El Real Madrid saltó al césped del Gran Canaria con las ideas bastante claras, presionando muy arriba e intentando morder desde el principio. No obstante, los amarillos fueron con valentía y quisieron salir con la pelota jugada en los primeros instantes, aunque con dificultad. Eso sí, las primeras ocasiones claras fueron de los blancos, siendo Kroos primero y Morata después los encargados de probar a Javi Varas. Parecía que Zidane tenía bastante estudiado el partido y sabía lo que quería para que los amarillos no encontrasen comodidad suficiente para desarrollar su juego. A pesar de esos primeros fogonazos, el conjunto madridista dejó de presionar en cierto momento de los primeros compases, como guardando fuerzas.

Las Palmas quería ponerle personalidad, pero le estaba faltando velocidad para poder hacer daño de verdad. Aun así, los jugones canarios del medio campo estaban apareciendo, asociándose y sumando para el colectivo. Además, la defensa de Setién también surtía efecto, llegaban a todas e impedían que los jugadores del Madrid pudiesen encontrar espacios. En ese sentido, David García se convirtió en el buque insignia de la zaga amarilla, estando omnipresente en muchas de las primeras internadas blancas en el área insular.

Las Palmas empieza a aparecer, aunque…

Los amarillos comenzaron a asomarse por el área del Madrid con más y más normalidad, consiguiendo poner en aprietos a la defensa blanca. Poco a poco, los hombres de Setién se hicieron con el dominio de la posesión y Jonathan Viera tomó los mandos de la nave canaria para hacer trabajar a los de Zidane. Un pase picadito del de La Feria dejó a Tana solo ante Casilla, pero el veinticuatro no fue capaz de pegarle con fuerza. Ésta había sido la mejor llegada de la UD hasta el momento y eso hizo levantar a la grada.

A pesar de todo, cuando mejor estaba Las Palmas, una contra fulgurante de Nacho iba a poner distancias en el marcador. El hoy lateral izquierdo se internó en el área de Varas, chutó y el sevillano estuvo atento para despejar, aunque la pelota le quedó muerta a un Asensio que metió muy bien la cabeza para poner el primer gol del partido. Los merengues ya habían avisado con varias contras en las que sólo el último pase les había impedido derribar el muro amarillo, pero estaba claro que este Real Madrid no perdona tanto.

Otra vez, Tana

Tocaba remar una vez más, pero la valentía de Las Palmas era muy evidente y tenía que salir recompensada de alguna manera. Era notable la personalidad de los amarillos, quitándole la pelota a todo un Real Madrid y jugando al toque. En una jugada en la que los blancos regalaron el balón, la UD empezó a enlazar y a construir con inteligencia.

De esa manera, la pelota le llegó a Momo con mucho espacio para ponerla, centró y un defensa madridista despejó, pero Tana estuvo atento con la caña para controlarla, recortar con mucha sangre fría y pegarle con el alma para batir a Casilla. El canterano encontró el premio que los grancanarios llevaban tiempo mereciendo. Tana controló y con sangre fría recortó para empatar La primera parte fue muriendo con una UD que seguía con ganas de desmelenarse. Los canarios iban a por todas y eso se notaba, aunque el peligro del Madrid se mantenía y era evidente. A pesar de las circunstancias, Las Palmas aguantó defendiéndose con la pelota y, ante todo, siendo fiel a su estilo ante un rival de enjundia como el que tenía delante.

Todo sigue igual

Tras el descanso y con las pilas un poco más cargadas, Las Palmas volvió al verde con una idea bastante similar a la vista en la primera parte. Lo cierto es que a los de Setién les costó iniciar el partido, pero con el paso de los minutos se hicieron dueños del partido, algo que en el arranque de la segunda mitad se mantuvo. Sin embargo, la mala suerte se hizo patente en forma de lesión, y es que Jonathan Viera se rompió de nuevo hasta el punto de tener que pedir el cambio de forma inminente. El de La Feria se fue ovacionado, pero bastante molesto.

Al Madrid le estaba costando construir y sus contras habían desaparecido por momentos, aunque Gareth Bale hacía temblar a la defensa amarilla con cada intento de meterse en el área. Las Palmas estaba un poco más cómoda y se sentía superior. Los grancanarios jugaban sin prisas y con tranquilidad, el resultado era lo de menos porque le beneficiaba y mucho. Todo estaba saliendo a la perfección aun sabiendo que el peligro del Madrid podía llegar en cualquier momento y circunstancia posible.

Las Palmas estaba pesada y Benzema fusiló

Zidane se vio obligado a recurrir a Benzema, teniendo que sacrificar a Asensio. El técnico francés ponía toda la carne en el asador porque su equipo lo necesita. De hecho, el ariete blanco sólo necesito unos segundos para tocar su primera pelota, aunque ésta fue en un rechace en el área en el que apenas pudo actuar. Los amarillos parecían exhaustos, pero creyeron cuando fue necesario hacerlo En ese sentido, el juego se había volcado del lado del Madrid, ya que Las Palmas parecía un poco rota y bastante cansada. Los merengues empezaban a tirarse al cuello de su rival.

Con esa circunstancia, una buena jugada bien elaborada por el Madrid iba a poner en jaque a la defensa amarilla. Kroos filtró perfectamente la pelota y Cristiano Ronaldo, que apenas había tenido incidencia en el juego, remató fuerte, pero Varas despejó la pelota y ésta cayó muerta a un Benzema que no perdonó. El galo fusiló la meta grancanaria e hizo buena la idea blanca de volcarse en busca de su segundo tanto.

A pesar de todo, Las Palmas resistió

El partido estaba muy poco a favor de Las Palmas, y es que los amarillos estaban muy desgastados tras una semana en la que tres partidos eran una losa tremenda. El cansancio era evidente en hombres como Tana, Roque o Livaja, y eso se traducía en pocas llegadas al área y tranquilidad del Real Madrid. Sin embargo, en una de las pocas llegadas, Las Palmas se alió con la suerte de forma asombrosa para respirar. El Zhar sacó un centro que fue muy desviado, pero Tana creyó y llegó. El argentino la puso en el área, Vicente cabeceó para buscar la pared y la encontró con Araujo; el ex de Boca se dirigió a Casilla, disparó y en el rechace encontró petróleo, mandando la pelota al fondo de las mallas para llevar la locura al Estadio de Gran Canaria.

Petróleo de la nada

Las Palmas aguantó como un jabato y encontró en una de sus pocas llegadas al área el tanto que le da para llevarse un punto ante un rival como el Real Madrid. Isco pudo aguar la fiesta con un cabezazo rondando el 94, pero la suerte estaba del lado amarillo hasta el punto de que El Zhar tuvo una última oportunidad en la que Casilla salió bien parado. Tras eso, el pitido final hizo que el Estadio estallara de júbilo con un grito de tranquilidad.

A Las Palmas le faltaron fuerzas, le sobró cansancio, pero creyeron hasta el final y se hicieron con un punto que sabe a gloria. Día para el recuerdo.