam Ljajic estuvo fichado pero esos "flecos" finales impidieron ver su calidad en la liga española. Dennis Praet fue el segundo recurso, pero la Sampdoria estuvo más listo y se llevó a su casa al fino belga. Katai fue un culebrón final, pero tanto Estrella Roja como el Celta hablaron distintos idiomas, y acabó rumbo al Alavés. Al final llegó Giuseppe Rossi, experimentado futbolista pero con graves problemas de ritmo y lesiones.

Un inicio de temporada flojo

El Celta no empezó la temporada 2016/17 de la mejor manera. En el primer partido liguero, ante el Leganés, el equipo dejó muy malas sensaciones y acabó perdiendo en Balaídos 0-1. Se vio un equipo espeso. Un conjunto lento en ataque, muy errático en el pase y flojo en defensa. La siguiente jornada tampoco iba a ser fácil. El equipo visitaba el Santiago Bernabéu, uno de los estadios de La Liga española en los que es más complicado puntuar. El Celta perdió el partido 2-1, pero el equipo dejó buenas sensaciones en cuanto a juego. Le plantó cara al Real Madrid y perdió por la mínima. Llegaba la tercera jornada de liga y a los de Berizzo les tocaba recibir en Balaídos a otro de los grandes: el Atlético de Madrid. El conjunto celeste volvió a dejar muy malas sensaciones como en el debut liguero ante el Leganés y acabó goleado 0-4 por los rojiblancos. Tres partidos y tres derrotas para los vigueses. Resultados que empezaban a mosquear a una parte de la afición.

Tras esta mala racha llegaba el primer partido de Europa League en Lieja ante el Standard. Fue un partido flojo de ambos equipos y el partido acabó 1-1. Para colmo, el Celta tampoco fue capaz de ganar en El Sadar en la siguiente jornada liguera (0-0) y la victoria se seguía resistiendo. La primer victoria del equipo no llegó hasta el 21 de septiembre ante el Sporting de Gijón. El equipo no dejó buenas sensaciones y ganó con un gol de penalti de Aspas en el minuto 87. Sin embargo, los tres puntos dieron confianza e equipo y llegaron tres victorias más consecutivas. El Celta ganó 0-2 ante el Espanyol con dos goles en el descuento y ganó en casa ante Panathinaikos en la segunda jornada de Europa League, pero el primer gran partido del equipo en esta temporada fue en la séptima jornada en casa ante el Barça de Luis Enrique. El equipo ganaba 3-0 en el descanso y acabó ganando el partido 4-3 ante el vigente campeón de liga.

El Celta ha hecho un final de temporada irregular

En la siguiente jornada el equipo volvió a dar signos de su irregularidad. Visitó El Madrigal y el Villarreal le endosó un 5-0 que dejó muy tocado al equipo. Entre semana recibía al Ajax en Balaídos y no pudo pasar de empate. Volvían las dudas la semana antes del derbi ante el Deportivo de La Coruña. El 23 de octubre a las 12 de mediodía se jugaba el derbi gallego. Ninguno de los dos equipos llegaba muy bien pero el Celta volvió a demostrar que tiene calidad para sacar mejores resultados de los que estaba sacando y goleó al Depor en el derbi (4-1). La primera mitad en Las Palmas de Gran Canaria también fue una exhibición. 0-3 ganaban los de Berizzo en el descanso, pero el equipo se dejó empatar el partido en los últimos 45 minutos y el encuentro acabó 3-3.

El inicio de temporada 2016/17 de los celestes ha sido muy irregular

La irregularidad estaba mermando al conjunto de Berizzo. Al equipo le estaba costando mucho encadenar victorias de manera consecutiva. La siguiente semana el Celta visitó el Amsterdam Arena, donde perdió 3-2 jugando con un equipo repleto de suplentes. Además, en la siguiente jornada de Europa League el Celta empató en casa ante el Standard de Lieja. Esto hacía que el equipo no dependiese de ellos mismos en la última jornada, en la que visitaría Grecia para enfrentarse a Panathinaikos. Si el Standard ganaba al Ajax, el Celta debía ganar al equipo griego por un gol más que los belgas. Los celestes ganaron 0-2 en Grecia, mientras que el Standard empató en casa ante el Ajax. De esta manera los celestes se clasificaban para dieciseisavos, en los que se enfrentarán al Shakthar Donetsk.

En liga consiguieron ganar en casa ante Valencia y Granada, pero fuera de casa perdió 1-0 ante el Eibar, empató ante el Betis 3-3 y salió derrotado de San Mamés, 2-1, después de ir ganando 0-1 hasta el minuto 81. Roncaglia cometió un penalti, fue expulsado, lo transformó Aduriz y en el último minuto de partido San José hizo el gol de la victoria. Además, en la jornada anterior el Celta había caído derrotado 0-3 ante al Sevilla pese a hacer un buen partido. Por lo que respecta a la Copa del Rey, los de Berizzo ganaron 0-1 en La Nueva Condomina ante el UCAM Murcia y 1-0 en la vuelta en Balaídos. En octavos se enfrentarán al Valencia de Prandelli, que está pasando por una etapa complicada.

Ahora al conjunto celeste le depara un 2017 en el que tiene como deberes conseguir ser más regular en liga para mirar los puestos europeos en la clasificación e intentar seguir pasando de ronda en Europa League y a Copa. En definitiva, el 2016 ha sido un año glorioso para el equipo vigués. Han vuelto a Europa y han sido de los equipos que mejor fútbol han practicado de La Liga. Los aficionados del Celta esperan que el 2017 sea igual o mejor que este 2016.

Anuario VAVEL Celta 2016: jugador a jugador

Sergio Álvarez, el portero cuestionado
Hugo Mallo, el amo de la banda derecha
Andreu Fontàs, el central que se sintió futbolista otra vez
Marcelo Díaz, la irregularidad
Nemanja Radoja, la solvencia en el centro del campo
Theo Bongonda, nueva temporada, nuevo rol
Tucu Hernández, el motor
John Guidetti, un 'killer' mediático
Iago Aspas, héroe sin capa
Pione Sisto, la flecha celeste
Claudio Beauvue y su mala suerte con las lesiones
Rubén Blanco, un canterano consagrado
Fabián Orellana, el poeta que sigue maravillando a Balaídos
Álvaro Lemos, fichaje con tintes gallegos
José Naranjo, una perla sin minutos
Daniel Wass, polivalencia en su máximo exponente
Jonny Castro; medio año de cal, medio de arena
Sergi Gómez, el central que creció con el equipo
Carles Planas, el reemplazado
Gustavo Cabral, un pilar en la zaga celeste
Josep Señé, un jugador con futuro
Facundo Roncaglia, un comodín defensivo
Giuseppe Rossi, en busca de minutos
Nolito, la estrella que se fue para crecer en un grande